El COF de Castellón ha celebrado recientemente un taller de cosmetovigilancia al que han acudido una serie de colegiados para formarse sobre la cosmética y sus reacciones. Se trata de una iniciativa de la Vocalía Nacional de Dermofarmacia con la que se pretende que las farmacias estén vigilantes y comuniquen cualquier reacción anormal por un producto cosmético.
La cosmetovigilancia es una disciplina que los asistentes al taller desconocían, pero de la que han aprendido y ya conocen cuales son las reacciones adversas más comunes a los cosméticos o cuándo debe el farmacéutico notificar un caso a la Agencia Española del Medicamento. El encuentro está dirigido por María Latasa, vocal de Dermofarmacia del ICOFCS.
La idea es que los ciudadanos se hagan conscientes de que el farmacéutico puede aconsejar cuando se sufra una reacción a unos cosméticos, pues está formado para eso sea cual sea la reacción: irritaciones, ardor o picores, o más frecuentes como dermatitis de contacto irritativa, acné cosmético o urticaria.
Cualquier producto cosmético puede producir reacciones, y también que las fragancias y los conservantes son los principales causantes.