Terapéutica

¿Cómo se diagnostica el cáncer de hígado?

Si usted presenta algunos de los signos y síntomas de cáncer de hígado, su médico tratará de determinar si se deben a cáncer de hígado o a alguna otra causa. Su médico hará preguntas sobre sus antecedentes médicos para determinar los factores de riesgo y obtener más información sobre sus síntomas. Además, su médico hará…

Si usted presenta algunos de los signos y síntomas de cáncer de hígado, su médico tratará de determinar si se deben a cáncer de hígado o a alguna otra causa.

Antecedentes médicos y examen físico

Su médico hará preguntas sobre sus antecedentes médicos para determinar los factores de riesgo y obtener más información sobre sus síntomas. Además, su médico hará un examen para detectar signos de cáncer de hígado y otros problemas médicos, probablemente prestará atención especial a su abdomen y examinará su piel y la parte blanca de sus ojos para saber si presenta ictericia (color amarillento).

Si los síntomas y/o los resultados del examen físico sugieren que usted pudiera tener cáncer de hígado, probablemente se realizarán otras pruebas. Estas pruebas pudieran incluir estudios por imágenes, pruebas de laboratorio y otros procedimientos.

Estudios por imágenes

Los estudios por imágenes utilizan rayos X, campos magnéticos u ondas sonoras para obtener imágenes del interior de su cuerpo. Los estudios por imágenes se realizan por un número de razones, incluyendo:

  • Ayudar a encontrar áreas sospechosas que pudiera ser cancerosas

  • Para ayudar a diagnosticar el cáncer de hígado

  • Para ayudar a un médico a guiar una aguja de biopsia en un área sospechosa con el fin de tomar una muestra

  • Saber cuán lejos se podría haber propagado el cáncer

  • Para ayudar a guiar ciertos tratamientos en el hígado

  • Ayudar a determinar si el tratamiento ha sido eficaz

  • Para identificar una posible recurrencia del cáncer

Se puede realizar uno o más de los estudios siguientes en personas que tienen (o que pudieran tener) cáncer de hígado.

Ecografía

Con frecuencia, la ecografía es el primer estudio que se emplea para examinar el hígado.

La ecografía (ultrasonografía) usa ondas sonoras para crear una imagen en una pantalla de vídeo. Un pequeño instrumento llamado transductor emite ondas sonoras y recoge los ecos cuando rebotan contra los órganos. Una computadora convierte el eco en una imagen en blanco y negro. Este estudio puede mostrar masas (tumores) que están creciendo en el hígado, las cuales entonces pueden someterse a prueba para determinar si son cancerosas, si es necesario.

Este estudio es muy fácil de realizar y en él no se utiliza radiación. En la mayoría de los exámenes de ecografía, usted simplemente se acuesta en una mesa mientras el transductor (en forma de varita) se mueve alrededor de la piel sobre la parte del cuerpo bajo estudio. Generalmente, se lubrica primero la piel con gel.

Tomografía computarizada

La tomografía computarizada (computed tomography, CT) es un estudio de radiografía que produce imágenes transversales detalladas de su cuerpo. Una CT del abdomen puede ayudar a identificar muchos tipos de tumores del hígado. Puede proporcionar información precisa sobre el tamaño, forma y posición de cualquier tumor que se encuentre en el hígado o en cualquier lugar en el abdomen, así como de los vasos sanguíneos adyacentes. Las tomografías computarizadas se usan también para guiar con precisión una aguja de biopsia a las áreas en las que se sospecha hay un tumor (biopsia con aguja guiada por tomografía computarizada). Si resulta que usted tiene cáncer de hígado, se puede hacer también una CT del tórax para detectar una posible propagación del cáncer a los pulmones.

El tomógrafo computarizado que se utiliza para este estudio consiste en un anillo similar a una rosca (dona) grande, con una camilla estrecha que se encuentra en la abertura central. Usted tendrá que acostarse inmóvil sobre la camilla mientras se realiza el examen. Las tomografías computarizadas toman más tiempo que las radiografías convencionales, y usted puede sentirse un poco confinado por el anillo mientras se toman las fotografías.

Para este estudio, se le podrá solicitar que beba aproximadamente entre 1 y 2 pintas (entre medio y un litro) de un contraste oral. Esto ayuda a delinear el intestino, a fin de que determinadas áreas no puedan confundirse con tumores. También es posible que le apliquen una vía intravenosa mediante la cual se le inyecte una clase diferente de contraste (contraste IV). Esto ayuda a delinear mejor las estructuras en su cuerpo. La inyección puede causar cierto enrojecimiento y sensación de calor. Algunas personas son alérgicas y les da urticaria o raras veces otras reacciones más graves como dificultad para respirar y baja presión arterial. Asegúrese de decirle al médico si alguna vez ha tenido alergias o una reacción a cualquier material de contraste utilizado para los rayos X.

Si su médico sospecha que usted podría tener cáncer de hígado, puede que se le haga un conjunto de CT de su abdomen antes de recibir el contraste IV. Otros grupos de estudios se pueden entonces realizar en los próximos minutos a medida que el contraste pasa a través del hígado y otras partes del cuerpo. Estos grupos de estudios (conocidos en conjunto como CT multifase, de 3 fases, o de 4 fases) pueden a veces ayudar a distinguir a un tumor benigno de uno maligno.

Imágenes por resonancia magnética

Al igual que la tomografía computarizada (CT), las imágenes por resonancia magnética (magnetic resonance imaging, MRI) proveen imágenes detalladas de los tejidos blandos del cuerpo. Sin embargo, la MRI utiliza ondas de radio e imanes potentes en lugar de rayos X. Se absorbe la energía de las ondas radiales y luego se libera en un patrón formado por el tipo de tejido corporal y por ciertas enfermedades. Una computadora traduce el patrón en una imagen muy detallada de las partes del cuerpo.

Cuando se utiliza una MRI para descubrir tumores de hígado, se pueden tomar varios conjuntos de imágenes. Después de tomar el primer conjunto de imágenes, se inyecta en una vena un material de contraste, llamado gadolinio, para mostrar con más claridad los detalles. Luego se toman otros grupos de imágenes en los próximos minutos a medida que el contraste pasa a través del hígado y otras partes del cuerpo. Esto se conoce como MRI de 3 fases, de 4 fases o MRI dinámica potenciada con agentes de contraste.

Las imágenes por resonancia magnética pueden ser muy útiles para observar los tumores de hígado. En ocasiones se puede distinguir un tumor benigno de uno maligno. También se pueden usar para examinar los vasos sanguíneos que están en o alrededor del hígado, y pueden ayudar a mostrar si el cáncer de hígado se ha propagado a otras partes del cuerpo.

Las imágenes por resonancia magnética pueden ser un poco más incómodas que las tomografías computarizadas y a menudo toman más tiempo. A usted lo colocan dentro de un tubo angosto que lo restringe y que puede ser molesto para las personas que sienten angustia al estar en lugares cerrados (claustrofobia). En cambio, a veces se pueden usar las máquinas de MRI especiales que son más abiertas, aunque la desventaja de estas máquinas consiste en que posiblemente las imágenes no sean tan claras. La máquina de MRI también produce un zumbido y ruidos de chasquido que pueden resultar incómodos. En algunos lugares se ofrecen tapones para los oídos con el fin de bloquear este ruido.

Angiografía

Una angiografía es un estudio radiológico para examinar los vasos sanguíneos. Se inyecta un medio de contraste o tinte en una arteria para delinear los vasos sanguíneos mientras se toman las radiografías. La angiografía se puede usar para mostrar las arterias que suplen sangre a un cáncer de hígado, lo que puede ayudar a los médicos a decidir si un cáncer se puede remover y a ayudar a planear la operación. Además, se puede usar para ayudar a guiar algunos tipos de tratamientos no quirúrgicos, tal como embolización (lea la sección “Terapia de embolización para cáncer de hígado”).

La angiografía puede causar molestias porque se tiene que insertar un pequeño catéter (un tubo hueco y flexible) en la arteria que conduce al hígado para inyectar el tinte. Usualmente el catéter se coloca en una arteria en su ingle y se guía hasta la arteria del hígado. Usted necesitará permanecer inmóvil mientras se coloca el catéter. Se suele administrar un anestésico local para adormecer el área antes de insertar el catéter. Luego se inyecta rápidamente el tinte para delinear todos los vasos mientras se toman las radiografías.

Además, la angiografía se puede hacer con un explorador de CT (angiografía por CT) o un explorador MRI (angiografía por MRI). Estas técnicas se usan a menudo en lugar de la angiografía por rayos X porque pueden proveer información sobre los vasos sanguíneos en el hígado sin la necesidad de un catéter en la arteria. Usted necesitará una vía intravenosa para que el tinte de contraste pueda ser inyectado en el torrente sanguíneo durante el estudio por imágenes.

Gammagrafía ósea

Una gammagrafía ósea puede ayudar a detectar cáncer que se ha propagado a los huesos (metástasis). Por lo general, los médicos no ordenan este estudio para personas con cáncer de hígado a menos que haya síntomas, tal como dolor de hueso, o si existe una probabilidad de que usted reúna las condiciones para un trasplante de hígado para tratar su cáncer.

Para la primera prueba, se inyecta una pequeña cantidad de material de baja radiactividad en la vena (IV). La sustancia se asienta en las áreas dañadas de los huesos de todo el esqueleto en el transcurso de un par de horas. Luego, usted se acuesta sobre una mesa durante aproximadamente 30 minutos mientras una cámara especial detecta la radiactividad y crea una imagen del esqueleto.

