Desde su aparición, el ser humano ha experimentado multitud de pandemias que se han cobrado la vida de millones de personas. Las pandemias han sido, y son, unas de las mayores amenazas para la especie. Más allá de las consecuencias más tangibles y evidentes, estas infecciones mortales han causado importantes cambios no solo en el comportamiento de la especie, sino también a nivel biológico.
Para analizar este impacto, la Fundación Pfizer ha celebrado una nueva edición de sus encuentros ‘Sociedad en Constante Evolución’. El coloquio, con el título ‘¿Un nuevo modelo social tras la pandemia?,’ ha estado en esta ocasión centrado en la evolución que experimenta una sociedad tras una pandemia. También en cómo ha impulsado en el pasado el desarrollo de la sociedad hasta llegar a nuestros días y cómo será la nueva sociedad hacia la que nos encaminamos.
En esta jornada han participado como ponentes María Martinón-Torres, directora del CENIEH (Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana), y José Antonio Marina, catedrático de filosofía y Premio Nacional de Ensayo. El periodista y divulgador científico, Luis Quevedo, ha ejercido de moderador.
Sergio Rodríguez, presidente de la Fundación Pfizer, ha dado la bienvenida a este encuentro destacando la importancia de estudiar e investigar el funcionamiento de las pandemias para poder prevenir futuras crisis sanitarias y minimizar sus efectos.
“Debido a la COVID-19 hemos sufrido grandes cambios en nuestra cotidianidad a nivel laboral, familiar, en el ocio, en la manera de relacionarnos o en la importancia que otorgamos a la salud. Y en la Fundación Pfizer consideramos interesante analizar si estos cambios sociales se van a mantener tras la pandemia, o si de verdad en esta crisis hemos aprendido como sociedad y estos aprendizajes nos servirán para enfrentarnos mejor a otras crisis o epidemias futuras”, ha señalado Sergio Rodríguez.
“Uno de nuestros compromisos es impulsar el desarrollo del conocimiento y que este sea accesible para toda la sociedad. Gracias a este tipo de iniciativas, queremos dar cumplimiento a este compromiso, tratando de dar respuesta a diferentes preguntas ante los cambios que estamos experimentando”, ha asegurado.
Durante el encuentro, los especialistas han abordado cómo las pandemias y/o momentos de crisis son los momentos en los que se producen los cambios, cuando desaparecen o surgen especies nuevas o adaptaciones. De estas adaptaciones se ha sacado una lectura clara: la selección natural ha primado fortalecer el sistema inmune contra posibles pandemias, una crisis cíclica como especie.
También se ha analizado que estos cambios han dado lugar a una diversidad dentro del homo sapiens, permitiéndole convertirse en una especie heterogénea, y tener una respuesta a los problemas más sólida. Es por ello que la educación se debe plantear de una manera diversa que permita desarrollar diferentes ideas.
Como conclusión, los ponentes han destacado que la ciencia ha sido la gran aliada contra la pandemia actual. El Homo sapiens es una especie única ya que es consciente de la posibilidad de una crisis y puede prevenirla. En el ámbito de las pandemias, es fundamental tener un desarrollo científico previo para tener información sobre cómo actuar ante una situación de emergencia. También, se ha señalado que la interacción científica global ha sido inigualable, lo que ha permitido dar una respuesta lo más inmediata posible.
Desarrollo
“No es tanto el impacto que esta pandemia ha tenido en la evolución biológica de nuestra especie, como el impacto que la evolución de nuestra especie ha tenido en la aparición de las pandemias”, ha afirmado María Martinón-Torres. Tal y como ha explicado la directora del CENIEH, las pandemias han acompañado al Homo sapiens desde su origen por su comportamiento como especie social. Han sido factores relevantes, por ejemplo, el demográfico, con una mayor densidad demográfica con núcleos de población cercanos, o la adopción de prácticas ganaderas y de domesticación que han facilitado la mutación de patógenos. En definitiva, las grandes enfermedades infecciosas han eclosionado como efectos colaterales del surgimiento de las civilizaciones.
