El Departamento de Salud ha puesto en marcha esta semana una campaña para optimizar y racionalizar el uso de los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol, esomeprazol, lansoprazol, pantoprazol y rabeprazol), consistente en la revisión del historial de 12.000 pacientes mayores de 65 años que actualmente tienen prescrito estos fármacos.
La iniciativa, promovida por un grupo de trabajo compuesto por profesionales de la Subdirección de Farmacia del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O), los servicios hospitalarios de Digestivo y la gerencia de Atención Primaria, viene a dar respuesta al hecho de que grupo incluya algunos de los medicamentos más consumidos por la población navarra, con el omeprazol a la cabeza. "Se estima que una de cada diez personas toma un inhibidor de la bomba de protones diariamente en la Comunidad Foral, ya sea bajo receta médica o por cuenta propia, un uso que se desaconseja. La proporción aumenta entre la población mayor de 65 años, con casi una de cada dos personas en tratamiento", explican.
El Departamento de Salud ha informado de que, sólo el año pasado, un total de 137.830 usuarios y usuarias del SNS-O recibieron prescripciones de este tipo, que se concretó en un gasto para pacientes y sistema sanitario de 7 millones de euros. Además, hacen referencia a estudios estatales e internacionales, que cifrarían entre un 50-70% el porcentaje de tratamientos inadecuados con este tipo de fármacos.
Tras esa primera fase que estará centrada en 12.000 pacientes mayores de 65 años polimedicados que, a sus tratamientos habituales, añaden este tipo de fármacos, la iniciativa se ampliará a otros grupos de población. Para ello, se va a utilizar la herramienta informática Observa, un programa del SNS-O con capacidad de seleccionar a pacientes de Navarra que cumplen unos determinados criterios de inclusión y plantear así propuestas de intervención a nivel de grandes grupos de población "que posteriormente se revisan caso por caso", precisan.
Esa propuesta de intervención partiría del equipo de Farmacia, que mediante este programa puede remitir una sugerencia de revisión de determinada medicación a los profesionales de Atención Primaria o Especializada, que posteriormente toman la decisión de aceptar la sugerencia o rechazarla tras analizar el detalle de cada historial.
Campaña informativa
Previa a este programa de revisión de la medicación se ha desarrollado una labor de sensibilización de profesionales y una campaña informativa, con el eslogan 'Protectores de estómago, ¿siempre necesarios?', dirigida a pacientes medicados con IBP y población general, con el objetivo de concienciar a la ciudadanía de la necesidad de evitar un consumo de estos fármacos sin control médico o de prolongar su uso en el tiempo innecesariamente.
Los folletos explican los casos en los que están indicados estos fármacos y ofrecen consejos sobre cómo abandonarlos una vez que cesan los síntomas para los que se aconseja su uso. Se recuerda, en este sentido, que están indicados para tratar o prevenir síntomas estomacales como ardor, reflujo o úlceras, y tratan de desmontar "la falsa creencia de que forman una película protectora en el estómago o similar, lo que les ha llevado a ser mal llamados protectores de estómago".
"Aunque estos medicamentos son seguros y bien tolerados cuando se toman indicados por personal facultativo y durante el tiempo necesario, no son inocuos y pueden producir efectos adversos, sobre todo si se utilizan a largo plazo. Por otro lado, cuando estos fármacos se toman junto con otros medicamentos pueden restarles eficacia o favorecer la aparición de efectos secundarios", afirman desde el Departamento de Salud.
Otras aplicaciones del programa 'Observa'
Junto a este nuevo programa, la Subdirección de Farmacia ya había lanzado previamente una iniciativa de racionalización mediante el uso del programa Observa. Fue el pasado mes de septiembre, cuando se planteó revisar el historial de pacientes que tuvieran prescritos al mismo tiempo pañales las 24 horas del día junto con medicamentos para la incontinencia urinaria, al considerar que prescindir de estos últimos podrían podría evitar costes y efectos secundarios como estreñimiento, sequedad de ojos y boca, visión borrosa, aumento de la presión intraocular, glaucoma o taquicardia, entre otros.
Así, se procedió a la selección de un cupo de 392 pacientes con estas características para los que la Subdirección de Farmacia emitió un aviso a través de la historia clínica a sus correspondientes centros de Atención Primaria para el cese de sus tratamientos. Dos meses después, más del 60% de estos pacientes ya han sido evaluados por su médico o médica de cabecera y se ha retirado el tratamiento en el 90% de los casos evaluados.
No están velando por la salud ni el bienestar del paciente, solo les interesa reducir el gasto en sanidad y por ende reducir la de la ciudadanía...una vergüenza!!