MIÉRCOLES, 16 de septiembre de 2015 (HealthDay News) -- La luz solar filtrada podría ser una manera segura, barata y práctica de tratar la ictericia, un problema habitual en los recién nacidos, según sugiere un estudio reciente.
"Esta investigación tiene el potencial para un impacto global", dijo el autor principal del estudio, el Dr. David Stevenson, el profesor Harold K. Faber en pediatría y decano asociado principal de salud materna e infantil en la Universidad de Stanford, en Palo Alto, California.
"Todos los bebés pueden contraer ictericia. En ámbitos donde no se tiene acceso a los dispositivos modernos, hemos mostrado que podemos usar algo que está disponible en todo el planeta, la luz solar, para tratar esta enfermedad peligrosa", dijo en un comunicado de prensa de la universidad.
La ictericia se produce cuando los bebés recién nacidos necesitan un tiempo después de nacer para desarrollar ciertas enzimas que permiten al cuerpo deshacerse de la bilirrubina, un componente que se libera de forma natural durante la descomposición de los glóbulos rojos.
Los bebés con un nivel alto de bilirrubina podrían contraer ictericia, lo que hace que su piel y sus ojos se vuelvan amarillentos. Si se deja que la bilirrubina llegue a un nivel muy alto en la sangre, puede producirse un daño cerebral a largo plazo, o incluso el fallecimiento. La ictericia de un recién nacido lleva a sufrir daños cerebrales permanentes o la muerte de más de 150,000 bebés en los países en desarrollo cada año, indicaron los investigadores.
Las lámparas de fototerapia que emiten una longitud de onda azul pueden tratar de forma efectiva a los recién nacidos con ictericia. Pero los hospitales y las clínicas de salud de los países en desarrollo quizá no tengan acceso a la electricidad necesaria para que funcionen estas lámparas. Quizá tampoco tengan presupuesto para comprarlas.
El estudio contó con casi 450 madres en Lagos, Nigeria, que tuvieron bebés con ictericia en un hospital grande en la ciudad. Los investigadores seleccionaron al azar a aproximadamente la mitad de los bebés para tratarlos con al menos 5 horas de luz solar filtrada al día.
Las madres sostenían a sus bebés debajo de unos doseles al aire libre diseñados especialmente con una lámina de plástico disponible comercialmente. Los doseles filtraron los rayos ultravioletas e infrarrojos del sol, que son dañinos, pero expusieron la piel de los bebés a las longitudes de onda azul que ayudan a tratar la ictericia. Los doseles usados en los días soleados fueron distintos de los usados en los días nublados.
El coautor del estudio, Hendrik Vreman, científico investigador principal de pediatría en la Universidad de Stanford, elaboró, construyó y evaluó los doseles. "Incluso con un cielo nublado, todavía recibimos una buena transmisión de la luz y la fototerapia", señaló.
Durante el tratamiento, los bebés que estaban debajo de los doseles fueron evaluados en busca de signos de hipotermia, calentamiento excesivo, deshidratación y quemaduras solares.
El resto de los bebés se sometieron a 5 horas de fototerapia convencional cada día.
El estudio descubrió que la terapia de la luz solar filtrada fue tan segura y efectiva como las lámparas de luz azul tradicionales que se usan para tratar a los bebés con dicha enfermedad. La luz solar filtrada fue efectiva en un 93 por ciento de los días de tratamiento. La fototerapia convencional funcionó en el 90 por ciento de los días de tratamiento, según el estudio.
Los hallazgos aparecen en la edición del 17 de septiembre de la revista The New England Journal of Medicine.
Los autores del estudio tienen planificado investigar ahora el modo en que las estructuras del tipo invernadero que tienen filtros incorporados podrían proporcionar un tratamiento de luz solar filtrada en regiones con climas lluviosos o más fríos que el de Nigeria.
"Nos emociona la idea de que podamos usar nuestra comprensión de la biología de la ictericia y adaptar el tratamiento al contexto local de un país en desarrollo y a los recursos que existan allí", dijo Stevenson.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTE: Stanford University School of Medicine, news release, Sept. 16, 2015