La Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) y Cotec han presentado los resultados de un estudio sobre la madurez digital de los servicios de salud de las comunidades autónomas, y han puesto de manifiesto las carencias que, a tenor de las conclusiones extraídas de entrevistas con responsables de Sistemas de Información de las 17 autonomías entre finales de 2018 y mediados de 2019, existían en términos tecnológicos antes de que brotara la pandemia por Covid-19. Según este informe, el grado de madurez global para todo el sistema sanitario y para todos los ámbitos estudiados sería de un 36,91 sobre 100.
La secretaria general de Fenin, Margarita Alfonsel, ha justificado el hecho de que no se hayan desglosado los datos por comunidades autónomas con la intención de no establecer comparaciones entre autonomías, aunque ha expresado su deseo de que el grado de madurez de los afectos haya crecido para la próxima edición y se pueda realizar ese ejercicio. El director de Cotect, Jorge Barrero, ha considerado que sería un paso positivo de cara a una segunda edición del Índice Fenin de Madurez Digital, con la que ambas organizaciones parecen comprometidas. Conocer esas diferencias en digitalización entre comunidades podría haber ayudado a saber "cómo ha afectado a la respuesta a la pandemia", ha argumentado.
Belén Soto, presidenta del Sector de Salud Digital de Fenin, ha sido la encargada de presentar las cifras, tras explicar, primeramente, que el análisis se ha centrado en los avances en digitalización en lo que respecta a los servicios para pacientes, como pueden ser los trámites administrativos o el acceso a la carpeta de salud; los servicios para profesionales, como sería la disponibilidad de la historia clínica electrónica o de sistemas de soporte a la decisión, así como el desarrollo de sistemas de información interoperables y seguros y, por otro lado, de sistemas analíticos para convertir esa información en conocimiento útil. También se ha referido a la medición de dos parámetros, el nivel de madurez (que oscila desde el debutante hasta el experto), y el grado de adopción, que permitiría ponderar hasta qué punto se han incorporado los avances en las CCAA, aunque los datos ofrecidos reflejan solo el índice de madurez.
Como se decía, éste ha alcanzado, para todo el SNS, un 31,69%, aunque no ha sido homogéneo para todos los grupos tecnológicos descritos. Así, mientras el nivel para los servicios digitales para profesionales e infraestructuras superaban el 40%, en el caso de los servicios para los pacientes éste se estableció en el 22,8% y en el de los sistemas analíticos, en el 17,8%. Para Soto, esto significa que, "si bien se ha llegado a una madurez alta en temas como la gestión de citas o el acceso a la historia clínica electrónica, hay muchas áreas de salud donde apenas se alcanzan niveles básicos". Como conclusión, ha opinado que los servicios de salud deberían tomar como estándar a la historia clínica o la prescripción electrónica, y llevar hasta su nivel de implantación actual el resto de servicios y procesos.
A su juicio, esos avances no deberían realizarse de forma desordenada, sino en el marco de "una estrategia nacional, impulsada desde el Ministerio de Sanidad, y con unas partidas de financiación específicas", para que, de ese modo, se corrija "la variabilidad de los datos" que ahora se ven entre las distintas regiones (en el índice de madurez agregado, la más madura registra un 45,48%; la que menos, un 21,39%). Eso no quita, ha dicho, para que esa estrategia nacional vaya acompañada de "una adaptación e implantación local, dado que las competencias sanitarias recaen en las CCAA".
Para Barrero, la elaboración de esa estrategia pasa, entre otras cosas, por definir bien "qué procesos no se estaban haciendo digitalmente y se pueden digitalizar, y cuáles no". "Más allá de dotar al sistema de tecnologías, tenemos que adivinar entre todos qué parte se puede hacer mejor a través de una pantalla y cuál no, por la utilidad del factor humano", ha remarcado.
Margarita Alfonsel se ha referido a la Comisión de Reconstrucción abierta en el Congreso de los Diputados como un espacio idóneo para abordar estas cuestiones. En su opinión, se debería escuchar "a todos los agentes" para poder dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos. De hecho, será ella misma quien represente a la patronal de las tecnologías sanitarias en dicha Comisión. Ahondando en esta visión, Barrero ha considerado que "hay que aprovechar la situación, ahora que está aún caliente" para avanzar en la digitalización del sistema sanitario.
Lo que ha evidenciado la pandemia
Y es que, a su juicio, si algo ha evidenciado esta pandemia, además del valor de la labor que ejercen los profesionales sanitarios, son "las deficiencias de una de las mejores sanidades del mundo en relación con la tecnología disponible y capacidad de los profesionales para usarla". "Ha servido, también, para que tanto los profesionales como los pacientes se den cuenta de la utilidad de determinados sistemas", ha añadido.
Soto ha reconocido, no obstante, que si se repitiera el Índice ahora, algunos valores "habrían crecido", y se ha referido a compañías del sector de la salud digital al que representa, que "han participado en el desarrollo de soluciones de telediagnóstico, promovido servicios de interacción que no estaban disponibles y abriendo canales de comunicación" inéditos hasta ahora. Sobre las áreas con mayor potencial, como consecuencia de la crisis sanitaria generada, ha situado, a "la aplicación de analítica avanzada en Salud Pública".