La Federación Internacional de Farmacia ha lanzado una nueva serie de recomendaciones para desarrollar el papel del farmacéutico en la atención sanitaria a prestar ante catástrofes y desastres naturales que requiera la participación de estos profesionales.
“Tener un plan local de respuesta a desastres y emergencias y participar en capacitación en preparación se encuentran entre siete recomendaciones para los farmacéuticos formuladas en una nueva declaración de política de la FIP sobre el papel de los farmacéuticos en la gestión de desastres y emergencias” asegura la entidad internacional, en el documento publicado este viernes.
“Los desastres y las emergencias han ido en aumento, y es probable que la complejidad y gravedad de sus impactos aumenten debido a factores como el cambio climático, los desplazamientos, los conflictos, la urbanización rápida y no planificada, los peligros tecnológicos y las emergencias de salud pública”, asegura Sylvain Grenier, presidente de la Sección de Farmacia Militar y de Emergencia de la FIP y copresidente del comité de políticas de la FIP que desarrolló la declaración.
En ese sentido Grenier recuerda de los farmacéuticos “desempeñan un papel fundamental para garantizar que las personas tengan acceso a medicamentos y suministros médicos esenciales durante desastres y emergencias”.
A través de esta nueva declaración, la FIP actualiza las recomendaciones del plan de 2017. En esta nueva redacción, el organismo internacional enfatiza que la planificación y preparación continuas son esenciales y exige que se utilice la experiencia de los farmacéuticos en todas las fases de la gestión de desastres y emergencias: mitigación de riesgos, preparación y respuesta y recuperación. Los gobiernos y los responsables políticos deberían garantizar que los farmacéuticos con experiencia relevante formen parte de los ministerios y de las estructuras permanentes de protección civil tanto a nivel local como nacional, afirma la federación.
La declaración también hace recomendaciones para las asociaciones profesionales de farmacia y las instituciones académicas, incluso sobre el desarrollo de capacidades y la investigación de la práctica farmacéutica durante emergencias, respectivamente.