MIÉRCOLES, 5 de agosto de 2015 (HealthDay News) -- Las personas que se someten al tipo más popular de cirugía para perder peso son mucho menos capaces de aguantar el alcohol tras el procedimiento, sugiere un nuevo estudio de tamaño reducido.
"Esta cirugía literalmente duplica la cantidad de alcohol que entra de inmediato al torrente sanguíneo", explicó el autor del estudio, el Dr. Samuel Klein, director de Centro de Nutrición Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en St. Louis.
"Y también aumenta el riesgo de alcoholismo a largo plazo del paciente, porque el riesgo de un episodio de atracón de bebida se incrementa. Y sabemos que los atracones de bebida aumentan el riesgo de contraer alcoholismo en el futuro", dijo Klein.
Los hallazgos provienen de un análisis de 17 mujeres obesas. Ocho se sometieron a una derivación gástrica de Roux-en-Y de uno a cinco años antes del inicio del estudio, y las otras nueve mujeres todavía no se habían hecho la operación.
Klein y sus colaboradores reportaron sus hallazgos en línea el 5 de agosto en la revista JAMA Surgery.
El Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales de EE. UU. explica que la cirugía, que con frecuencia se conoce como "derivación gástrica", divide el estómago y el intestino delgado, para restringir y redirigir la absorción de los alimentos.
Tras la cirugía, se consume menos comida, y la que se consume no entra en contacto con el estómago, el duodeno ni la parte superior del intestino.
Aunque existen otras opciones quirúrgicas para perder peso, los investigadores anotaron que la Roux-en-Y es ahora mismo el procedimiento para perder peso ("bariátrico") más comúnmente realizado en el mundo.
En el estudio, se pidió a todas las mujeres que consumieran el equivalente a dos copas estándar de alcohol o dos bebidas "placebo" no alcohólicas en dos sesiones de consumo de diez minutos de duración, llevadas a cabo con más o menos una semana de diferencia.
En lugar de utilizar el tipo de tecnología de análisis de alcohol en el aliento que usan típicamente los policías en las carreteras, los autores midieron los niveles de concentración de alcohol en la sangre (CAS). La "borrachera" se evaluó clínicamente al cotejar la conducta de cada participante con una lista de comprobación llamada "inventario del centro de investigación sobre la adicción".
El resultado: los niveles de CAS aumentaron con mucha mayor rapidez en el grupo de la derivación, y al final tuvieron niveles máximos que eran el doble que los observados en el grupo sin la derivación.
Además, los niveles de CAS en el grupo de la derivación excedían los límites legales para la conducción durante media hora tras el consumo de las bebidas. Los niveles de CAS nunca superaron los límites legales para la conducción en el grupo sin derivación.
La sensación de borrachera también fue mayor en el grupo de derivación. Y según los criterios establecidos por el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo de EE. UU., el equipo concluyó que apenas dos bebidas suponían el equivalente a un episodio de atracón de bebida en las pacientes de derivación, lo que podría en potencia aumentar el riesgo de adicción al alcohol a largo plazo.
Klein enfatizó que los métodos de laboratorio utilizados por él y sus colaboradores fueron más rigurosos y definitivos que los usados en estudios anteriores sobre el tema.
Pero el hallazgo en realidad no es novedoso, apuntó el Dr. John Morton, jefe de cirugía bariátrica y mínimamente invasiva de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, en Palo Alto, California.
"Es un fenómeno bien conocido. Hace tiempo que lo sabemos", señaló.
"Se trata de la fisiología, y por supuesto informamos a los pacientes por adelantado sobre el aumento en la sensibilidad al alcohol tras el procedimiento, que sucede porque tenemos receptores del alcohol en el estómago y el hígado. Y si se deriva y extirpa una porción de uno de ellos, se tiene un cambio en los niveles de alcohol en sangre", dijo Morton.
"Pero eso no es exclusivo de los pacientes bariátricos", añadió Morton, que también es presidente de la Sociedad Americana de Cirugía Metabólica y Bariátrica (American Society for Metabolic and Bariatric Surgery). "Sucedería tras cualquier tipo de cirugía gastrointestinal".
Y explicó que "al mismo tiempo, es un fenómeno que solo vemos con este tipo específico de cirugía bariátrica. No se observa con las bandas gástricas ni con otras cirugías para perder peso. Y tampoco creo que la teoría que se ofrece, de que este fenómeno puede conducir a los atracones de bebida, es lo que en realidad vemos suceder en la práctica".
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Samuel Klein, M.D., director, Center for Human Nutrition, Washington University School of Medicine, St. Louis; John Morton, M.D., chief, bariatric and minimally invasive surgery, Stanford University School of Medicine, Palo Alto, Calif., and president, American Society for Metabolic and Bariatric Surgery; Aug. 5, 2015, JAMA Surgery, online