Las regiones de cambios activos en los huesos aparecen como "puntos radiactivos" en el esqueleto, esto significa que estas áreas atraen la radiactividad. Estas áreas pueden sugerir la presencia de cáncer, pero otras enfermedades de los huesos pueden producir el mismo patrón. Puede que se necesiten otros exámenes como radiografías regulares o imágenes por resonancia magnética (MRI), o incluso una biopsia de hueso para saber qué es lo que causa cualquier punto radiactivo.

Para más información sobre los estudios por imágenes, lea nuestro documento Estudios por imágenes (radiología).

Otras pruebas y procedimientos

Se pueden ordenar otros tipos de pruebas si su médico cree que usted podría tener cáncer de hígado, pero los resultados de los estudios por imágenes no son concluyentes.

Laparoscopia

En este procedimiento, un médico inserta un tubo delgado y con una fuente de luz conectado a una pequeña cámara de vídeo en su extremo a través de una pequeña incisión (corte) en la parte frontal del abdomen para examinar el hígado y otros órganos internos (algunas veces se hace más de un corte). Este procedimiento se hace en la sala de operaciones (quirófano). Habitualmente, usted se encontrará bajo anestesia general (en un sueño profundo), aunque en algunos casos puede que sea sedado (estará somnoliento) y se adormecerá el área de la incisión.

La laparoscopia puede ayudar a planificar la cirugía u otros tratamientos, y puede ayudar a los doctores a confirmar la etapa (extensión) del cáncer. Si es necesario, los médicos también pueden insertar instrumentos a través de incisiones para extraer muestras de biopsia que luego se observan con un microscopio para hacer o confirmar el diagnóstico de cáncer.

La laparoscopia usualmente se hace en un centro de tratamiento ambulatorio. Debido a que el cirujano sólo hace una pequeña incisión para introducir los tubos, usted no debe sentir mucho dolor después de la cirugía. Usted podrá regresar a casa después de que se recupere de la anestesia.

Biopsia

Una biopsia es la extracción de una muestra de tejido para ver si es cáncer. Algunas veces, la única manera de confirmar la presencia de cáncer de hígado es haciendo una biopsia y observando la muestra con un microscopio.

Sin embargo, en algunos casos los médicos pueden estar bastante seguros de que una persona tiene cáncer de hígado basándose en los resultados de los estudios por imágenes, tal como una CT y una MRI. En estos casos, puede que no sea necesario realizar una biopsia. A los médicos les preocupa que colocar una aguja en el tumor o afectarlo de cualquier otra forma sin extirparlo totalmente pueda ayudar a que las células cancerosas se propaguen a otras áreas. Ésta es una preocupación principal si un trasplante de hígado pudiera ser una opción para tratar de curar el cáncer, ya que cualquier propagación del cáncer pudiera ocasionar que la persona sea inelegible para un trasplante. Por esta razón, algunos expertos recomiendan que los pacientes que podrían ser candidatos para trasplantes solo se hagan las biopsias en el centro donde se realizará el trasplante.

Si es necesaria una biopsia, se puede realizar de varias maneras.

Biopsia con aguja: se coloca una aguja hueca a través de la piel en el abdomen hasta llegar al hígado. Antes de introducir la aguja, se adormece primero la piel con anestesia local. Se pueden usar agujas de diferentes tamaños.

  • Para realizar una biopsia por aspiración con aguja fina (fine needle aspiration, FNA), se succionan células tumorales en una aguja muy delgada con una jeringa.

  • Una biopsia por punción con aguja gruesa usa una aguja un poco más grande para obtener una muestra más grande.

Existen ventajas y desventajas con ambos tipos de biopsias con aguja. Por lo general, la FNA puede confirmar un cáncer, aunque algunas veces no provee suficiente información para asegurar el tipo de cáncer. Algunos médicos prefieren una biopsia por punción con aguja gruesa en lugar de una FNA, ya que provee una muestra más grande, y por lo tanto, más información sobre el tumor. Sin embargo, el riesgo de complicaciones es menor con la FNA, especialmente cuando los tumores están cerca de los vasos sanguíneos grandes.

El médico puede usar una ecografía o una CT para guiar la aguja hacia el tumor. En este método, el médico va avanzando lentamente la aguja mientras verifica su posición con uno de estos estudios por imágenes. Cuando las imágenes muestran que la aguja se encuentra en el tumor, se extrae una muestra y se envía al laboratorio para analizarla con un microscopio.

Biopsia laparoscópica: las muestras de la biopsia también se pueden tomar durante una laparoscopia. Esto le permite al médico observar la superficie del hígado y tomar muestras de áreas que parezcan anormales.

