Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma.
El acuerdo para aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2019 al que han llegado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, incluye entre sus múltiples apartados, eliminar el copago farmacéutico introducido por el Real Decreto-ley 16/2012. Eso sí, se hará “empezando por los pensionistas en situación de mayor vulnerabilidad -pensionistas con rentas contributivas con cónyuge a cargo o por viudedad (800 euros mensuales, en 14 pagas)”.
En múltiples ocasiones he manifestado que considero necesario un copago en el ámbito sanitario. Un ticket moderador que permita evitar que se abuse de lo que no es necesario simplemente por el hecho de ser gratis. A este respecto, quiero recordar el caso de las bolsas de plástico. Primero en los supermercados y actualmente en cualquier comercio el cobro de 2 a 5 céntimos por una bolsa de plástico ha hecho que todos seamos más responsables a la hora de pedirlas. Antes de que se cobraran se cogían muchas bolsas que no eran necesarias. Ahora se cogen solo las imprescindibles y es habitual traer las bolsas de casa. En otras palabras, se ha concienciado, a base de cobrar, sobre el uso racional del plástico.
En primer lugar, me gustaría comentar el habitual argumento de algunos partidos de que el copago es un ‘repago’. El copago, como cualquier otra tasa supone la participación en el coste de un servicio público a consecuencia de su uso. Por tanto, cualquier servicio público que tenga tasas, también tendría ‘repago’. Entonces, siguiendo esa lógica, ¿será gratis el transporte público, puesto que ya lo pagamos con impuestos? ¿Se van a dejar sin coste el uso de las instalaciones deportivas o el acceso a los museos? ¿Y la universidad, también será gratuita, sin tasas? Hablar de repago, me parece una demagogia enorme cuando en España se repaga muchas veces y, en ocasiones de forma que debería ser ilegal, como en algunos impuestos.
Pero volviendo en sí al ámbito del copago, creo que los límites establecidos a los pensionistas aseguraban que no se produjera un problema económico grave a causa de los medicamentos. Es posible que fuera necesario ajustar algunos tramos, ampliar las exclusiones, o acelerar las devoluciones en caso de que no se topara la aportación al alcanzar el límite, pero no creo sinceramente que hubiera un problema y mucho menos generalizado. Y si lo había, por 8 euros al mes, el problema era más social que sanitario.
¿Los más vulnerables?
Pero ¿son realmente los pensionistas con rentas menores de 800 euros mensuales los más vulnerables de la sociedad? Es cierto que son de los más vulnerables, pero en el ámbito del copago, los más vulnerables serán aquéllos activos con rentas de menos de 800 euros y que no tienen ningún tope de aportación por copago. Esos que tendrán que dedicar en caso de una enfermedad crónica bastante más de los 8 euros mensuales a hacer frente a las necesidades de medicamentos. En definitiva, los tramos económicos más bajos de las tarjetas TSI 003.
Otro argumento que se utiliza para justificar el cambio en el copago es que mucha gente no puede acceder a los medicamentos por su coste, según lo recogido en el Barómetro Sanitario. La propia ministra María Luisa Carcedo, utilizó este argumento para justificar la eliminación de este copago. No obstante, se da la circunstancia de que, según ese barómetro sanitario, la Comunidad Valenciana, donde los mayores y los más desfavorecidos no aportaban por copago desde hace mucho tiempo, es la tercera región en la que sus habitantes aseguran tener más dificultades para tomar sus medicamentos a consecuencia del coste. ¿Qué coste? ¡Si para ellos el copago farmacéutico no ha tenido efecto! La verdad es que no lo entiendo…
Por tanto, me parece un error utilizar, como base para la toma de una decisión que puede poner en jaque al sistema sanitario, una encuesta que claramente ofrece respuestas imposibles.
Pero, es más, creo que se ha perdido la ocasión para que el Gobierno, en este caso socialista, diera una vuelta de tuerca en la optimización del copago creando nuevos tramos económicos si es necesario, ampliando los colectivos exentos por cuestión económica si es necesario, pero sobre todo, excluyendo colectivos por razón sanitaria y abordando copagos según la eficiencia de los medicamentos.
Creo que eso sería avanzar hacia un copago más justo social e individualmente y más útil en su objetivo de optimizar el uso de una prestación tan importante como la farmacéutica. Lo contrario es retroceder hacia un modelo que no es ni justo ni útil.
José María López Alemany es director de Diariofarma.
Totalmente de acuerdo