Sir Andrew Dillon, director ejecutivo del National Institute for Health and Care Excellence (NICE), ha participado en un coloquio organizado por Diariofarma, con la colaboración de Ipsen Pharma y Actelion, dirigido a diputados y senadores de las Comisiones de Sanidad. Durante el mismo compartió la experiencia del Cancer Drugs Fund (CDF) de Inglaterra y destacó la necesidad de recopilar datos para un enfoque más consistente en la evaluación de las tecnologías sanitarias (HTA).
En primer lugar, Dillon ha expresado su gratitud hacia los pioneros españoles en evaluación de tecnologías sanitarias (HTA). “Hace veinte años, cuando se fundó el NICE, llevamos a cabo una búsqueda en todo el mundo para identificar proyectos que pudieran inspirarnos, y la labor que se estaba realizando en España en materia de HTA en aquel momento fue uno de los ejemplos de los cuales aprendimos”, ha declarado
Refiriéndose al CDF en su formato original ha indicado que la variación en las decisiones por parte de los comités regionales que sometían a consideración el uso de fármacos contra el cáncer, los incrementos presupuestarios necesarios para ajustarse al incremento en el número de medicamentos a financiar y la falta de métodos sistemáticos para recopilar datos fueron los tres retos principales del instituto.
“Como saben, la información disponible en el momento en el cual un fármaco recibe su autorización es solamente una parte de lo que finalmente sabremos sobre él una vez que se emplea en la práctica clínica”, ha declarado. La recopilación de datos es esencial para evaluar de forma adecuada todas las nuevas tecnologías sanitarias, incluidos los medicamentos, a lo largo de toda la vida de la terapia en cuestión, ha destacado.
Según el director ejecutivo del NICE, los nuevos medicamentos incluidos en el CDF “renovado”, entre los cuales hay diez indicaciones de ocho nuevos fármacos con recomendación positiva, son objeto en la actualidad de acuerdos de acceso condicionado (MAP) entre los fabricantes y el Sistema Nacional de Salud (NHS) de Inglaterra, incluyendo en los programas los procedimientos para recopilación de datos.
Los pilares del nuevo CDF son garantizar la coherencia de los costes adicionales sobre la terapia estándar con valor adicional para los pacientes, compartir el riesgo cuando exista incertidumbre en cuanto a la innovación que forma parte de la propuesta evaluadora y gestionar acuerdos de acceso en un modelo que permita compartir el riesgo a la vez que se recogen datos para tomar una decisión a más largo plazo.
Entre las preguntas planteadas por los miembros de las comisiones de Sanidad, surgió la cuestión de cuáles son las fuentes de los datos adicionales cuando un fármaco está en el CDF. Dillon ha aclarado que éstas pueden ser diversas, incluyendo ensayos clínicos en curso, y son específicas para cada caso. Los registros automatizados de pacientes creados por el NSH y otras fuentes pueden combinarse, lo cual permite establecer comparaciones de nuevas terapias con el manejo estándar.
El modo, las fuentes y el periodo de tiempo durante el cual se recoge información sobre un fármaco será diferente en función de criterios técnicos definidos para la evaluación, ha explicado.
A la pregunta de cómo podría evaluarse la contribución del propio NICE, ha dicho que esa evaluación dependería del cómo se define el objetivo del instituto. No obstante, ha hecho hincapié en la aportación del NICE a la mejor comprensión de cómo se adoptan decisiones difíciles sobre atención sanitaria, y su empeño en la obtención de datos clínicos rigurosos para evaluar nuevas terapias. Ha añadido que el NICE ha proporcionado al NHS instrumentos para la evaluación de nuevas tecnologías con una metodología consistente y objetiva.