¿Qué es la hipertensión craneana idiopática?
La hipertensión craneana idiopática (HCI) es una enfermedad que se origina en el aumento de la presión del líquido cefalorraquídeo (LCF) que acolcha y protege el cerebro y la médula espinal. El líquido cefalorraquídeo es producido constantemente en el cerebro, y se reabsorbe nuevamente al torrente sanguíneo a un ritmo constante.
¿Cuáles son los síntomas de la hipertensión craneana idiopática?
•Cefaleas que generalmente tienen localización, tipo y frecuencia inespecífica, y que pueden estar asociados a náuseas y vómitos.
•Tinitus pulsátil: sonido rítmico o pulsátil escuchado en uno o ambos oídos.
•Dolor inespecífico irradiado en brazos y piernas (dolor radicular).
•Amaurosis fugax: disminución de la visión temporaria parcial o completa.
•Defectos del campo visual, que pueden presentarse en la zona central o periférica.
•Alteración de la visión de los colores.
¿Qué causa la hipertensión craneana idiopática?
La causa es generalmente desconocida. Una explicación habitual del aumento de la presión es la de un problema en la reabsorción del fluido por el organismo. El término idiopático hace referencia al desconocimiento de su causa. En ocasiones el mecanismo causal es encontrado y entonces pasa a denominarse hipertensión intracraneana “secundaria”.
¿Cuáles son los factores de riesgo para la hipertensión craneana idiopática?
La mayor parte de los casos de HCI son mujeres obesas que completaron la pubertad. Otros factores de riesgo son el uso de algunas medicaciones como los anticonceptivos orales, corticoides, vitamina A, isotretinoína, litio, hormona de crecimiento, nitrofuranoína, fenitoína, sulfas, minociclinas, tamoxifeno, ácido naladíxico, hormona tiroidea, tetraciclinas y algunos quimioterápicos.
Entre las enfermedades que se asocian con hipertensión craneana idiopática se encuentran: insuficiencia renal, traumas cefálicos, enfermedad de Lyme, lupus, sinusitis aguda, sarampión, enfermedades con trastornos de la coagulación, anemia y desnutrición.
¿Puede afectar la hipertensión craneana idiopática a los niños?
Sí, y puede ser dividida en dos grupos. El primer grupo incluye a los niños prepúberes y tiende a ser secundaria, afectando a niños y niñas por igual. El segundo grupo, adolescentes postpuberales, tienden a encajar dentro del estereotipo de mujeres obesas.
¿Cómo se diagnostica la hipertensión craneana idiopática en pediatría?
Si se sospecha hipertensión craneana idiopática, el oftalmólogo realiza un examen para determinar si existe hinchazón del nervio óptico (papiledema) o defectos del campo visual.
Si los estudios de diagnóstico por imágenes del cerebro no muestran alteraciones, se realiza una punción lumbar para determinar la presión y el contenido del líquido cefalorraquídeo. Una elevada presión de este líquido es indicativa de HCI.
¿Cómo se trata la hipertensión craneana idiopática?
El oftalmólogo controla la visión y el papiledema. Se recomienda, además, la pérdida de peso para los pacientes obesos. La base del tratamiento son los medicamentos que bajan la presión del líquido cefalorraquídeo, mejorando de esa manera el edema del nervio óptico. Los cuatro grupos de medicamentos que logran este objetivo comprenden a los inhibidores de la anhidrasa carbónica, los corticoides, las drogas antimigrañosas y los diuréticos.
Menos frecuentemente se utilizan cirugías de la médula espinal (derivaciones) o fenestraciones del nervio óptico para bajar la presión del fluido.
¿Existen otros tratamientos además de los farmacológicos y la cirugía?
La acción más importante que cualquiera puede hacer para mejorar esta enfermedad es la pérdida de peso si se es obeso. Pregúntele a su médico sobre las instituciones y profesionales que lo pueden ayudar con este objetivo.
¿Cuál es el pronóstico de la hipertensión craneana idiopática?
Alrededor del 10% de los pacientes que presentan esta enfermedad, también conocida como pseudotumor cerebri, pueden padecer un empeoramiento progresivo de la visión y eventualmente ceguera. Aun si los síntomas desaparecen, puede haber recaídas meses o años más tarde. Por eso es importante tener controles periódicos de la visión para detectar mermas visuales.