Biopsia quirúrgica: en algunos casos, no se obtiene una muestra de biopsia hasta que se hace la cirugía para tratar el tumor. Durante una operación quirúrgica se puede hacer una biopsia incisional (extracción de un pedazo del tumor) o se puede hacer una biopsia escisional (extracción del tumor en su totalidad con algo de tejido normal del hígado adyacente). No obstante, puesto que los médicos a menudo prefieren conocer el tipo exacto de tumor antes de la cirugía, se pueden usar con frecuencia otros tipos de métodos de biopsia.

Para más información sobre las biopsias y cómo se realizan, lea nuestro documento disponible en inglés Testing Biopsy and Cytology Specimens for Cancer.

Pruebas de laboratorio

Es posible que su médico ordene pruebas de laboratorio por un número de razones:

  • Para ayudar a diagnosticar el cáncer de hígado

  • Para ayudar a determinar qué pudo haber causado su cáncer de hígado

  • Para saber cuán bien está funcionando su hígado, lo que puede influir en los tipos de tratamientos que usted puede recibir

  • Para obtener una idea de su estado de salud general y cuán bien están funcionando sus otros órganos, lo que también puede influir en qué tipos de tratamientos usted puede recibir

  • Para saber cuán bien está funcionando el tratamiento

  • Para identificar signos de que el cáncer ha vuelto a aparecer después de un tratamiento

Análisis de sangre de la alfafetoproteína (AFP)

La AFP es una proteína que normalmente se encuentra en altos niveles en la sangre de los fetos, pero los niveles bajan poco tiempo después del nacimiento. Los niveles en la sangre de los adultos pueden subir a causa de enfermedad hepática, cáncer de hígado, u otros tipos de cáncer.

Si los niveles de AFP son muy altos en alguien con un tumor en el hígado, esto puede ser un signo de que el cáncer de hígado está presente. Sin embargo, debido a que el cáncer de hígado no es la única razón de los altos niveles de AFP y muchos pacientes con cáncer de hígado en etapa inicial tienen niveles normales de AFP, esta prueba no es muy útil para determinar si una masa hepática podría ser cáncer.

Esta prueba a veces puede ser útil en las personas que han sido diagnosticadas con cáncer de hígado. El nivel de AFP puede ayudar a determinar qué tratamiento podría ser una opción. Durante el tratamiento, se puede usar la prueba para ayudar a dar una idea de cuán bien está funcionando el tratamiento, ya que el nivel de AFP debe bajar si el tratamiento es eficaz. La prueba también se puede usar después del tratamiento para identificar posibles signos de que el cáncer ha regresado (recurrido).

Otros análisis de sangre

Pruebas de la función hepática (LFTs): debido a que el cáncer de hígado a menudo surge en los hígados que ya han sufrido daños por hepatitis, cirrosis, o ambas, los médicos necesitan saber en qué estado se encuentra su hígado antes de comenzar con su tratamiento. Una serie de análisis de sangre pueden medir los niveles de ciertas sustancias en su sangre que muestran cuán bien funciona su hígado.

Si la parte de su hígado que no está afectada por el cáncer no está funcionando bien, es posible que usted no pueda someterse a una cirugía para tratar de curar el cáncer, ya que la cirugía podría requerir que se extirpe una gran parte de su hígado. Éste es un problema común en las personas con cáncer de hígado.

Pruebas de coagulación de la sangre: el hígado también produce proteínas que ayudan a que la sangre se coagule cuando usted tiene sangrado. Un hígado dañado puede que no produzca suficientes de estos factores de coagulación, lo que pudiera aumentar su riesgo de hemorragia. Es posible que su médico ordene análisis de sangre, tales como tiempo de protrombina (PT) para ayudar a evaluar este riesgo.

Pruebas de hepatitis viral: su médico puede ordenar análisis de sangre para detectar hepatitis B y C.

Pruebas de la función renal: a menudo se realizan pruebas para medir la cantidad del nitrógeno de urea en la sangre (BUN) y los niveles de creatinina para evaluar cuán bien funcionan sus riñones.

Recuento sanguíneo completo: esta prueba mide los niveles de glóbulos rojos (los cuales transportan el oxígeno por todo el cuerpo), glóbulos blancos (los cuales combaten infecciones) y las plaquetas (las cuales ayudan con la coagulación de la sangre). Además, provee una idea de cuán bien está funcionando la médula ósea, donde se producen nuevas células sanguíneas.

Pruebas químicas de la sangre y otras pruebas: las pruebas químicas de la sangre verifican los niveles de un número de minerales y otras sustancias en la sangre, algunos de los cuales podrían estar afectados por el cáncer de hígado. Por ejemplo, el cáncer de hígado puede aumentar los niveles de calcio en la sangre, mientras puede disminuir los niveles de glucosa en la sangre. A veces, el cáncer de hígado también puede aumentar los niveles de colesterol. Por lo tanto, también se verificará el nivel de colesterol en la sangre.

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