Los representantes de los pacientes participantes en la mesa redonda de Infarma dedicada a cómo la farmacia puede dar respuesta a sus necesidades ha puesto de manifiesto que el farmacéutico comunitario tiene una importante labor a desempeñar en la atención a personas con enfermedades graves.
Laura Carrasco, directora de la Asociación de Párkinson de Madrid, ha explicado que los resultados de un cuestionario realizado a pacientes con esta patología revelan que uno de los factores que más valoran de las oficinas de farmacia es el trato humano recibido, un elemento muy importante para estos pacientes, muchos de los cuales son mayores.
La farmacia comunitaria se encuentra ante un reto importante con las personas que sufren párkinson, puesto que están sometidas a un tratamiento farmacológico que se basa en dosis muy ajustadas, de modo que cualquier variación puede suponer un empeoramiento del paciente. Para éste, es fundamental la adherencia al tratamiento, así como un buen seguimiento del mismo, por lo que la oficina de farmacia puede realizar una importante contribución en este sentido, apunta Carrasco.
También ha destacado la importancia de que el farmacéutico no sustituya el medicamento de marca prescrito por el especialista, puesto que considera que no existe equivalencia y que el cambio por un genérico puede ser perjudicial para el paciente.
Las reclamaciones de los pacientes con hemofilia van más dirigidas a que aumente la coordinación con la farmacia hospitalaria. Alvaro Lavandeira, de la Asociación de Hemofilia de Madrid, ha destacado que la labor asistencial que realiza el farmacéutico de hospital debería tener continuidad en la farmacia comunitaria.
En esta línea, opina que los medicamentos para tratar a los pacientes hemofílicos deberían poder ser dispensados en las oficinas de farmacia, en colaboración con la farmacia hospitalaria, con el fin de facilitar el acceso a los mismos. Para ello, ve necesaria una formación, un sistema logístico y garantizar la conservación del fármaco.