El NHS England (NHS Inglaterra) va a reintegrarse en la operativa del Ministerio británico de Sanidad y Servicios Sociales (DHSC) “para acabar con las duplicidades derivadas de que dos organizaciones estén realizando el mismo trabajo” y con el objetivo de “corregir el daño y las complejidades burocráticas generadas por la reorganización del año 2012”. El cambio permitirá dedicar más recursos a la primera línea (de la atención sanitaria) en lugar de malgastarlos en cargas administrativas innecesarias”, según el comunicado emitido por el gobierno a finales de la semana pasada. Se espera información adicional más detallada sobre la reforma.
Estas y otras cuestiones de actualidad en relación con los retos del NHS, serán abordadas el próximo 1 de abril por Alan Milburn, ex ministro de Sanidad del Reino Unido con Toni Blair y asesor en materia de sanidad del primer ministro británico Keir Starmer. Milburn ofrecerá la conferencia ‘Innovación en la gestión del sistema y en el modelo asistencial’, con motivo del décimo aniversario de Diariofarma.
El NHS que quieren recuperar para el ministerio que dirige Wes Streeting ha sido el órgano administrativo que hasta ahora ha asignado recursos en función de las prioridades definidas por el gobierno dentro del territorio inglés. Entre sus funciones está la negociación de acuerdos en nombre de todo el sistema, por ejemplo, en cuanto a los precios de los medicamentos.
En 2012, con David Cameron en el gobierno, se dotó a la organización de mayor independencia, dentro de una política descentralizadora. Ahora Starmer lo ve como una carga burocrática y un gasto que debe evitarse.
Según el profesor emérito de política sanitaria Chris Ham, que firma un artículo al respecto en la revista The British Medical Journal, “esta decisión ha llegado por efecto de la frustración que supone la duplicación de responsabilidades en el NHS-E y el Ministerio y la necesidad de recortar gasto; la presión sobre los presupuestos públicos no ha dejado de crecer desde el pasado otoño, en parte debido al compromiso del gobierno por dedicar más fondos a Defensa”.
En la misma publicación, Rammya Mathew, directora médica del Centro Médico Kings Edge, se refiere a la abolición como “una jugada irresponsable de resultados inciertos”.
Se ha encomendado a un equipo específico dentro del NHS, liderado por Jim Mackey, reducir el déficit previsto en los años 2025 y 2026 y acelerar la puesta en marcha de la reforma.
El propio Streeting ha advertido que es probable que haya más recortes “incluyendo la desaparición de otros ‘quangos’ del sistema sanitario.
Los ‘quangos’ son órganos fundados por el gobierno, que pueden operar con fondos públicos, pero escapan a su control, y se han convertido en la palabra clave del proceso. El nombre les viene de la denominación “organización no gubernamental casi autónoma en inglés (quasi-autonomous non-governmental organisation), y están más que nunca en boca de los medios del país desde el anuncio.
Para Ham, “la Historia demuestra que los cambios en las organizaciones suelen producir distracción, que a su vez conlleva la pérdida de líderes con experiencia, y desvía la atención y el tiempo de las tareas que impactan directamente en los pacientes y el público, y tienen consecuencias imprevistas”.
El experto en evaluación de tecnologías sanitarias (HTA) Andrew Walker, ha advertido que los beneficios e inconvenientes de la reforma están por verse, pero sobre todo ha valorado el trabajo de los técnicos de la organización que ahora está a punto de desaparecer.
Acusa al Streeting de falta de tacto en su planteamiento: “Acabas de decirle a 13.000 personas -trabajadores del NHS-E- que su trabajo no tiene valor, y que si no se presentaran en sus puestos mañana no pasaría nada”.
“La Unidad de Medicamentos Comerciales (CMU, por sus siglas en inglés, que colabora en los procesos de compra de fármacos de ámbito hospitalario) ha puesto en práctica numerosas políticas, en colaboración con el NICE (Instituto para la Excelencia Clínica) para adoptar decisiones ágiles, a precios sostenibles. Han mostrado flexibilidad para abordar [terapias complejas] como las CAR-T y las terapias génicas, y han sido un agente especializado en la comunicación con las compañías farmacéuticas a medio plazo. Serán reemplazados por funcionarios sin experiencia en este ámbito, que responderán al capricho de los políticos”, ha escrito en redes sociales.
También en LinkedIn ha valorado la decisión Meindert Boyson, ex director del NICE, quien ha declarado que espera que los lazos de colaboración con el instituto se mantengan. “De no ser así, habrá retrasos en el acceso de los pacientes a innovaciones importantes, relegando a Reino Unido en las operaciones de comercialización de nuevas terapias por parte de las compañías del sector de ciencias de la vida”, ha razonado.
Chris Whitehouse, consultor especializado en tecnología sanitaria, ha declarado que la reforma nace de la frustración de los ministros, que “en opinión de los votantes, son culpables de la escasa productividad, baja moral del personal y malos resultados sanitarios”.
También ha advertido que en todo el proceso las dificultades se presentarán en el detalle de las futuras estructuras y prioridades.