Los economistas de la salud Beatriz González y Pere Ibern, el salubrista Ildefonso Hernández, los investigadores Ricard Meneu y Salvador Peiró y el economista Vicente Ortún han publicado un artículo en el Blog Economía y Salud, titulado 'La salida: retomar el trabajo (Fugong Fuchan)', para abordar, más allá de la respuesta a la crisis sanitaria, que consideran prioritaria y primordial, las medidas necesarias para amortiguar el frenazo de la economía y, más concretamente, la pérdida de renta y productividad derivados del parón de actividad en España y en todo el mundo. En opinión de estos expertos, "en la salida de esta crisis viral deben atenderse tanto las vidas amenazadas ahora por la epidemia, como las que lo serán a medio-largo plazo, tanto por desatender las otras causas de muerte como por desatender excesivamente los medios de vida". "Así como el objetivo epidemiológico en la fase más activa de la curva epidémica es aplanar la curva, también habría que aplanar la curva de sus consecuencias económicas", añaden.
En lo que respecta a la pandemia, ven poco realistas las perspectivas de erradicación a corto plazo, por el mero desconocimiento existente aún y por la falta de tratamientos y vacunas para prevenirla. Eso, si no se dan mutaciones del virus, que compliquen aún más las cosas. El hecho de que se trate de una pandemia global, opinan, favorece, eso sí, que se vaya incrementando exponencialmente el conocimiento disponible sobre técnicas y estrategias para combatirla.
Del otro lado está el drama económico. "Ahora se tratará de ir aumentando el nivel de actividad sin afectar la curva epidémica con políticas de mitigación", dicen, en relación con la salida escalonada del actual confinamiento, y apuntan cifras como la que indica que un año sin turismo implicaría una caída del 15% del PIB (del 50% en autonomías como Canarias), o que un trimestre a un 40% de actividad supone una reducción del PIB anual del 10% (estimaciones en base a Pérez y Maudos, 2020). Dejan abierta la incógnita, no obstante, de que el PIB correlacione con el bienestar.
En cuanto a la respuesta económica, los autores se muestran convencidos de que ésta pasará necesariamente "por una expansión importante y rápida del gasto público", para lo cual habrá que recurrir a reforzar la progresividad de los impuestos y aumentar la imposición sobre patrimonio, sucesiones y beneficios extraordinarios, o bien al endeudamiento, aprovechando los tipos bajos y el compromiso del BCE de mantener estables las primas de riesgo. Descartan, no obstante, la opción de los coronabonos, así como la de que el BCE pudiera terminar absorbiendo todo el endeudamiento del Gobierno español, y creen que lo más factible es compensar por la vía de los impuestos y esperar la creación de algún fondo europeo de solidaridad con los países más afectados.
Reorganización estructural del sistema sanitario
Esa recomposición de la economía por la vía de los impuestos, del endeudamiento y de la obtención de fondos europeos, deberá ir acompañada en el plano sanitario, defienden, por "la respuesta salubrista ahora y después" de la pandemia. Consideran además que habrá que hacer una reorganización estructural de los recursos del sistema sanitario para contener futuras oleadas de Covid-19, reforzando las áreas críticas.
En este sentido, prevén que "tener planes de contingencia preparados", además de "una reserva dinámica de equipos de protección individual (EPIs), test, ventiladores y determinados medicamentos", será "no solo conveniente sino necesario".
Esa reorganización pasa también por disponer de información la situación serológica de los trabajadores del Sistema Nacional de Salud, para prevenir futuros contagios entre compañeros y a otros pacientes. Asimismo, en lo que respecta a la mejora del diagnóstico, y vistas las deficiencias y en cada una de las opciones disponibles, estiman que habrá que esperar "a que esté disponible un test de inmunoabsorción de tipo Eisa (acrónimo inglés Enzyme-Linked ImmunoSorbent Assay), rápido y con capacidad de uso masivo".
Igualmente importante será, apuntan, la reorganización de los flujos de personas con síntomas de infección respiratoria, que deberán "ser independientes del resto de pacientes en los centros sanitarios y de otras personas en centros de cuidados". Llaman a diseñar y organizar la atención sanitaria de forma diferente y apuntan directamente a explorar las opciones de la "teleasistencia junto al espaciamiento de la atención directa".
Además de estas cuestiones, y una vez se haya conseguido el correcto abastecimiento de todos los centros sanitarios con los equipos de protección, consideran que "Correos y las empresas privadas dispuestas deberán entregar máscaras quirúrgicas y desinfectantes para las manos a todos los hogares". Dicho esto, subrayan que el mantenimiento de distancia y lavado de manos continuarán siendo esenciales.
Creen que va a ser esencial, también, el establecimiento de una aplicación que permita un razonable seguimiento de las personas, proveyendo así a las mismas del salvoconducto necesario para los desplazamientos (según el color del QR). Sobre las preocupaciones por la pérdida de libertades que esto supone, creen que "convendría disponer de una alternativa europea que permitiera el control democrático de los controladores, un humanismo tecnológico aun por desarrollar".