Terapéutica

Espina bífida

Los futuros padres tal vez puedan saber si su bebé tiene espina bífida realizando algunos estudios prenatales. El análisis de alfafetoproteína (AFP) es un análisis de sangre que se realiza entre las semanas 16 y 18 del embarazo. Este análisis mide cuánta AFP, producida por el feto, ha pasado al torrente sanguíneo de la madre.…


Diagnóstico

Los futuros padres tal vez puedan saber si su bebé tiene espina bífida realizando algunos estudios prenatales.

El análisis de alfafetoproteína (AFP) es un análisis de sangre que se realiza entre las semanas 16 y 18 del embarazo. Este análisis mide cuánta AFP, producida por el feto, ha pasado al torrente sanguíneo de la madre. Si la cantidad es elevada, tal vez se vuelva a hacer el análisis para asegurarse de que el resultado sea correcto. Si el segundo resultado es elevado, podría significar que el bebé tiene espina bífida. En este caso, se realizarán otros análisis para comprobar y confirmar el diagnóstico.

En la mayoría de los casos de espina bífida abierta, los médicos pueden ver la malformación en las ecografías prenatales. La amniocentesis también puede ayudar a determinar si el bebé tiene espina bífida. Se inserta una aguja a través del vientre de la madre hasta el útero para recolectar líquido que se analiza en busca de AFP.

En general, la espina bífida oculta no se detecta hasta que el niño ha nacido. En estos casos, para diagnosticar la afección, los médicos hacen una ecografía en los bebés pequeños (menos de 3 meses). En el caso de bebés mayores, y para confirmar los resultados en los bebés de pocos meses, los médicos recurren a una resonancia magnética (MRI) o una tomografía computada.

Tratamiento

El tratamiento de la espina bífida depende de su gravedad. Como la espina bífida puede afectar a distintos sistemas del organismo, como los sistemas nervioso y esquelético, los niños tal vez necesiten el apoyo de un equipo de profesionales de la salud. Este equipo puede incluir médicos (como neurocirujanos, urólogos y cirujanos ortopédicos), terapeutas físicos y ocupacionales, y trabajadores sociales.

Los bebés con espina bífida oculta quizás no necesiten ningún tratamiento, a menos que la médula espinal esté anclada. El anclaje puede provocar problemas más tarde (durante los estirones de crecimiento). Por eso es necesario desanclar la médula espinal del tejido que la rodea con una operación. Después de la operación, los bebés no suelen tener problemas de salud a largo plazo, pero tal vez necesiten otra cirugía más adelante durante la niñez si la médula espinal vuelve a anclarse.

Los bebés con un meningocele necesitan una cirugía para volver a colocar la meninges en el organismo y cerrar el orificio de las vértebras o el cráneo. Esto se suele hacer en los primeros meses de vida.

Los bebés con un mielomeningocele necesitan una cirugía entre 1 y 2 días después del nacimiento para proteger la zona expuesta y el sistema nervioso central, y para impedir que estas zonas se infecten. Si el mielomeningocele se detecta en las primeras etapas durante el embarazo, se puede operar al feto para corregir la malformación durante la semana 25 del embarazo. Durante la cirugía, los médicos liberan la médula espinal de la piel, empujan la médula espinal nuevamente a su lugar y cierran la abertura.

Los bebés con hidrocefalia también necesitan cirugía para liberar la acumulación de líquido alrededor del cerebro. Esto puede requerir un procedimiento de ventriculostomía endoscópica del tercer ventrículo o un procedimiento de derivación:

  • Durante una ventriculostomía, se hace una pequeña abertura en la parte inferior del tercer ventrículo (uno de cuatro ventrículos del cerebro) para permitir que el líquido salga del cerebro.
  • Durante un procedimiento de derivación, se coloca un tubo delgado dentro del cerebro para drenar el exceso de líquido hacia el abdomen, donde el organismo puede absorberlo.

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