Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma.
Tiene razón la industria al reclamar cambios en la elaboración de los Informes de Posicionamiento Terapéutico (IPT). Una propuesta de cambios en los que han estado trabajando en los últimos meses y que coincidirá, al menos en el tiempo, con el giro que se quiere dar desde el Ministerio de Sanidad, a la configuración de los IPT y de la que poco se sabe
En primer lugar, la industria reclama que se elabore un Procedimiento Normalizado de Trabajo (PNT). Actualmente hay algo similar, pero se trata de una simple ‘propuesta’ que, por la vía de los hechos, se ha transformado en algo aceptado y aprobado. Pero no debe ser así. Por ello, creo que, tras cinco años de vida de los IPT, que se siga funcionando en base a una ‘propuesta’, no es algo muy normal. Pero, aunque se pudiera tomar la ‘Propuesta de colaboración para la elaboración de los informes de posicionamiento terapéutico de los medicamentos’ como un PNT en sí mismo, creo que estos cinco años que han pasado es un periodo suficiente como para que haya que hacer una revisión y que, gracias a la experiencia acumulada, se pueda mejorar.
Y, en este ámbito de mejora, es donde engarza la otra propuesta que desde la industria se hace. La experiencia dicta que en pocas o en casi ninguna ocasión se han tenido en cuenta cuestiones relevantes de las que se han venido alegando por compañías, sociedades científicas o asociaciones de pacientes. Para Farmaindustria una de las posibles causas es que las alegaciones llegan cuando el IPT ya ha sido consensuado entre la Agencia Española de Medicamentos (Aemps) y las comunidades autónomas y eso dificulta tener en cuenta las alegaciones por cuanto supondría reiniciar gran parte del trabajo realizado. Por ese motivo, la industria propone algo obvio: permitir que los agentes puedan aportar información en los momentos iniciales del procedimiento.
Es una cuestión que me parece de cajón. Si el IPT se realiza con la información contenida en el Informe Público de Evaluación (EPAR), en algunos casos puede tratarse de información de uno, dos o más años de antigüedad, por lo que faltaría información reciente que pudieran ser relevante para la elaboración del IPT.
Contar con la información más actual para posicionar un medicamento debería ser algo obligado para que el resultado fuera el que más beneficia a los pacientes. Por ese motivo, creo que esta idea, que parece de lo más lógico y aceptable, debería ser muy tenida en cuenta por el Ministerio de Sanidad. Especialmente por el hecho de que actualmente está trabajando en modificar los IPT, aunque aún poco se sabe más allá de que haya esa intención y que en gran medida pasen a depender de la Dirección General de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia.
José María López Alemany es director de Diariofarma.