La Cooperativa Farmacéutica de Cuenca (Cofarcu) ha cumplido 65 años desde su fundación y la presidenta de la misma durante siete años y actualmente consejera de Hefame, Ana Cantarero, ha se ha mostrado mostrado “orgullosa de que 65 años después se siga conservando la esencia y el espíritu con los que se fundó la cooperativa”.
Las palabras de Cantarero se han producido en un acto celebrado el pasado sábado con motivo de la celebración del aniversario de la fundación de Cofarcu al que han acudido diversas autoridades locales y profesionales, así como responsables de cooperativas de distribución farmacéutica, empleados, socios, proveedores y clientes.
Cantarero se ha referido en su discurso a “la evolución de las tecnologías, de los mercados, de las relaciones sociales y de las tendencias de consumo en el sector farmacéutico, así como a la necesidad de que las cooperativas de distribución farmacéutica ayuden a sus farmacias a responder a esos cambios”. Se trata de una situación, ha dicho, “que las cooperativas de menor tamaño no pueden afrontar solas, por lo que necesitan establecer alianzas”.
Esas alianzas, como cualquier cambio, ha dicho, “deben consolidarse desde el respeto a los valores y a la forma de ser de cada una de las partes, y nosotros podemos sentirnos orgullosos porque siempre los hemos vivido así. En todos estos años, y, por supuesto, también en la etapa que acabamos de iniciar junto a Hefame, nuestro compromiso con el servicio al socio, la cercanía y la mejora continua han continuado siendo nuestras señas de identidad”.
Cantarero ha querido dedicar unas palabras a las farmacias de Viabilidad Económica Comprometida (VEC) y ha mostrado su determinación “de seguir prestando especial atención a las farmacias pequeñas, muy numerosas y tan importantes en esta zona como servidores públicos sanitarios”.
A las autoridades, les ha pedido que cuenten con las farmacias y la cooperativa, “que nos escuchen y sean conscientes de la importancia de nuestra labor para el buen funcionamiento del sistema sanitario, especialmente en esta provincia tan despoblada, porque saben que, hasta en el pueblo más pequeño y alejado, donde hay una farmacia hay salud, hay servicio a los ciudadanos y hay muchas horas de dedicación”.
Por último, se ha dirigido al Colegio de Farmacéuticos de Cuenca, en especial a su presidenta, Luz Moya, y a su Junta Directiva, para agradecerles su colaboración todos estos años en la defensa de las farmacias de Cuenca, una cooperación que se ha mostrado confiada en que continuará en esta nueva etapa.
Nicolas Gonzalez Casares: