Cada vez que se produce un cambio de tratamiento es una situación de riesgo para que el paciente pierda adherencia al tratamiento. Por ello, los farmacéuticos deben estrechar el cuidado en estas situaciones y explicar a los pacientes que a pesar de los cambios en los envases o en la bioapariencia de las formas farmacéuticas, el tratamiento es equivalente al que estaban tomando. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio elaborado por Blanca Lumbreras y Elsa López, de la Universidad Miguel Hernández de Alicante, en la que se han analizado los factores que determinan la falta de adherencia en pacientes hipertensos en tratamiento con ARA-II.
El estudio, que ha contado con la colaboración de Sandoz, se realizó en 40 farmacias comunitarias de la provincia de Alicante y reclutó a 602 paciente. La evaluación de la adherencia se realizó aplicando el test de Morisky-Green sobre pacientes persistentes, que retiraban la medicación de la farmacia de forma habitual y pretendía arrojar luz y trasladar a la realidad española los resultados de estudios previos realizados en el ámbito anglosajón.
La investigación determinó algunos factores influyentes en la pérdida de adherencia, alguno de ellos llamativos como que a mayor número de tratamientos activos, se mejoraba la adherencia, un resultado que es contradictorio con otros estudios previos. Otro de los factores que influyen en la pérdida de adherencia es el tiempo que lleva el paciente con el tratamiento. Mientras que en los primeros meses la adherencia es muy elevada, se va perdiendo hasta llegar a un mínimo al año de tratamiento. Tras ese momento, vuelve a incrementarse.
Otro aspecto que influye negativamente en la adherencia es la aparición de efectos adversos que afecten a la vida de tiempo libre de los pacientes
Por último, los cambios de medicación también se vieron involucrados en una pérdida de adherencia. Se pasó de una adherencia del 70% en pacientes sin cambio de tratamiento y un 56% en caso de modificación. Además, se observó que el cambio de envase y bioapariencia podría afectar al seguimiento, por lo que el papel del farmacéutico es clave en esta situación.
De este modo, más del 30% de los pacientes hipertensos que retiran su medicación de la farmacia tiene problemas de adherencia, lo que lleva, entre otros factores, a que el 13,7% de los pacientes tratados no tiene la tensión controlada. Esta situación representa para las investigadoras una oportunidad de actuación de la farmacia, que “debe establecer protocolos para detectar a estos pacientes y actuar sobre ellos”