Política

Farmaindustria confía en el Plan de la Hepatitis C para permitir un acceso racional a las innovaciones

Ante la problemática surgida en los últimos meses en relación con el acceso a los nuevos tratamientos contra la hepatitis C, y las informaciones y opiniones a veces contradictorias vertidas sobre estos nuevos fármacos, Farmaindustria desea respaldar plenamente el Plan Estratégico Nacional para el abordaje de la Hepatitis C que va a implementar el Gobierno y ofrecer colaboración para que pueda hacerse un diagnóstico preciso de cuántas personas se necesita atender, y se elabore un protocolo de actuación para que los profesionales, bajo criterios clínicos, definan la atención sanitaria más adecuada con las nuevas terapias.

Asimismo, reconocer públicamente el esfuerzo realizado por las autoridades sanitarias para incorporar estos nuevos tratamientos contra la hepatitis C (tres ya aprobados y dos más que lo serán en breve), convirtiéndose en uno de los países de Europa donde antes se han aprobado en condiciones económicas favorables.

Lejos de contemplarse como un problema, los nuevos tratamientos deben observarse como una solución, y acogerlos como una excelente noticia, pues permiten curar enfermedades complejas, reducir costes sanitarios y conseguir ahorros a medio y largo plazo muy superiores al coste inicial que conllevan. Se trata, pues, de medicamentos altamente coste-efectivos, que deben ser contemplados no sólo por su precio sino por lo que aportan en términos sociales, sanitarios y económicos.

Como sociedad, nos encontramos, ante una importante encrucijada: la necesidad de realizar una inversión a corto plazo no prevista pero que generará unos ahorros y beneficios muy superiores a medio plazo. Esta situación que no va a ser exclusiva de esta enfermedad, pues se prevé que en los próximos años sigan irrumpiendo medicamentos de aportación sanitaria excepcional, que conllevarán mejoras radicales en la esperanza y calidad de vida, con importantes beneficios para los pacientes y para la sociedad en general.

Se trata, en definitiva, de establecer prioridades en los presupuestos públicos para hacerlos económicamente eficientes respondiendo a las demandas sociales. En este caso, el presupuesto público español tiene margen para hacerlo, especialmente con un gasto farmacéutico hoy controlado (que se ha reducido en más de 3.400 millones de euros al año respecto al máximo de 2010), y teniendo en cuenta que, en el caso  concreto de la hepatitis C,  el coste de la atención de aquellos pacientes que precisan con cierta urgencia estos nuevos tratamientos, representa apenas unas décimas de punto del gasto sanitario. Estos medicamentos son tan coste-efectivos o más que la inmensa mayoría de las inversiones públicas que necesitan un determinado periodo de maduración y, además, el Estado tiene a su disposición un gran número de herramientas y gran flexibilidad para facilitar la financiación de estos tratamientos.

Por todo ello, es necesario reconducir el debate público y político actual en esta materia y evitar propuestas extremistas que coloquen a nuestro país en posiciones alejadas de la realidad socio-política y económica española, colaborando todas las partes concernidas para acelerar el acceso de estos tratamientos a todos los ciudadanos que los precisan.

La industria farmacéutica reitera su compromiso con la salud de los ciudadanos, investigando y desarrollando nuevos medicamentos, y con la sostenibilidad del sistema sanitario, y defiende el uso racional y responsable del medicamento, lo cual debe permitir que ningún enfermo se quede sin la medicina que necesita, pero que no se administre ni un solo fármaco que no sea necesario.

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