Signos y síntomas
Al tratarse de una infección cutánea, el único signo visible del molusco contagioso es la presencia de pequeñas protuberancias, de forma redonda y del color la piel, rosa o blanco en la superficie de la piel. Estas protuberancias tienen la parte central llena de un pus blanco y ceroso que contiene el virus y es posible que brillen y que tengan un aspecto perlado.
Los moluscos empiezan como granos diminutos, aproximadamente del tamaño de una cabeza de alfiler, y luego crecen a lo largo de varias semanas, convirtiéndose en protuberancias de mayor tamaño que pueden alcanzar el volumen de un guisante grande o el de las gomitas de borrar adosadas al extremo de algunos lápices. A menudo se forma una pequeña hendidura (u hoyuelo) en la parte superior del nódulo, de ahí que se diga que los moluscos son "umbilicados".
Los moluscos pueden aparecer de forma aislada, como una sola protuberancia, o en grupos, racimos o filas. Se pueden dar en casi cualquier parte de la piel, pero en los niños suelen aparecer en el pecho, el estómago, los brazos (incluyendo las axilas), las piernas, la ingle, el área genital y la cara.
En los adolescentes y los adultos que mantengan relaciones sexuales, las protuberancias se suelen localizar en el área genital o en la cara interna de los muslos. En contadas ocasiones, se desarrollan moluscos alrededor de los ojos o de la boca.
La mayoría de la gente desarrolla entre 1 y 20 moluscos. No suelen ser dolorosos, pero pueden empezar a picar, enrojecerse, hincharse, doler e infectarse, sobre todo si la persona afectada se los rasca.
Diagnóstico
El pediatra es probable que reconozca el molusco contagioso a simple vista, observando la erupción. Es posible que envíe al paciente a un dermatólogo, un médico especializado en enfermedades cutáneas.
En contadas ocasiones, el pediatra o el dermatólogo extraerá una muestra de la protuberancia (sea a través de una biopsia o rascando el área de la piel infectada) para observar las células al microscopio y confirmar que se trata de un molusco.