El 26% de los medicamentos de las subastas andaluzas, sin suministro

Una de las cuestiones más criticadas de las subastas de medicamentos de Andalucía es la continua situación de desabastecimiento que se produce. Esta realidad no solo se produce al inicio de cada edición de las subastas hasta que se ajustan los stocks, sino que es algo endémico y permanente y, en estos momentos, podría alcanzar hasta el 26% de los medicamentos subastados en algunas provincias.

Según los datos de la Junta de Andalucía, actualmente se encuentran vigentes un total de 477 selecciones de fármacos correspondientes a las sextas, séptimas, octavas y novenas subastas. De ellas, al menos la cuarta parte, en concreto el 26,6% se encuentran en situación de falta para toda o parte de Andalucía. En concreto, en Jaén, su cooperativa más representativa, Jafarco, ha señalado un total de 127 medicamentos subastados de los que no tiene existencias.

Esta situación afecta de forma más o menos habitual a todas las compañías ya que hasta 21 laboratorios se encuentran listados por esa distribuidora en las faltas de esta semana. No obstante, de entre todas las empresas que surten de medicamentos a los andaluces a consecuencia de las subastas, Aurobindo es, con mucho, la que más desabastecimientos produce. Es cierto que la compañía tiene también un alto porcentaje de adjudicaciones (102 de las 477, un 21%), pero la realidad es que al menos en Jaén, es protagonista de más del 50% de las situaciones de falta que se producen en los mayoristas.

Aurobindo da falta en el 63% de sus adjudicaciones

Es más, la firma de origen indio da falta en Jaén en más del 63% de los medicamentos que debería suministrar. En concreto, 65 de los 102 que tiene adjudicados presentan, según Jafarco, problemas de suministro.

Otras compañías afectadas por los desastecimientos son Aristo Pharma, Aurovitas, Rambaxy, KRKA, VIR o Accord, aunque eso sí en menor proporción que Aurobindo.

La Junta de Andalucía siempre se ha agarrado a los datos de la Agencia Española de Medicamentos (Aemps) sobre desabastecimientos para asegurar que lo que se dice de la situación en la región no es cierto y que ese desabastecimiento es habitual en otros medicamentos. La cuestión es que la Aemps recibe las comunicaciones para elaborar sus listados, como explica la propia agencia, “bien por las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas, cuando las detectan, o bien por los titulares de la autorización de comercialización del medicamento”. Y, lógicamente, en este caso, no hay interés en hacerlo por ninguna de las partes que podrían pasar esa información.

Esa falta de suministro sitúa a las farmacias en una posición de indefensión ya que hasta que no se certifica la existencia de un desabastecimiento generalizado no se autoriza a la dispensación de una alternativa y las farmacias tienen la incertidumbre de si cobrarán o no. Pero es mucho más relevante el perjuicio al que se somete al paciente, por los cambios continuos de tratamiento al que se somete, así como la poca confianza que pone en un medicamento que no está disponible frecuentemente y de forma habitual.