Un estudio en animales sugiere que el sistema de defensa del cuerpo no parece funcionar igual de bien a temperaturas más frías
MARTES, 6 de enero de 2015 (HealthDay News) -- Aunque nunca se ha confirmado científicamente, la creencia popular es que el invierno es la estación del moqueo.
Ahora, una nueva investigación con animales parece respaldar esa idea. Sugiere que a medida que las temperaturas corporales internas descienden tras la exposición al aire frío, lo mismo sucede con la capacidad del sistema inmunitario de combatir el rinovirus que provoca el resfriado común.
"Hace mucho que se sabe que los rinovirus se replican mejor a temperaturas más bajas, de unos 33 ºC (91 ºF), en comparación con la temperatura corporal central de 37 ºC (99 ºF)", dijo la coautora del estudio, Akiko Iwasaki, profesora de inmunobiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale.
"[Pero] el motivo de esa preferencia por las temperaturas frías para la replicación del virus no se conocía. Gran parte del enfoque en esa pregunta ha estado en el virus mismo. Pero la maquinaria de replicación del virus en sí funciona igual de bien a ambas temperaturas, dejando la pregunta sin respuesta", señaló Iwasaki.
"Usamos células de las vías respiratorias de ratones como un modelo para estudiar esta cuestión, [y hallamos que] a las temperaturas más bajas halladas en la nariz, el sistema inmunitario anfitrión no podía inducir las señales de defensa para bloquear la replicación del virus", explicó Iwasaki.
Los investigadores discuten sus hallazgos en la edición actual de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Para explorar la relación potencial entre las temperaturas corporales internas y la capacidad de defenderse de un virus, el equipo de investigación incubó células de ratones a dos temperaturas distintas. Un grupo de células se incubó a 37 ºC (99 ºF) para imitar la temperatura central hallada en los pulmones, y el otro a 33 ºC (91 ºF) para imitar la temperatura de la nariz.
Entonces, observaron la forma en que las células cultivadas en cada ambiente reaccionaban tras ser expuestas al rinovirus.
¿El resultado? Las fluctuaciones en las temperaturas corporales internas no tuvieron un impacto directo sobre el virus en sí. En vez de eso, lo que difirió fue la respuesta inmunitaria indirecta del cuerpo al virus: se observó una respuesta más potente en las células pulmonares más calientes, y una respuesta más débil en las células nasales más frías.
¿Y cómo podrían unas temperaturas más frías al aire libre afectar a esta dinámica?
"Al inhalar el aire frío de afuera, la temperatura interior de la nariz probablemente también baje, aunque sea por un tiempo", dijo Iwasaki. "Por tanto, una implicación de nuestros hallazgos es que una temperatura ambiental más baja probablemente aumentaría la capacidad del virus de replicarse bien y de desarrollar un resfriado".
"Pero nuestro estudio no evaluó esto directamente. Todo se hizo en cultivos de tejido, y no en animales vivos expuestos al aire frío", añadió.
El Dr. John Watson, epidemiólogo médico de la división de enfermedades virales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., dijo que determinar al motivo exacto de un riesgo más elevado de resfriado puede resultar difícil.
"Exactamente por qué las personas contraen resfriados es difícil de evaluar", anotó. "Algo que está bien establecido es que el resfriado común es extremadamente común. Podemos afirmar que los adultos contraen unos tres cada año. Y en los niños menores de 6 años puede suceder con el doble de frecuencia".
Watson añadió que hay más de 100 tipos distintos de rinovirus. La mayoría afectan al sistema respiratorio superior, y por lo general son leves. Pero algunos también pueden afectar al tracto respiratorio inferior, advirtió.
"No se comprende del todo quién contrae qué, ni el motivo", lamentó Watson. "Sin duda hay algunos factores de riesgo claros. Las personas con afecciones que dañan al sistema inmunitario o enfermedades preexistentes se enfrentan a un mayor riesgo, al igual que las personas mayores y los bebés prematuros".
"Pero señalar al tiempo frío en sí no es sencillo", añadió. "Quizá sea el frío en sí. O tal vez la conducta de las personas cambia con el frío, y esos cambios (como ser más propensos a congregarse bajo techo con otras personas en unos espacios más pequeños) podrían poner a las personas en un mayor riesgo, en lugar del frío mismo".
Watson añadió que "es un hallazgo interesante, y probablemente amerita estudio adicional. Pero no cabe duda de que no es una pregunta que se haya resuelto".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Akiko Iwasaki, Ph.D., professor of immunobiology, Yale University School of Medicine, New Haven, Conn.; John Watson, M.D., medical epidemiologist, division of viral diseases, U.S. Centers for Disease Control and Prevention, Atlanta, Ga.; Jan. 5, 2015 Proceedings of the National Academy of Sciences