El Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos (ISMP) ha recordado que las prescripciones verbales, que se siguen utilizando especialmente en unidades de cuidados intensivos, ambulancias, servicios de urgencias y quirófanos, presentan “un mayor riesgo” de que den lugar a errores que las prescripciones manual o electrónica y, por tanto, recomiendan que se restrinjan a las “situaciones especiales en que sea inevitable, bien por tratarse de casos críticos en urgencias o emergencias, en que otro tipo de prescripción retrasaría la administración del fármaco, o por realizarse en el curso de un procedimiento estéril”.
Según explican, los profesionales que emiten una orden verbal pueden no hablar o no expresar con claridad la prescripción u omitir información relevante, mientras que los que la reciben pueden no entenderla correctamente. En este sentido, señala que hay factores humanos y ambientales que pueden “contribuir” a que se produzcan dichos errores. El ISMP cita, entre otros, nombres de medicamentos similares, diferentes acentos, fatiga, presión asistencial, interrupciones, ruido ambiental.
Este organismo también recuerda que la prescripción electrónica dispone de filtros o alertas de alergias, duplicidades, interacciones o dosis máximas y mínimas que pueden ayudar a interceptar errores en este proceso. Medidas de seguridad que, lógicamente no están presentes en otros tipos de prescripciones.
Los incidentes más frecuentemente comunicados son errores en la dosis o en la velocidad de infusión, explica en su boletín el ISMP. Entre las causas se encuentran la prescripción en volumen, lo que puede dar lugar a errores graves de dosificación, ya que muchos medicamentos pueden estar disponibles en diferentes concentraciones. En pacientes pediátricos es frecuente también que se prescriba en mililitros y haya confusiones entre los mililitros y los miligramos por el propio prescriptor o por el receptor.
Por todo ello, la recomendación es asegurar que las prescripciones estén completas, se comuniquen con claridad, y que se han comprendido correctamente. Por ello, la práctica clave es que “el receptor de la prescripción repita en voz alta la misma al prescriptor, con el fin de que este último verifique y confirme que la prescripción se ha comprendido correctamente, antes de que se administre el medicamento”.
Recomendaciones para las instituciones sanitarias
► Disponer de un protocolo o procedimiento de actuación que establezca unas prácticas seguras para las prescripciones verbales, que incluya:
- Limitar las prescripciones verbales. Restringirlas a aquellas situaciones de emergencia u otras condiciones (p.ej. durante una intervención estéril) en las que el prescriptor no puede realizar de forma inmediata una prescripción electrónica o manual.
- Definir los requisitos para que las prescripciones verbales se comuniquen de forma clara y los elementos necesarios para que sean completas.
- Establecer la utilización de una técnica de repetición de forma que el profesional sanitario que reciba la orden verbal confirme con el emisor que la ha comprendido correctamente.
- Indicar la obligatoriedad de registrar posteriormente las órdenes verbales en las órdenes de tratamiento, en cuanto la situación lo permita.
- Prohibir las prescripciones verbales para la quimioterapia, por su complejidad y alto riesgo de eventos adversos graves.
► Revisar periódicamente la adherencia de los profesionales sanitarios a las prácticas seguras establecidas en el centro.
Recomendaciones para los profesionales sanitarios
► Recomendaciones para los prescriptores:
- Confirmar la identidad del paciente y las posibles alergias con el receptor.
- La prescripción debe ser completa. Debe incluir: nombre del medicamento, dosis, vía de administración, velocidad de administración si procede y frecuencia de administración.
- Hablar con claridad. Se debe prestar especial atención a los nombres de medicamentos que puedan confundirse y a las dosis de los medicamentos.
- En caso necesario, pronunciar cada cifra del número de forma separada para evitar confusión (p.ej. 525 miligramos: cinco, dos, cinco).
- Se prestará atención a la coma en los decimales.
- Se evitarán expresiones que puedan ser ambiguas y dar lugar a una interpretación incorrecta.
- Expresar la dosis del medicamento por unidad de peso (p.ej. mg, g, mEq). Evitar la prescripción por unidades de forma farmacéutica (p.ej. número de ampollas) o por volumen.
- Indicar la dosis en mg/ Kg junto con la dosis específica del paciente en todas las prescripciones verbales de pacientes pediátricos y neonatos.
- Esperar o pedir al profesional que recibe la prescripción que la repita en voz alta, verificarla y confirmarla.
- Registrar la prescripción verbal en las órdenes de tratamiento del paciente, en cuanto sea posible.
► Recomendaciones para los receptores:
- Repetir la orden verbal completa al prescriptor en voz alta, para que la verifique y confirme. En el caso de que se admitan prescripciones telefónicas (p.ej. porque se necesiten utilizar por médicos de guardia) y en aquellas otras circunstancias en que sea posible, el profesional que recibe la orden verbal debe, en primer lugar, transcribirla a la orden de tratamiento del paciente (e indicar nombre del prescriptor, fecha y hora) y después leerla al prescriptor. Esto asegura que el receptor ha entendido la orden y también que la ha transcrito correctamente.
- Aclarar con el prescriptor cualquier duda.
- Registrar la administración.