LUNES, 16 de febrero de 2015 (HealthDay News) -- Los niños parecen tener más probabilidades de contraer asma si en sus salas de estar, cocinas o dormitorios hay moho o se han producido daños por la humedad, según un estudio reciente.
Los niños eran más susceptibles a contraer asma por la exposición al moho en los dos primeros años de vida, o si ya tenían alergias. Pero el moho no aumentó el riesgo de los niños de contraer alergias en primer lugar.
"El hallazgo más significativo fue que el daño por la humedad con o sin moho en las habitaciones donde se esperaba que los niños pasaran la mayor parte del tiempo se asociaba con un aumento en el riesgo de asma, y éste parece ser permanente", comentó la investigadora líder, Anne Karvonen, investigadora principal del Instituto Nacional de Salud y Bienestar de Finlandia.
En otras palabras, el asma de los niños continuó hasta los 6 años de edad, y el moho visible en los dormitorios o salas de estar de los niños planteaba el mayor riesgo, señaló.
Aunque los investigadores encontraron una asociación firme entre la exposición al moho y el asma en los niños, sobre todo entre los niños que ya tenían alergias, el estudio no se diseñó para probar que el moho provocara el asma.
Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 16 de febrero de la revista Pediatrics.
Para el estudio, un ingeniero civil entrenado evaluó el daño de humedad y el moho en casi 400 hogares de niños en Finlandia cuando los niños tenían unos 5 meses de edad. Casi todos los hogares tenían algún nivel de daño de humedad o moho, y el ingeniero registró la gravedad del daño.
Entonces, los padres rellenaron cuestionarios sobre los síntomas respiratorios de sus hijos y cualquier asma o bronquitis diagnosticados por un médico a las edades de 1 año, 18 meses, 2 años y cada año hasta los 6 años de edad.
Los investigadores también evaluaron muestras de sangre de los niños a los 1 y a los 6 años de edad para determinar si sufrían de alergias a varias sustancias ambientales o alimentos.
Los niños tenían casi cinco veces más probabilidades de contraer asma en algún momento antes de los 6 años si había daños por la humedad con moho en sus dormitorios. El riesgo para los niños con moho en la sala de estar era 7.5 veces mayor, en comparación con la ausencia de daño por la humedad. En las cocinas, el daño por el moho tenía hasta 2.5 veces más probabilidades de vincularse con el asma a los 6 años, en comparación con que no hubiera moho, según el estudio.
El mayor riesgo de asma se observó en los niños de un año que dieron positivo en las pruebas de alergias, en comparación con los que no tenían alergias, mostraron los hallazgos. Pero los niños con antecedentes familiares de alergias no tenían un mayor riesgo de asma cuando se exponían al moho que los que no tenían alergias.
Por otra parte, los investigadores no hallaron evidencias de que el hecho de que hubiera daños por la humedad o moho aumentara el riesgo de los niños de sufrir de alergias a los 6 años.
"Este estudio no es sorprendente, pero es significativo porque respalda lo que muchos proveedores han creído sobre el moho y el daño por el agua, a saber, que puede afectar de forma negativa la salud pulmonar de un bebé o un niño pequeño", afirmó el Dr. Michael Lewis, director médico de la unidad de pacientes internos pediátricos del Hospital de la Universidad de Kansas.
Dijo que los padres deben ponerse en contacto con sus caseros si descubren algún daño por humedad, y que deben preguntar a los caseros potenciales sobre los antecedentes de moho o daño por agua antes de firmar un contrato de alquiler.
"Si su hijo tiene síntomas de asma muy difíciles de controlar a pesar de que se gestionen según las directrices del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, entonces se deben considerar las condiciones de la vivienda como un posible motivo que hacen que el asma del niño sea difícil de manejar", planteó Lewis.
Los baños deben estar bien ventilados de forma que la humedad de las paredes y el suelo se seque rápidamente, aconsejó Karvonen. Pero dijo que no hay evidencias de que los productos mercadeados para eliminar la humedad de la sala de estar sean efectivos para reducir el riesgo de asma.
"Cualquier señal de daño por humedad se debe tomar en serio", dijo Karvonen. "Los padres deben averiguar qué lo provocó y renovar el daño de forma adecuada lo antes posible, y el motivo se debe manejar para que el daño no se repita".
Karvonen dijo que el vínculo entre el asma y el moho podría ser un motivo de que haya unas tasas más altas de asma entre los niños con menos ingresos, aunque no es la única razón.
La Dra. Jennifer Appleyard, jefa de la sección de alergias del Hospital St. John en Detroit, dijo que enfocarse en el moho o en el daño por la humedad en la casa solo muestra a los padres una pieza del rompecabezas.
"Creo que el punto realmente importante es que sí hay cosas a las que los niños se exponen que les afectan ahora y luego, ya sea a los 6 años o en la adultez", dijo Appleyard. "El moho es una de ellas, las cucarachas son otra, los animales y el humo de cigarrillo son otras. Todas esas cosas distintas contribuyen".
Appleyard dijo que para ella fue particularmente interesante que la exposición al moho no aumentara el riesgo de alergias de los niños, incluso aunque tuvieran antecedentes familiares de alergias, pero que sí desencadenara asma, y que los niños que ya tenían alergias tuvieran un riesgo más elevado de asma.
"No se puede colocar al niño en una burbuja, y no se puede hacer nada sobre la genética. Pero por otro lado, hay otras cosas que se pueden hacer para conocer otras exposiciones y limitarlas", planteó Appleyard.
"Para mí, la más importante es el tabaquismo. Hay muchas cosas, y el moho es solo un aspecto", señaló. "Mi opinión es que no hay que preocuparse en exceso sobre el moho sino tratar de controlarlo donde se pueda, y trabajar con el pediatra sobre el tema (evitar el humo, usar fundas contras los ácaros del polvo, las vacunas) para hacer lo que se pueda".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Anne Karvonen, Ph.D., senior researcher, department of environmental health, National Institute for Health and Welfare, Kuopio, Finland; Michael Lewis, M.D., medical director, pediatric inpatient unit at the University of Kansas Hospital; Jennifer Appleyard, M.D., section chief of allergy, St. John Hospital, Detroit; Michael Lewis, M.D., medical director of the pediatric inpatient unit, University of Kansas Hospital, Kansas City; March 2015, Pediatrics