El planteamiento de que España cuente con un organismo de evaluación de la eficiencia de las tecnologías sanitarias (EETS) ha sido una constante en los últimos años. El Hispanice ha sido una demanda de múltiples profesionales e instituciones, así como se ha recogido en los programas electorales de los principales partidos políticos para las elecciones del pasado 23 de julio. Ahora, desde Funcas, por parte de Félix Lobo, Juan Oliva y José Vida se ha puesto encima de la mesa una propuesta organizativa completa.
Esta propuesta viene a dar continuidad a dos análisis previos en los que se ha analizado desde diferentes perspectivas el sistema de evaluación de medicamentos en nuestro país. En el primero de ellos se realizó una aproximación crítica a la evolución y situación actual de la EETS en España y en el segundo se profundizó en la “(des) organización administrativa que rige en España en la EETS”.
Ahora lo que hacen es proponer una entidad que sea la que posea las competencias de EETS, pero no entran a definir los procesos que deberían regir su funcionamiento. Para llevarlo a cabo, han desarrollado un análisis de la situación existente en los países de nuestro entorno y plantean que el foco de esta entidad pueda abarcar los medicamentos, sumarle las tecnologías sanitarias o, incluso llegar a incluir las políticas y estrategias sanitarias.
La propuesta plantea dar los pasos en dos fases. Una primera, que podría ser inmediata ya que no requiere de una modificación legal, sería crear una Oficina de Evaluación de la Eficiencia de los Medicamentos (OEEM), como órgano funcionalmente independiente adscrito a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), que se centraría en los medicamentos; pero el objetivo más ambicioso y con vistas al medio y largo plazo, supondría la creación de la Comisión Nacional de Evaluación en el Ámbito de la Salud (CNEAS), una autoridad administrativa independiente, con personalidad jurídica propia, que evaluaría las tecnologías y políticas públicas sanitarias y que ostentaría una independencia total respecto de los ámbitos de decisión. Cualquiera de las dos sería compatible con la continuidad de la Red de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones (RedETS), según explican los autores de la propuesta.
A lo largo del documento se analizan aspectos relativos a la regulación, el régimen de funcionamiento, la configuración funcional, la estructura interna, así como se definen diferentes características que podrían tener el personal técnico y el personal directivo. Igualmente, se abordan aspectos como el régimen de los medios materiales: contratación pública, patrimonio y gestión presupuestaria o la planificación, transparencia, participación, control y rendición de cuentas.
Una cuestión clave para la propuesta es que tanto la OEEM como la CNEAS deberían ser unas entidades independientes, operativas, que cumplan con los principios de Buen Gobierno, que observen un alto grado de exigencia metodológica y cuenten con medios suficientes. Este y otros aspectos relevantes se resumen en un ‘Decálogo de una organización de evaluación de la eficiencia de medicamentos y tecnologías sanitarias’ que los autores han elaborado y que resume los puntos clave a cumplir por una organización dedicada a la evaluación de la eficiencia de medicamentos y tecnologías sanitarias.
Nicolas Gonzalez Casares: