Política

Facme, “preocupada” por las definiciones de conflicto de interés: “no habrá expertos”

Facme expresa preocupación por las definiciones de conflictos de interés en las evaluaciones de tecnologías sanitarias, y destaca la necesidad de abordar esta cuestión con transparencia, declaraciones de interés y aceptar que los expertos deben mantener relación con los desarrolladores.
Junta Directiva de Facme

La Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme), en sintonía con otras sociedades científicas europeas, está muy preocupada por las definiciones que se están desarrollando en las normativas de evaluación de tecnologías sanitarias (ETS) con respecto a los conflictos de interés. Esta situación podría limitar significativamente la contribución de expertos a las evaluaciones de estas tecnologías en el entorno público europeo. Si no se definen adecuadamente los conflictos de interés y se emplean correctamente las declaraciones de interés, existe el riesgo de que "no haya expertos" que cumplan con los criterios establecidos, lo que disminuiría la calidad y acierto de las evaluaciones.

La vicepresidenta de Facme, Cristina Avendaño, destaca que la clave radica en distinguir entre el personal de la oficina de evaluación y los expertos consultados para aportar experiencia. Es necesario comprender que “los expertos proporcionan sus opiniones, pero no tienen la autoridad para tomar decisiones”. Por ello, se debe diferenciar entre los miembros del organismo que realiza la evaluación y los expertos que asesoran, los cuales deben tener un alto nivel de conocimiento del área de estudio.

Actualmente, se está cometiendo el error de confundir la existencia de un conflicto de interés con la declaración de intereses. Esta última es una exposición de las relaciones de un agente externo, ya sea un profesional sanitario o un paciente, con el desarrollador de la tecnología. Por este motivo, Facme ha elaborado alegaciones tanto al sistema de selección de expertos de ETS a nivel europeo como al borrador del Real Decreto (RD) de ETS español.

Facme considera imprescindible que un científico o clínico con experiencia reconocida haya trabajado con compañías desarrolladoras de tecnologías sanitarias, asesorado o evaluado productos competidores. La federación sostiene que es “difícil imaginar” un experto sin contacto alguno con desarrolladores y que, de hecho, la ausencia de tales contactos podría ser "sospechosa de falta de experiencia". Además, argumentan que la diversidad de actividades con diferentes desarrolladores y administraciones garantiza la independencia del profesional.

En consecuencia, Facme defiende que la manera adecuada de gestionar los conflictos de interés es a través de la transparencia, sin negar la posibilidad de mantener relaciones externas, pues esta dinámica excluiría a los verdaderos expertos del sistema. Mediante declaraciones de interés, los profesionales creen que es posible contar con “clínicos expertos” que contribuyan a la excelencia de la evaluación, evitando sesgos e influencias indebidas.

Alegaciones al Real Decreto de ETS

La federación ha presentado alegaciones al proyecto de RD de ETS, centradas en el artículo 26, sobre la participación de expertos y conflictos de interés. La propuesta modifica este artículo para limitar la exclusión de expertos si tienen intereses económicos directos en la industria, aceptando como es lógico la participación de aquellos que hayan estado involucrados en actividades científicas o formativas. “Estamos en desacuerdo con considerar estas actividades como un conflicto de interés que conlleve la exclusión del experto”, apunta Facme. Para ellos, esto supone erróneamente que cualquier colaboración con agentes de la tecnología afecta la independencia de médicos y científicos, lo cual no necesariamente es cierto.

Facme sostiene que se debe poner el foco en un sistema de gobernanza y transparencia en la declaración de intereses, recordando que los informes y decisiones son competencia del organismo responsable, no de los expertos consultados. Así se garantiza la imparcialidad de los órganos responsables y se incorpora la opinión de verdaderos expertos.

En relación con este mismo aspecto, Facme presentó alegaciones al acto delegado de la Comisión Europea sobre los conflictos de interés son similares a las del RD. Abogan por que todos los expertos realicen una declaración completa de intereses y que, a menos que haya intereses económicos directos, no se les impida colaborar. Además, plantean que el organismo de ETS cuente con personal técnico propio y que cada evaluación cuente con varios expertos de diferentes áreas. Por último, Facme considera que las sociedades científicas médicas son las entidades idóneas para identificar y proponer a los expertos necesarios en cada área.

Posicionamiento

Otras alegaciones se refieren al uso del término ‘posicionamiento’, que genera confusión en la práctica médica. Facme propone el término ‘propuesta de inclusión en el SNS’ para describir un informe destinado a la toma de decisiones sobre financiación, precio y condiciones de inclusión en el Sistema Nacional de Salud (SNS). El término ‘posicionamiento’ ha generado confusiones y distorsiones en los procesos asistenciales autonómicos y locales en los últimos años.

Además, la federación señala que el informe-propuesta de inclusión en el SNS debería ser concebido como parte del proceso de toma de decisiones, sin ser usado para informar sobre el uso del medicamento en la práctica clínica, función que deberían cumplir las guías de práctica clínica, el conocimiento de los médicos y los protocolos y guías locales.

Selección de expertos

En cuanto a la selección de profesionales para los órganos de gobernanza del sistema de evaluación, Facme propone incrementar el número de expertos profesionales sanitarios en el Consejo de Gobernanza y el Comité Consultivo, y que varios de ellos sean propuestos por la federación, aunque el nombramiento final recaiga sobre el presidente del órgano. Sugieren que, en el Consejo de Gobernanza, de dos se pase a tres profesionales, y que dos sean propuestos por Facme; y en el Comité Consultivo, de tres a cuatro, con tres propuestos por los profesionales.

La lógica es clara: “Si se busca representar a los profesionales sanitarios, estos deben ser propuestos por las sociedades científicas”, recalca Avendaño.

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