¿A qué se dedica lo que pagamos con nuestros impuestos? Esta es la pregunta que en estas fechas, en las que se inicia la campaña de la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), nos hacemos todos los contribuyentes. Pues bien, el Ministerio de Hacienda, en cumplimiento de la Ley de Transparencia, se encarga de responder a esa cuestión cuando realizamos la declaración de la renta a través del programa Padre.
De este modo, tal y como se encarga de remarcar el departamento dirigido por Cristobal Montoro, más del 63% de lo recaudado por medio de los impuestos va dirigido al denominado gasto social, según los datos correspondientes a la campaña de 2013, última cerrada en su totalidad. De este, la mayor parte se destina a pensiones y otras prestaciones sociales (40%), el 9% va a educación y el 14% es el dinero recaudado que se destina a Sanidad.
Suponiendo, tal y como indica el Ministerio de Sanidad que el 15% del gasto sanitario es el que se destina a Farmacia, tendríamos que el 2,1% de todo lo recaudado es lo que el Estado y las comunidades autónomas dedican a la adquisición de medicamentos, una cifra similar a lo que se dedica a Defensa, Cultura o Medio Ambiente.
Poniendo esa magnitud del gasto farmacéutico en relación al gasto total de las administraciones públicas resulta llamativo el intenso esfuerzo legislativo y administrativo en el control del gasto en medicamentos. Mucho mayor que en otras partidas menos reconocidas por la sociedad como imprescindibles. La respuesta podría venir de la transparencia que se observa en el gasto a través de recetas, que todos los meses ofrece información puntual y exacta de lo que ocurre, así como por la inmediatez de los ahorros que se producen cuando se toma una medida de control del gasto.
