La Asamblea General del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos ha aprobado hoy el nuevo Código de Deontología de la Profesión Farmacéutica, que ha sido presentado posteriormente a los medios de comunicación por Jesús Aguilar, presidente de la institución, que ha destacado que tiene el objetivo de completar la normativa legal en cuanto a los principios éticos de la profesión.
Se trata de un texto “actual, moderno, adaptado a las realidades sociales y sanitaras y para toda la profesión”, ha señalado, para añadir que “es un gran documento y necesario para la profesión, que responde a los desafíos éticos actuales”.
También ha expresado su satisfacción por haber contado con una activa participación de los distintos colegios de farmacéuticos en la elaboración del documento. 250 alegaciones han realizado las entidades colegiales al Consejo en el proceso de creación del texto. Tal y como ha explicado Aguilar, se trata de una herramienta de obligado cumplimiento, con un contenido de mínimos que los colegios profesionales deberán asumir, adaptando sus propios códigos deontológicos. En cuanto a las sanciones por no cumplir con lo que establece el documento, cada comunidad autónoma deberá velar por el cumplimiento del mismo, ha señalado Aguilar.
Tal y como se recoge en el texto, es susceptible de ser ampliado y desarrollado para los farmacéuticos de las diferentes modalidades profesionales y en los distintos niveles territoriales de la organización farmacéutica colegial, con absoluto respeto a sus competencias para ordenar el ejercicio profesional en los ámbitos territoriales que les son propios, respetando los principios básicos en este Código recogidos.
El código, que comenzó a elaborarse en abril del año 2016, responde a un compromiso adquirido por la junta actual del Consejo en su toma de posesión, en la línea de la voluntad de transparencia de la Organización Colegial y en el marco de responsabilidad social.
Normas a cumplir de manera obligada
Respecto a las normas que deberán cumplir los farmacéuticos, Aguilar ha destacado la anteposición de la mejora de la sociedad por encima de cualquier otro interés y la notificación de prácticas ilícitas llevadas a cabo por compañeros de profesión. También aborda la calidad de los servicios profesionales y el uso adecuado del historial farmacoterapéutico, aparte de que introduce la deontología en el uso de las nuevas tecnologías, las redes sociales y los medios de comunicación, para asegurar que la información que emiten es veraz y ajustada a la legalidad vigente y para evitar mensajes que generen alarmas o confusión respecto a la salud, ha afirmado.
Asimismo, el Código contempla la práctica colaborativa con otros profesionales para la mejora de la salud pacientes, así como la implicación de los farmacéuticos en la salud pública, las catástrofes o el dopaje. También figura la obligación de abstenerse a usar cargos colegiales con fines ajenos y de rendir cuentas con rigor y transparencia.
Otras cuestiones abordadas son el secreto profesional, la independencia en el ejercicio de la profesión y la obligación de que la comunicación con el paciente sea la necesaria y más cercana, con un lenguaje adaptado a cada persona. También recoge la objeción de conciencia, siempre que esté asegurada la protección de la salud y acceso a los medicamentos.