La vocalía de Dermofarmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Almería ha realizado un análisis de la situación a través del estudio ‘Hábitos de fotoprotección de los trabajadores del cultivo bajo plástico del Poniente almeriense’, con el objetivo de medir el grado de conocimiento que tiene este sector de la población sobre los efectos dañinos de la radiación solar, así como su nivel de sensibilización a la hora de protegerse frente al sol.
En el estudio ha participado casi un centenar y medio de personas, hombres y mujeres de 21 a 69 años, repartidos proporcionalmente, ya que las encuestas se han realizado en distintas farmacias del Poniente almeriense. De esta manera, se ha conseguido obtener una visión general de la concienciación de los encuestados a la hora de prevenir los riesgos del sol.
El domingo, 13 de junio, se celebra el Día Mundial del Cáncer de Piel y por eso el Colegio de Farmacéuticos decidió estudiar la situación en el principal sector productivo de Almería, la agricultura, con una amplia exposición al sol , con el fin de contribuir a la fotoprotección.
La edad media de los encuestados es de 46 años, con un 57% de mujeres y un 43% de hombres. El 90,4% de los encuestados afirman conocer lo que es un fotoprotector, frente al 9,6% que lo desconoce. A pesar de que más del 93% de los encuestados está al tanto de los efectos dañinos del sol sobre la piel, reconocen no usar fotoprotector, o no hacerlo con la frecuencia adecuada, por olvido (32%), incomodidad o por resultar molesto (17%), entre otros motivos.
La vocal de Dermofarmacia del Colegio, Mª Dolores Martín Soto, apunta que “los agricultores pasan jornadas enteras expuestos al sol, por lo que es fundamental reforzar la educación sanitaria para conseguir que la tendencia pueda cambiar, ya que no solo hay que usar fotoprotector, hay que hacerlo de forma adecuada. Así conseguiremos evitar futuros problemas en la piel como son los melanomas, la queratosis actínica… que tanta incidencia tienen en nuestra región”.
Partiendo de esta base, el Colegio almeriense va a preparar unos materiales para desarrollar próximamente una campaña que impulse la incorporación de la fotoprotección entre los hábitos de autocuidado de los trabajadores del cultivo bajo plástico, ya que el blanqueo del techo de los invernaderos de marzo a octubre, la sombra insuficiente de las plantas a medio crecer o el uso de plásticos anti-NIR son solamente medidas de control complementarias para evitar el efecto nocivo de las radiaciones sobre la piel.
Microclima de los invernaderos
“El microclima que se genera en el interior del invernadero tiene unas condiciones variables a lo largo del año, debido a factores atribuibles al cambio de estación, y a otras condiciones que no dependen exclusivamente de la climatología. Por ejemplo, los meses de noviembre a febrero pueden resultar más lesivos para la piel, por la falta de blanqueo y por la mayor exposición a la luz durante las horas de más incidencia del sol. En verano hay que considerar que hay más falta de sombra y el reflejo del sol en la arena también es más intenso”, insiste la vocal. Almería es una de las regiones más soleadas de España, y este detalle no debe pasar inadvertido para los almerienses, que deben reforzar los hábitos de fotoprotección para evitar los efectos nocivos del sol sobre la piel.
Estudios recientes han demostrado que el índice ultravioleta medido en el interior del invernadero supera el umbral de riesgo de daño para las personas definido por la Organización Mundial de la Salud en las horas centrales del día (10 a 14 horas) en periodos de verano y previsiblemente en primavera. Por ello, se recomiendan medidas de protección individual para reducir el riesgo por radiación UV en los trabajadores de los invernaderos, entre las que se incluyen el uso de sombrero de ala ancha o, si no es posible, el uso de gafas de sol con cristales homologados frente a la radiación, la aplicación de fotoprotector con alto índice de protección y evitar los tiempos de trabajo en las horas centrales del día. Además, se ha demostrado que el blanqueo del techo del invernadero supone una medida de protección colectiva eficaz para reducir la radiación UV, por lo que se recomienda su utilización, siempre que sea posible, en los meses con mayor índice UV, complementándose con las medidas de protección individual.