Tras un año, muchos pacientes habían perdido la movilidad o habían muerto, pero algunos se vieron beneficiados
LUNES 6 de abril de 2015 (HealthDay News) Son raras las ocasiones en las que la cirugía para reabrir arterias bloqueadas en las piernas de residentes frágiles de casas de ancianos los pone de pie nuevamente, según mostró un nuevo estudio.
De hecho, muchas personas de edad avanzada que se someten al costoso procedimiento pierden más función física o fallecen en menos de un año tras la cirugía, de acuerdo a un análisis de datos de reclamos de Medicare de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).
Sin embargo, eso no demuestra que la cirugía sea innecesaria en todos o incluso en muchos de los casos, dijo la autora principal del estudio, la Dra. Emily Finlayson, directora del Centro de Cirugía en Adultos Mayores en UCSF.
Los vasos sanguíneos bloqueados en una pierna pueden provocar dolor extremo o crónico, o promover infecciones o gangrena que puede llevar a amputaciones. "Esta operación de hecho puede aliviar los síntomas", explicó Finlayson. "Incluso si al paciente le quedan solo de seis a ocho meses de vida, esta puede ser una operación apropiada para aliviar su sufrimiento".
El estudio, publicado el 6 de abril en la revista JAMA Internal Medicine, se concentró en un procedimiento llamado revascularización de las extremidades inferiores en la que los médicos reestablecen el flujo sanguíneo a la pierna al realizar una cirugía de bypass (derivación vascular) o al insertar un stent en la arteria estrechada.
Los pacientes que necesitan este procedimiento sufren de enfermedad arterial periférica, en la que los vasos sanguíneos que van a los músculos de la pierna o la cadera se estrechan o bloquean debido a acumulaciones de placa en las arterias. Esta dolorosa afección en ocasiones puede llevar a la amputación.
La enfermedad arterial periférica es común entre residentes de casas de ancianos que tienen movilidad limitada o nula y los médicos frecuentemente optan por la revascularización de las extremidades inferiores para tratarlo, señalaron los autores en la información de referencia.
Los datos de reclamos de Medicare revelaron que casi 11,000 residentes a largo plazo de casas de ancianos se sometieron a la intervención entre 2005 y 2009.
Su edad promedio fue de 82 años, y muchos se encontraban en muy malas condiciones de salud. Tres de cada cuatro no podían caminar y 40 por ciento había experimentado una disminución en la función física global. Adicionalmente, 60 por ciento tenía impedimentos mentales, 57 por ciento tenía insuficiencia cardiaca congestiva y 29 por ciento tenía insuficiencia renal.
La meta común del procedimiento entre los pacientes más jóvenes es restaurar la función de la pierna y lograr que la persona camine de nuevo, dijo Finlayson. Bajo ese criterio, rara vez tiene éxito en este grupo de pacientes.
Un año después de la cirugía, la mitad de los pacientes había muerto. De los casi 7,200 pacientes incapaces de caminar antes de la cirugía, 89 por ciento falleció o siguió sin poder caminar.
Incluso quienes podían caminar antes del procedimiento sufrieron tras la operación. De 1,672 residentes de casas de ancianos que podían caminar antes de la intervención, 63 por ciento había fallecido o había perdido la capacidad de caminar tras un año.
Estos resultados son comprensibles, dado lo complicado que es cualquier tipo de cirugía en personas tan grandes y frágiles, dijo Finlayson.
"Muchos pacientes nunca regresan a la función que tenían originalmente, sin importar el tipo de procedimiento al que se hayan sometido", dijo Finlayson.
El costo varía en distintos puntos del país, pero estos pacientes tienden a tener porcentajes más altos de posibles complicaciones, lo que incrementa el costo total de la atención, añadió Finlayson.
Sin embargo, Finlayson dijo que sus hallazgos no deben usarse para declarar que la cirugía es un desperdicio y es inútil.
Ella equiparó esta intervención con reparar una cadera rota. "Sabemos que de no corregirse, provoca dolor insoportable y una discapacidad cada vez mayor. Las metas de la cirugía en ocasiones son prolongar la vida, pero en otras son aliviar los síntomas y el sufrimiento", explicó.
El Dr. William Hall, director del Centro de Envejecimiento Saludable en el Hospital Highland en el Centro Médico de la Universidad de Rochester en Nueva York coincidió.
"Puede considerarse un tipo de paliación, mejorando la calidad de vida inmediata de estas personas", dijo Hall, quien escribió un editorial que acompañaba el estudio.
Las familias de pacientes en residencias de ancianos deben hacer preguntas sobre el procedimiento y asegurarse de que sea la opción correcta, dijeron Finlayson y Hall.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Emily Finlayson, M.D., directora del Centro de Cirugía en Adultos Mayores de la UCSF, San Francisco; William Hall, M.D., director del Centro de Envejecimiento Saludable en el Hospital Highland en el Centro Médico de la Universidad de Rochester, N.Y.; JAMA Internal Medicine, 6 de abril de 2015