La Consejería de Sanidad de Canarias ha informado de un proyecto del Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín, que, a través del servicio de Alergología y en colaboración con los servicios de Oncología Médica y Oncología Radioterápica, que consiste en la desensibilización a citostáticos y biológicos en pacientes que presentan alergia a dichos medicamentos. Al parecer, afirman, "los primeros pacientes que han sido sometidos a este proceso lo han completado con éxito".
Olalla Verdeguer, responsable de esta iniciativa, ha explicado que "el proceso de desensibilización consiste en suministrar un fármaco en cantidades inicialmente muy bajas y progresivamente crecientes, hasta alcanzar la dosis terapéutica prescrita por el oncólogo". La técnica se lleva a cabo cuando, a los pocos minutos de iniciar el tratamiento de quimioterapia, los pacientes muestran síntomas de reacción alérgica, que, según la especialista, "pueden ser leves, como la aparición de prurito, urticaria o angioedema, o pueden encerrar mayor gravedad, como es el shock anafiláctico, que presenta tres grados, siendo el tercero el más grave, con una importante afectación de las constantes vitales".
Así, el circuito de atención consiste en que, ante la detección de una reacción adversa que no se corresponde con posibles efectos adversos descritos para el tratamiento, los oncólogos solicitan valoración al servicio de Alergia. El alergólogo, a partir de ese momento, realizará una historia clínica detallada, y posteriormente se efectuarán pruebas cutáneas con el fármaco implicado. Si la causa de la reacción ha sido el fármaco suministrado, y por tanto se concluye que el paciente es alérgico al mismo, este fármaco únicamente podrá ser administrado en pauta de desensibilización.
Los principales medicamentos que causan estas reacciones alérgicas en los pacientes oncológicos serían, indican, las sales de platino, especialmente el carboplatino y el oxaliplatino. También, con menor frecuencia, los taxanos y los fármacos denominados biológicos. La desensibilización implicaría alterar la respuesta inmune del paciente alérgico al medicamento, produciendo una tolerancia temporal, que permite que el enfermo pueda recibir el fármaco de forma segura.
Clave ante la ausencia de alternativas
Desde la Consejería confirman que los profesionales del servicio de Alergología del Hospital destacan la importancia de esta técnica, por el hecho de que el fármaco al que el paciente responde con una reacción alérgica es, en ocasiones, la única alternativa terapéutica, o bien, los tratamientos de segunda línea son mucho menos efectivos.
La desensibilización deberá realizarse siempre, aclaran, siguiendo un protocolo establecido para cada paciente, cada fármaco y en función de la reacción previa. Así, durante el proceso, que dura entre cuatro y doce horas, el paciente permanece monitorizado y vigilado estrechamente, y en todo momento, por el alergólogo, con el fin de detectar cualquier indicio de una reacción adversa. Si ésta sucediera, la administración del medicamento se suspendería de forma transitoria, y se trataría la reacción. Una vez resuelta, se reduciría la velocidad de infusión del fármaco hasta llegar a completarse la dosis.