La Sociedad Española de Nefrología (SEN) y el Grupo de Trabajo de Optimización de Resultados en Diálisis de Fresenius Medical Care han realizado un estudio, publicado en Kidney Internacional Reports, sobre una muestra de 2.242 pacientes tratados en 40 centros españoles de hemodiálisis, cuyas conclusiones apuntan a que el uso de inhibidores de la bomba de protones (IBP) se asocia con hipomagnesemia (trastorno electrolítico en el que se presenta un nivel bajo de magnesio en la sangre) y con exceso de riesgo de mortalidad en pacientes en hemodiálisis. De ahí que los autores del mismo llamen a considerar "el equilibrio entre posibles efectos negativos y positivos de la exposición a largo plazo a IPB". Asimismo, recomiendan que el tratamiento con IBP sea "monitorizado regularmente" y prescrito "únicamente cuando esté indicado".
El estudio, que ha sido liderado por Ángel Luis Martín de Francisco, del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, señala que el uso a largo plazo de IBP en pacientes en hemodiálisis "a menudo no está justificado". En la muestra de la investigación, la proporción de pacientes que tomaban este tipo de medicamentos era de 1.776 de 2.242, el 79,2%.
Según la SEN, en la comparación de 446 pacientes con 446 que no lo tomaron se vio que el uso de IBP estaba asociado a hipomagnesemia y se identificó como un predictor independiente de mortalidad por cualquier causa, entre ellas, la cardiovascular. "Los cocientes de riesgo para mortalidad por cualquier causa y mortalidad cardiovascular fueron más altos entre los pacientes con IBP que con los que no los tomaron", concluyen. Y añaden: "Los hallazgos del estudio son apuntan a la necesidad de un programa educativo sobre el abuso innecesario del consumo de estos medicamentos llamados popularmente omeprazoles (omeprazol, pantoprazol, esomeprazol…etc.)".