El criterio clínico debe prevalecer en todo momento sobre cualquier otro factor, incluido el impacto ambiental de los tratamientos; así lo han señalado expertos clínicos y pacientes que se han dado cita este en una nueva jornada sobre la sostenibilidad en el manejo de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
El encuentro coincide con la reciente publicación por el Ministerio de Sanidad de la Guía de prescripción sostenible de inhaladores. “Modificar el abordaje terapéutico de un paciente bien controlado únicamente por razones medioambientales debe hacerse con mucha prudencia. No se recomienda hacerlo en pacientes estables sin justificación clínica directa. El principal riesgo es la pérdida de adhesión al tratamiento, lo que puede derivar en una pérdida de control de la enfermedad”, explica Carlos Almonacid, vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Durante la jornada —organizada por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) y AstraZeneca, con el aval de SEPAR, han participado Carlos Almonacid, y Mariano Pastor, presidente de FENAER.
La EPOC afecta a más de 3,3 millones de personas mayores de 40 años en España, con una prevalencia estimada del 11,8 % y un preocupante 74,7 % de infradiagnóstico1. En este sentido, las enfermedades respiratorias crónicas, como la EPOC, son patologías complejas y a menudo mal controladas lo que conlleva un mayor riesgo de exacerbaciones, hospitalizaciones y una mayor utilización de recursos sanitarios. Todo ello repercute también en una mayor huella de carbono asociada a la atención médica. De hecho, en un estudio realizado en el Reino Unido, se observó que la atención hospitalaria representaba hasta el 75 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en pacientes con EPOC, incrementándose con la frecuencia y gravedad de las exacerbaciones.
“Cuando un paciente está bien controlado y es adherente a su tratamiento, se obtienen beneficios significativos tanto para su salud como para el sistema sanitario. Se reducen las exacerbaciones, las visitas a urgencias y las hospitalizaciones, mejorando su calidad de vida y evitando complicaciones. Además, el uso adecuado de la medicación garantiza una mayor eficacia terapéutica y previene el uso innecesario de fármacos adicionales”, ha explicado Almonacid. “Desde una perspectiva ambiental y económica, un buen control clínico implica un menor uso de inhaladores de rescate -generalmente con mayor huella de carbono-, lo que contribuye a la sostenibilidad del sistema sanitario. También supone un ahorro en recursos sanitarios y una reducción en los desplazamientos del paciente a centros sanitarios, lo cual contribuye a disminuir la contaminación ambiental asociada al transporte. Todo ello fortalece la relación médico-paciente, mejora la adherencia y refuerza la confianza en el sistema de salud”, ha añadido el doctor.
En el tratamiento de enfermedades respiratorias como la EPOC existen distintos tipos de dispositivos para la administración de la medicación. Los inhaladores presurizados (pMDIs), que utilizan un gas propulsor, y los inhaladores de polvo seco (DPI), que requieren una inspiración fuerte y profunda, son los más habituales. Ambos presentan características diferentes y su elección debe hacerse en función de las capacidades del paciente, su técnica inhalatoria y las indicaciones clínicas.
Desde SEPAR advierten también de que los medicamentos en los distintos dispositivos no son intercambiables. “SEPAR ha adoptado un enfoque equilibrado y basado en la evidencia para abordar la sostenibilidad en salud respiratoria, asegurando que el control clínico del paciente siga siendo la prioridad absoluta. Una de las principales líneas de actuación ha sido su participación en la elaboración del documento "Prescripción sostenible de inhaladores" junto al Ministerio de Sanidad y otras sociedades científicas, donde se establece con claridad que no se debe cambiar el tratamiento de un paciente bien controlado únicamente por razones medioambientales, salvo que exista justificación clínica y se cuente con el consentimiento del paciente”, concluye el Dr. Almonacid.
Desde FENAER insisten en que, más allá del dispositivo, lo fundamental es garantizar la equidad en la atención y el acceso a tratamientos en todas las Comunidades Autónomas. “Al paciente hay que darle la seguridad de que la terapia que le prescriben es el que mejor controla su enfermedad en función de su situación clínica concreta. Esa certeza es clave para su tranquilidad, para una mejor adherencia y para lograr mejores resultados en salud”, ha afirmado Mariano Pastor, presidente de FENAER.
Desde AstraZeneca, compañía impulsora de la jornada, se ha hecho hincapié en la necesidad de avanzar hacia una atención respiratoria que sea sostenible desde la evidencia y el control clínico. “En AstraZeneca creemos firmemente que mejorar los resultados en salud y reducir el impacto ambiental no son objetivos enfrentados, sino complementarios. Por eso trabajamos para ofrecer nuevas opciones terapéuticas con menor huella de carbono, sin perder de vista lo más importante: que cada paciente reciba la mejor opción según sus necesidades clínicas”, ha afirmado Marta Moreno, directora de Asuntos Corporativos y Acceso al Mercado de AstraZeneca España.