MARTES, 23 de junio de 2015 (HealthDay News) -- Menos de uno de cada diez supervivientes mayores de un ataque cardiaco reciben un desfibrilador implantable, que potencialmente salva vidas, encuentra un estudio reciente.
El pequeño dispositivo con pilas se ubica en la piel debajo del pecho. Si el corazón comienza a latir de forma anómala, o se detiene del todo, el desfibrilador administra un choque al corazón para restaurar el ritmo normal.
Los cardiólogos dicen que muchos supervivientes a un ataque cardiaco, aunque no todos, se beneficiarían del dispositivo.
"No creemos que el 100 por ciento de los pacientes con corazones débiles tras un ataque cardiaco deban recibir desfibriladores implantables", dijo el investigador líder del estudio, el Dr. Sean Pokorney, miembro de cardiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte.
Sin embargo, añadió, "a veces la función cardiaca se recupera, pero esto es poco común y no explica del todo las tasas tan bajas de implantación observadas en nuestro estudio".
Incluso entre los que más se beneficiarían (los pacientes con niveles muy altos de daño cardiaco y corazones muy débiles) la tasa seguía siendo baja, dijo Pokorney, que ha recibido anteriormente respaldo de Boston Scientific Inc., un fabricante de desfibriladores implantables.
Para el estudio, el equipo de Pokorney recolectó datos sobre más de 10,300 pacientes de ataque cardiaco, con una edad promedio de 78 años, con una función cardiaca reducida que se hallaban en un registro nacional de datos cardiovasculares.
Los que recibieron desfibriladores implantables tenían un riesgo un tercio más bajo de muerte tras dos años que los que no, hallaron los investigadores.
Los ensayos clínicos de desfibriladores implantables han incluido a pacientes con una edad promedio de 60 a 69 años, pero el beneficio de esos dispositivos no se ha establecido bien en los pacientes que superan esa edad, anotó Pokorney.
"Nuestros resultados son alentadores, dado que los desfibriladores en los pacientes mayores se asociaban con el mismo nivel de beneficio que en los pacientes más jóvenes en los ensayos clínicos", afirmó Pokorney.
Una barrera es el costo del aparato, que puede costar entre 25,000 y 30,000 dólares, según un estudio reciente. Pero el costo es cubierto por Medicare para los pacientes a partir de los 65 años, dijo Pokorney.
Quizá lo que más contribuya a la tasa baja de uso de desfibriladores sea una falta de comunicación y coordinación tras el alta hospitalaria, según Pokorney.
Se requiere de un periodo de espera de 40 días entre sufrir un ataque cardiaco y la elegibilidad para un desfibrilador implantable. Se trata de un periodo crítico en que la atención se transfiere del hospital a la clínica ambulatoria, dijo.
"Un seguimiento cercano del paciente es esencial para los pacientes con corazones débiles tras un ataque cardiaco, y el sistema de atención sanitaria debe seguir enfocándose en mejorar la comunicación entre los proveedores de la atención en el hospital y en la clínica ambulatoria", planteó.
El nuevo estudio aparece en la edición del 23 al 30 de junio de la revista Journal of the American Medical Association.
Cada año, más de 300,000 personas mueren en Estados Unidos de un paro cardiaco súbito, que es la pérdida repentina de la función cardiaca. Estudios anteriores han encontrado que hasta el 80 por ciento de esos pacientes eran elegibles, pero no tenían un desfibrilador, reportaron los investigadores.
El Dr. Robert Hauser, cardiólogo asesor principal del Instituto Cardiaco de Minneapolis en el Hospital Abbott Northwestern, y autor de un editorial publicado junto al estudio en la revista, se mostró de acuerdo en que muchos pacientes mayores que podrían beneficiarse de un desfibrilador implantable no lo reciben.
"Muy pocos pacientes mayores elegibles reciben desfibriladores implantables de prevención primaria para prevenir la muerte súbita tras un ataque cardiaco", señaló. "Necesitamos estrategias para identificar a los pacientes mayores en riesgo de forma que puedan decidir si someterse o no a la implantación de un desfibrilador".
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Sean Pokorney, M.D., cardiology fellow, Duke University School of Medicine, Durham, N.C.; Robert Hauser M.D., senior consulting cardiologist, Minneapolis Heart Institute, Abbott Northwestern Hospital, Minneapolis; June 23/30, 2015, Journal of the American Medical Association