LUNES, 10 de agosto de 2015 (HealthDay News) -- El pollo frito, el té dulce y las verduras preparadas en grasa de tocino, marcas características deliciosas de la dieta sureña, podrían aumentar el riesgo de ataque cardiaco, según sugiere un estudio reciente.
El investigador principal, James Shikany, profesor de epidemiología nutricional en la Universidad de Alabama, en Birmingham, dijo que los platos de estilo sureño que se comen normalmente se asociaron con un riesgo un 56 por ciento más alto de ataque cardiaco durante casi 6 años de estudio.
Pero es importante indicar que el estudio no estaba diseñado para demostrar una relación de causalidad entre estos alimentos y las enfermedades cardiacas, solamente una asociación.
Aun así, Shikany dijo que "hay muchos mecanismos posibles que aumentan el riesgo". Entre ellos están las grasas saturadas y los nitratos en las carnes procesadas y el azúcar, que aumentan el nivel de colesterol, la resistencia a la insulina y el peso corporal, todos los cuales están asociados con un riesgo más alto de enfermedades cardiacas, añadió.
Para realizar el estudio, el equipo de Shikany recopiló los datos sobre la dieta de más de 17,000 personas de varios lugares de Estados Unidos que participaron en el estudio sobre las Razones de las diferencias geográficas y raciales para el accidente cerebrovascular (REGARDS, por su sigla en inglés) de hombres y mujeres blancos y negros mayores de 44 años que se inscribieron entre 2003 y 2007.
Los investigadores compararon la dieta sureña con otros patrones dietéticos. Los patrones incluían el patrón "de conveniencia", formado por los platos de pasta, de comida mexicana, de comida china y de pizza; el patrón "basado en plantas", que incluía principalmente verduras, frutas, cereales, frijoles, yogur, aves y pescado; el patrón "de los dulces", que consistía en los azúcares añadidos, los postres, el chocolate, los dulces y los alimentos para el desayuno azucarados, y el patrón "del alcohol y las ensaladas", que incluye la cerveza, el vino, el licor, las verduras de hoja verde, los tomates y los aderezos de ensalada.
Los que comían regularmente la dieta típica sureña tendían a ser hombres, negros y personas que no se habían graduado de secundaria, según el estudio. Los investigadores también encontraron (sin que resultara sorprendente) que las personas que consumían regularmente la comida sureña tendían a vivir en el llamado "cinturón del accidente cerebrovascular", que incluye a Carolina del Nortes, Carolina del Sur, Georgia, Tennessee, Alabama, Mississippi, Arkansas y Luisiana, dijeron los investigadores.
Ningún otro patrón dietético que examinaron los investigadores se asoció con el riesgo de enfermedades cardiacas. El patrón "sureño" incluía las grasas, alimentos fritos, huevos y platos con huevo, carnes de órganos, carnes procesadas y bebidas endulzadas con azúcar, dijeron los investigadores.
El informe aparece en la edición en línea del 10 de agosto de la revista Circulation.
Samantha Heller, nutricionista clínica principal del Centro Médico Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York, dijo que "parecería que casi todo el mundo sabe que comer chuletas fritas de cerdo y salsa, galletas impregnadas de mantequilla y llenas de manteca, y tocino incrustado en todo no es una dieta sana".
Pero lo que las personas deciden comer se basa en las influencias culturales, emocionales, sociales, económicas, psicológicas, fisiológicas y ambientales, dijo.
"Esto está claro que los hallazgos de este estudio, ya que el sur es conocido por los platos con muchas carnes y productos lácteos, alimentos fritos y salsas abundantes", dijo Heller. "El sur profundo a menudo se conoce como el cinturón del accidente cerebrovascular y el cinturón de la diabetes por la prevalencia alta de accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo 2, obesidad y enfermedades cardiacas relacionados con la dieta", añadió.
Intentar cambiar la cultura en torno a cierto estilo de alimentación, en este caso, cambiar el estilo sureño en un enfoque más sano y más basado en plantas, puede ser abrumador, explicó Heller.
"Por más que intento convencer a los pacientes de que las coles pueden saber muy bien sin una libra de trozos de jamón ahumado, mantequilla y toneladas de sal, difícilmente hacen caso", dijo. "Aun así, es necesario que la educación nutricional y el respaldo llegue a las comunidades y las poblaciones que están más en riesgo".
Un modo podría ser enfocar el cambio desde un ángulo ligeramente diferente, dijo Heller. "En lugar de hacer platos sustitutos, como el 'pollo frito saludable', dado que no sabrá parecido al frito con aceite abundante, los platos alternativos podrían ser un mejor enfoque. Por tanto, se podría animar a las personas que comen comida sureña a optar por el pollo frito en el horno con frutos secos. O las coles al estilo neoyorquino hervidas a fuego lento con aceite de oliva extra virgen, tomate, ajo y verduras orgánicas", dijo.
Shikany no cree que las personas tengan que eliminar completamente estos alimentos de su dieta. "Tengo la tendencia a ser una persona moderada", dijo. "No me gusta decir a las personas: 'no coma esto, no coma aquello', porque eso no funciona. La gente se frustra".
En lugar de eso, prefiere animar a las personas a modificar su dieta. Por ejemplo, sugiere que no se coma todos los días tocino o jamón para desayunar, sino que se limiten a un par de veces a la semana. "Probablemente lo mejor es dejar de comerlos, pero tiendo a ser realista, de modo que intento que las personas coman menos", dijo.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: James Shikany, Dr.P.H., professor, nutritional epidemiologist, division of preventive medicine, University of Alabama at Birmingham; Samantha Heller, M.S., R.D., senior clinical nutritionist, NYU Langone Medical Center, New York City; Aug. 10, 2015, Circulation, online