El omeprazol, junto con otros medicamentos como el lansoprazol o el pantoprazol, forma parte de los fármacos que llamamos antiulcerosos. Al contrario de lo que la gente piensa estos medicamentos, ni son antiácidos, ni son protectores gástricos. Realmente actúan disminuyendo la producción de ácido por parte del estómago.
Debido a estos efectos, están destinados al tratamiento de enfermedades caracterizadas por un exceso en la producción de ácido, como puede ser una úlcera gastroduodenal o la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
También es muy útil su utilización para prevenir el daño al estómago que pueden producir ciertos medicamentos como los antiinflamatorios. En estas indicaciones siempre debe haber una recomendación por parte del médico, en el cual, valore que debemos usar estos medicamentos. La dosis habitual es de una cápsula diaria.
Normalmente se aconseja tomarla por la mañana y, a ser posible, alrededor de 30 minutos antes del desayuno. Es muy importante que la cápsula te la tragues entera, que no no mastiques, ni machaques nunca su contenido. El mal uso del omeprazol, durante periodos excesivos de tiempo, como periodos mayores de un año, o a dosis más elevadas de la recomendada, se ha asociado con reacciones adversas que pueden ser graves, como por ejemplo, una disminución en los niveles de vitamina B12, o de magnesio, o también en osteoporosis.
Por lo tanto, debemos utilizar el omeprazol sólo bajo prescripción del médico y cumpliendo siempre con las dosis que nos haya pautado.
Actualmente, disponemos en las farmacias de presentaciones de omeprazol que no necesitan receta y que están destinadas al tratamiento de síntomas como el ardor de estómago. En la utilización de estos medicamentos, debe limitarse a un máximo de 14 días, y si después de siete días de utilización vemos que los síntomas no han mejorado, debemos de acudir al médico.
Y recuerda, consulta siempre a tu farmacéutico de confianza, él te informará de esta cuestión y de cualquier otra duda que tengas