MIÉRCOLES, 9 de septiembre de 2015 (HealthDay News) -- Un nuevo informe plantea que la
colocación de la malla vaginal mediante cirugía es un método relativamente
seguro en el tratamiento de la incontinencia urinaria de las mujeres, a pesar de las preocupaciones
expresadas por los organismos reguladores de Estados Unidos.
Solo una de cada treinta mujeres
que reciben el implante de malla vaginal sintético para tratar la incontinencia urinaria de
esfuerzo tendrán una complicación que requerirá una segunda cirugía,
según un estudio de seguimiento en el que participaron casi 60,000 mujeres canadienses durante
una década.
"Si una mujer recibe el implante de una malla vaginal, el 97 por
ciento de las veces no sufrirá ninguna complicación y conseguirá buenos
resultados al cabo de 10 años, en lo concerniente al riesgo de una segunda cirugía en
el futuro", señaló el autor del estudio Dr. Blayne Welk, profesor adjunto de
urología de la Facultad de Medicina y Odontología Schulich de la Universidad de Western
Ontario.
Los investigadores también encontraron que las mujeres pueden reducir en gran
medida el riesgo de complicaciones si eligen a un cirujano que realiza regularmente estos implantes
de malla vaginal.
"Es preferible escoger a un cirujano que haga esta cirugía de
manera periódica", recomendó el Dr. Harvey Winkler, codirector de la
División de Medicina Pélvica Femenina y Cirugía Reconstructiva del Sistema de
Salud North Shore-LIJ de Great Neck, Nueva York. "De modo que cuando realice el implante, sea
simplemente otro procedimiento rutinario de la consulta", agregó Winkler, que no
formó parte del estudio.
La incontinencia de esfuerzo se produce cuando al toser,
reír, estornudar o hacer otros movimientos que ejercen presión sobre la vejiga se
escapan pequeñas cantidades de orina.
La Administración de Alimentos y
Medicamentos (FDA) de Estados Unidos ha emitido varias advertencias en los últimos años
con relación a la seguridad de la malla vaginal, según la información de
respaldo del artículo.
Las mallas vaginales pueden causar dolor, infección,
sangrado, molestias durante las relaciones sexuales y problemas urinarios, de acuerdo con la FDA.
Además, la cirugía para extraer o reparar la malla vaginal no siempre alivia estos
síntomas.
Recientemente, la FDA informó en abril de 2014 que planeaba
reclasificar la malla vaginal como un dispositivo de "alto riesgo" para reparar el prolapso
de órganos pélvicos, que se produce a causa de la debilidad o fallo de los
músculos que hacen que un órgano pélvico como la vejiga, el intestino y el
útero se desplace de su ubicación natural y sobresalga (prolapso) por la vagina.
En Estados Unidos, más de 50,000 mujeres han presentado demandas colectivas por
complicaciones derivadas de la cirugía para tratar la incontinencia y el prolapso con malla
vaginal, señalaron los investigadores.
Welk y Winkler argumentan que la FDA ha hecho
muy poco para diferenciar el riesgo de la malla vaginal utilizada para la incontinencia de la malla
que se utiliza para tratar el prolapso, que tiene un riesgo mayor.
La malla vaginal se utiliza
con más frecuencia para tratar la incontinencia que el prolapso de órganos
pélvicos, apuntó Welk. Durante el estudio de 10 años, alrededor de 5,000 mujeres
recibieron implantes de malla vaginal para tratar el prolapso, mientras que 60,000 lo hicieron para
tratar la incontinencia.
Winkler explicó que el tratamiento de la incontinencia
requiere solamente una pequeña franja de malla sintética que se inserta para reforzar
la uretra, mientras que los cirujanos deben utilizar mallas más grandes para tratar el
prolapso.
Para evaluar la seguridad de la malla vaginal en el tratamiento de la incontinencia,
el equipo de Welk dio seguimiento al número de mujeres de Ontario que necesitaron una
cirugía para extraer o reparar un implante de malla vaginal. En el estudio, publicado en la
edición en línea del 9 de septiembre de JAMA Surgery, participaron casi 60,000
mujeres que se sometieron a la cirugía entre abril de 2002 y diciembre de 2012.
En
total, algo más de 1,300 mujeres, o el 2,2 por ciento, necesitaron una cirugía de
seguimiento en el término de un año en promedio después de recibir un implante
de malla vaginal para la incontinencia urinaria de esfuerzo, mostraron los hallazgos.
Al final
del período de estudio de una década, se observó un riesgo acumulado de poco
más del 3 por ciento de complicaciones, hallaron los investigadores.
Las pacientes que
fueron tratadas por cirujanos que tenían un "bajo volumen" de cirugías eran
un 37 por ciento más propensas a requerir una cirugía de seguimiento, en
comparación con las mujeres que fueron tratadas por un cirujano que realizaba este tipo de
cirugía de manera regular, explicaron los investigadores.
Sin embargo, Welk
señaló que para el estudio la definición de un cirujano de gran volumen era un
médico que realiza un promedio de 17 cirugías de malla vaginal cada año.
"No se trata de cientos de cirugías al año", apuntó Welk. "Lo
que se traduce en una o dos al mes, lo cual está dentro del intervalo de intervenciones
quirúrgicas de un ginecólogo o urólogo promedio".
Los resultados
muestran que la cirugía para tratar la incontinencia mediante malla vaginal sintética
es segura, y que las mujeres que se han sometido a esta cirugía pueden estar tranquilas, dijo
Winkler.
"Tengo tres amigas muy cercanas que tienen un implante de malla vaginal",
apuntó. "La gente no debería despertarse por las noches pensando que la malla
vaginal le causará algún problema".
Sin embargo, el estudio sí
encontró que las mujeres que se sometían a varias cirugías de malla vaginal para
tratar la incontinencia urinaria tenían un riesgo casi cinco veces mayor de complicaciones que
ameritaba una segunda cirugía.
El estudio fue financiado con subvenciones del gobierno
de Ontario y no recibió ningún fondo de los fabricantes de estos dispositivos
médicos.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Blayne Welk, M.D., assistant professor, urology, Western University's Schulich School of Medicine & Dentistry, Ontario, Canada; Harvey Winkler, M.D., co-chief, division of female pelvic medicine and reconstructive surgery, North Shore-LIJ Health System, Great Neck, N.Y.; Sept. 9, 2015, JAMA Surgery, online