MARTES 5 de mayo de 2015 (HealthDay News) -- Los científicos parecen haber encontrado una nueva manera de combatir una infección gastrointestinal difícil de curar y potencialmente mortífera: una versión amigable de la bacteria que la causa.
La infección, causada por Clostridium difficile, es una plaga común en hospitales. Y los expertos dicen que los resultados, publicados el 5 de mayo en la revista Journal of the American Medical Association, son importantes.
Las cepas tóxicas de la bacteria C. difficile causan diarrea, retortijones, y en algunos casos, inflamaciones severas del colon.
La infección suele atacar a la gente durante o después de su estancia en el hospital; sobre todo a los que han tomado antibióticos mucho tiempo o tienen un sistema inmunitario debilitado.
Estamos viendo el mayor número de casos de infecciones por C. difficile en hospitales en Estados Unidos, dijo el autor principal, el doctor Dale Gerding, profesor de medicina en la Escuela de Medicina Stritch en la Universidad de Loyola en Chicago.
Un reporte reciente del gobierno de los Estados Unidos declaró que casi medio millón de estadounidenses se enfermaron a causa de C. difficile en 2011, y 29,000 se murieron en un mes.
Generalmente se debe al uso prolongado de antibióticos, ya que arrasa con las bacterias “buenas” que suelen vivir en el estómago y normalmente protegen contra las cepas de C. difficile que producen toxinas. A pesar de esto, el tratamiento con algunos antibióticos, como la vancomicina, suele curar la infección.
Desafortunadamente, el 30 por ciento de los pacientes se vuelve a enfermar, dijo Gerding.
Gerding explicó que “los antibióticos no destruyen por completo a la bacteria C. difficile, y si el paciente no ha desarrollado una respuesta inmune a la toxina que ésta produce, se vuelve a enfermar”.
Así que su equipo intento algo nuevo: después de que los pacientes se habían curado con ayuda de antibióticos, los científicos les dieron una cepa no tóxica de C. difficile, pensando que el bicho bueno dominaría lo que quedara de su pariente malvado.
Y parece funcionar.
De los 125 pacientes que recibieron este tratamiento, sólo 11 por ciento se volvió a enfermar dentro de las seis semanas siguientes, y al subgrupo que recibió una dosis más alta de la bacteria buena le fue mejor: sólo dos de los 43 pacientes (es decir, el 5 por ciento) tuvo una recaída.
Por otro lado, el 31 por ciento de los pacientes que recibieron el placebo se volvieron a enfermar.
Gerding declaró que después del tratamiento, la C. difficile buena “no se queda para siempre”.
Más bien, especuló, este tratamiento puede ayudar a que se restablezca el balance normal de las bacterias estomacales.
Los resultados son más que bienvenidos.
“Éste es un estudio muy importante por el alto índice de recurrencia de infecciones por C. difficile, y porque éstas se vuelven cada vez más difíciles de tratar”, dijo el doctor Lawrence Brandt, jefe emérito de gastroenterología en el Centro Médico Montefiore en Nueva York.
Hay otro tratamiento que sirve contra las infecciones reincidentes de C. difficile: trasplantes fecales, que incluyen darle a los pacientes una infusión de una muestra de un donador sano, cosa que los doctores de Montefiore han hecho durante una década, declaró Brandt.
La idea detrás de los trasplantes fecales y la terapia de C. difficile no tóxica es la misma: restaurar una flora intestinal sana.
“Pero, en teoría, esta nueva terapia sería más segura y confiable que un trasplante fecal”, dijo el doctor Erik Dubberke, un vocero de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos (Infectious Diseases Society of America).
Con los trasplantes, la gente recibe una flora microbiana completa, que puede incluir algo infeccioso o tener efectos a largo plazo que no se consideraron”, dijo Dubberke.
“Además”, añadió, “al público le gusta mucho la idea de los probióticos. Y una C. difficile no tóxica se podría llamar probiótico sin ningún problema”.
Los resultados se basan en 173 pacientes con una infección por C. difficile que se trataron con éxito usando antibióticos. Se distribuyeron al azar en cuatro grupos: tres recibieron distintas dosis de C. difficile no tóxica y un cuarto que recibió un placebo.
La C. difficile buena, dijo Gerding, es completamente natural, sin modificaciones genéticas. El tratamiento consiste en tomar un líquido sin color ni olor una vez al día por una semana.
En cuanto a los riesgos, los pacientes que recibieron el tratamiento tuvieron más dolores de cabeza que los que tomaron el placebo. Pero según los científicos, no hubo evidencia de algún riesgo importante.
Se necesitan estudios más grandes para que la terapia tenga mayor aceptación, dijo Dubberke.
Pero Dubberke y Gerding declararon que la compañía que está desarrollando el tratamiento y patrocinó el estudio (ViroPharma Inc.) acaba de ser adquirida por otra compañía, así que el futuro de la terapia con C. difficile es incierto.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Dr. Dale Gerding, profesor, medicina, Escuela de Medicina Stritch en la Universidad de Loyola en Chicago; Dr. Lawrence Brandt, jefe emérito, gastroenterología, Centro Médico Montefiore, y profesor, medicina y cirugía, Colegio de Medicina Albert Einstein, Ciudad de Nueva York; Dr. Erik Dubberke, vocero, Sociedad de Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos (Infectious Diseases Society of America), y profesor, Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, St. Louis; 5 de mayo 2015, Journal of the American Medical Association