Elecciones. La vida esté llena de ellas. Y muchas de estas elecciones afectan a nuestra salud: ¿elegirías una pizza para cenar después del partido o una ensalada seguida de pollo a la parrilla? ¿Te repanchingas ante el televisor cuando vuelves del colegio o del trabajo?
Cada año, los científicos descubren más cosas sobre cómo las elecciones que hacemos ahora tienen un impacto directo sobre la forma en que nuestros cuerpos funcionarán en el futuro. Esto es perfectamente aplicable a una afección conocida como síndrome metabólico.
El síndrome metabólico es una señal de aviso inicial
El síndrome metabólico no es una enfermedad. De hecho, la gente que lo presenta se suele encontrar perfectamente bien. Pero este síndrome es un indicador de que algo podría estar en camino de convertirse en un problema de salud grave.
El diagnóstico de un síndrome metabólico ayuda a los profesionales de la salud a deducir el riesgo de una persona de desarrollar enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 u otras enfermedades. Es como si se tratara del aviso de una tormenta: si oyes que se te está acercando un huracán, consultarás los avisos meteorológicos y harás lo necesario para mantenerte seguro. Del mismo modo, saber que tienes un síndrome metabólico te puede ayudar a seguir los pasos necesarios para prevenir enfermedades como la diabetes tipo 2 en el futuro.
¿Qué es exactamente el síndrome metabólico?
El síndrome metabólico es un conjunto de problemas que los expertos en salud denominan "factores de riesgo". La gente debe presentar tres o más de los siguientes factores de riesgo para que los médicos consideren que presenta un síndrome metabólico:
- exceso de grasa corporal (cuerpo en forma de manzana)
- hipertensión arterial
- niveles anómalos de grasas en sangre (colesterol y triglicéridos)
- elevada concentración de azúcar en sangre
Los problemas de hipertensión y los de colesterol pueden parecer propios de la gente mayor. Esto es lo que ocurría en el pasado, pero ha dejado de ser cierto. Las probabilidades de desarrollar este tipo de problemas aumentan cuando una persona tiene sobrepeso, y hay muchos niños y adolescentes que caen dentro de esta categoría. Casi uno de cada 10 adolescentes, y más del tercio de los adolescentes obesos, tienen síndromes metabólicos.
¿Cómo puedo saber si lo tengo yo?
Si tienes un síndrome metabólico, lo más probable es que no lo sepas hasta que te lo diga un profesional de la salud.
Los médicos no evalúan este síndrome en todos sus pacientes. Es muy poco probable que a tu médico le preocupe que lo tengas si estás sano y en forma. Pero si considera que tienes sobrepeso o que estás ganando peso demasiado deprisa, es posible que considere la posibilidad de que tengas este síndrome. Sobre todo si tienes parientes con problemas de corazón o enfermedad relacionadas con el peso corporal.
Si una persona tiene solo uno de estos factores de riesgo, como una elevada concentración de azúcar en sangre, es posible que el médico le analice también los demás.
Mayoritariamente, evaluar si tienes un síndrome metabólico implica hacer una serie de cosas que tu médico haría de todos modos, como tomarte la tensión arterial y calcular tu índice de masa corporal (IMC). Si estas dos medidas son altas, tu médico también solicitará un análisis se sangre para saber cuáles son tus concentraciones de azúcar y de grasas en sangre.
Resistencia a la insulina
Mucha gente con un síndrome metabólico tiene resistencia a la insulina, lo que significa que la insulina no funciona en su organismo como debería funcionar. La insulina es una hormona fabricada por el páncreas (que se encuentra cerca del estómago). Ayuda a trasformar en energía el azúcar que el cuerpo obtiene de los alimentos que ingiere. La mayoría de la gente con síndrome metabólico tiene sobrepeso. En las personas con sobrepeso, el páncreas tiene que trabajar más para fabricar suficiente insulina, a fin de que el cuerpo pueda aprovechar el azúcar. A la larga, el páncreas puede acabar agotado y empezar a fabricar cada vez menos cantidad de insulina. Puesto que la insulina es necesaria pare regular las concentraciones de azúcar en sangre, estas concentraciones empiezan a aumentar. Y esto puede desembocar en una diabetes tipo 2.
¿Por qué desarrolla la gente síndromes metabólicos?
El sobrepeso parece desempeñar un papel importante en el síndrome metabólico. Y los genes también. Hay gente que tiene una tendencia genética a presentar algunos de los factores de riesgo del síndrome metabólico, como colesterol elevado o hipertensión arterial.
El riesgo de desarrollar un síndrome metabólico parece ser más alto alrededor de la pubertad. Esto se puede deber a que la grasa corporal, la tensión arterial y los lípidos en sangre están todos afectados por las hormonas que regulan el crecimiento y el desarrollo.
La buena noticia es que puedes hacer muchas cosas para impedir el desarrollo de los problemas de salud en que puede desembocar un síndrome metabólico.
Cambia de rumbo
En el caso de que tengas un síndrome metabólico, aplicar una serie de cambios en tu estilo de vida es lo mejor que puedes hacer para seguir en la senda de la buena salud. He aquí los principales cambios que deberías aplicar:
- Pierde esos kilos (o libras) de más. Si tienes sobrepeso, hasta una pérdida moderada de peso te puede acarrear importantes mejoras en tu tensión arterial, tu concentración de lípidos en sangre y la capacidad de tu organismo para utilizar la insulina.
- Deja de estar sentado y empieza a moverte. Dedica una de todas las horas que pasas delante de diferentes tipos de pantallas a algo que te haga fluir la sangre. Hasta un simple paseo de 30 minutos al día pude mejorar considerablemente la forma en que la insulina funciona en tu organismo, ayudándote a normalizar tu tensión arterial y tus concentraciones de lípidos en sangre.
- Come con cabeza. No te limites a masticar y tragar, piensa en la comida como en un combustible. Esto no tiene que significar que tengas que comer de una forma aburrida, solo significa que has de hacer un esfuerzo por introducir alimentos adecuados en tu dieta. Por ejemplo: elige hidratos de carbono complejos en vez de simples (es decir, pan integral en contraposición a pan blanco, arroz integral en vez de arroz blanco). Ingiere más fibra consumiendo más legumbres, más fruta y más verdura. Elige más alimentos que contengan grasas "saludables", como el aceite de oliva y los frutos secos, y evita ingerir grandes cantidades de alimentos que solo sean calorías vacías, como los refrescos y los dulces.
- No fumes. Sin sorpresas en este punto; fumar es lo peor que puedes hacer para la salud de tu corazón y la de tus pulmones.
Puede costar mucho tomarse en serio todas estas medidas cuando la tercera y la cuarta década de tu vida todavía están a años luz. Pero piensa en cómo te gustaría que fuera tu vida entonces. Tal vez te veas con una familia, buenos amigos, un hogar, una carrera y tal vez una o dos mascotas. Pero probablemente no te querrás ver teniendo que soportar los efectos diarios de la diabetes o de una enfermedad de corazón. Entonces, ¿por qué no hacer cuanto puedas hacer ahora para impedir que esos problemas te ocurran más adelante?
Hoy es un buen día para empezar.
Revisado por: Steven Dowshen, MD
Fecha de revisión: septiembre de 2013