Aun así, las grandes infecciones y las pandemias en general han tenido gran influencia en la evolución de nuestra biología. “La selección natural ha favorecido mutaciones que refuerzan u optimizan el funcionamiento de nuestro sistema inmune. Si analizamos los genes recibidos de nuestra hibridación con los neandertales descubrimos que más de la mitad de ellos están implicados con la protección ante infecciones por bacterias, virus, hongos y parásitos, las mayores amenazas para la especie”, ha destacado Martinón-Torres. En el caso específico de la COVID- 19, apunta que “es difícil que deje una señal que sea posible reconocer en nuestra biología o genoma porque a nivel global se diluye su efecto en una especie tan numerosa. En nuestra especie se dan dos tipos de evolución, la biológica y la cultural o tecnológica. Esta pandemia, en particular, dejará sobre todo una señal cultural o social más que biológica.”.
Más allá de la biología, las pandemias han impactado en casi todos los aspectos destacando lo social y lo económico. En la lucha contra la COVID-19, ha tenido un impacto importante el poner en valor la ciencia como nuestro mejor salvavidas. María Martinón-Torres ha declarado que “saldremos de esta pandemia con una conciencia clara de la importancia de la ciencia y probablemente una consciencia mayor sobre la importancia de la higiene. Sin embargo, no creo que cambie nuestra forma de relacionarnos porque nuestra naturaleza es social”. Ha añadido que “esta pandemia también nos ha llevado, como sociedad, a una reflexión crítica y necesaria sobre el papel que nuestros mayores, los más vulnerables a la enfermedad, juegan en nuestra vida y en nuestra sociedad. Los abuelos y las abuelas son una de las estrategias reproductivas más importantes del Homo sapiens, no solo como reservorio de experiencia y saber, sino por ser parte crucial en el cuidado de los nietos que dependen de ellos”.
Por su parte, José Antonio Marina ha destacado también la diferente vulnerabilidad de las personas durante cualquier situación de emergencia. En esta pandemia, Marina afirma que “lo hemos visto con mucha claridad en la infancia y la adolescencia en el plano educativo. Los alumnos de colegios con buen nivel tecnológico, que pudieron implementar con rapidez planes de estudio online, han tenido un perjuicio ligero. En cambio, los alumnos que no tenían internet en casa se han descolgado”.
La pandemia causada por el virus de la COVID-19 ha sido una de las mayores pandemias de la historia reciente. Y, aunque muchas medidas sean comunes a anteriores crisis sanitarias, como las cuarentenas y los aislamientos, en esta ocasión hay otros factores diferentes que considerar. “Principalmente ha cambiado exponencialmente el conocimiento y la calidad de las herramientas, especialmente médicas, con las que nos podemos defender. Ha cambiado la fuerza con la que nos podemos enfrentar a las pandemias, gracias a que el conocimiento crece de forma exponencial y a la facilidad de compartirlo”, ha destacado Martinón-Torres.
En cambio, José Antonio Marina defiende que, a la hora de hablar de aprendizaje, debemos separar dos significados: “uno que es el mero hecho de registrar en la memoria todas nuestras experiencias y otro que supone sacar de la experiencia alguna enseñanza que nos permita mejorar nuestra capacidad de comprender las cosas, tomar mejores decisiones, y ayudarnos a actuar mejor”. En este último sentido ha señalado que “hemos ampliado nuestro conocimiento científico con una rapidez asombrosa. El sistema de investigación médica ha mostrado que la aceleración de la investigación necesita la colaboración de fondos estatales y empresas investigadoras privadas. Este es uno de los aspectos que deberíamos mejorar”. Otro de los aspectos que destaca Marina como campo a mejorar es el conocimiento sanitario: “como profesional de la educación llevo mucho tiempo insistiendo en que deberíamos mejorar la educación para la salud de nuestros ciudadanos. Lamentablemente, en este momento, el acceso a información no garantizada en Internet es más un obstáculo que una ventaja”.
Una de las cuestiones más diferenciales de esta pandemia con las anteriores ha sido la presencia de un confinamiento global con el objetivo de paralizar la pandemia, que ha modificado, durante esos meses, nuestros comportamientos. Ante la pregunta de si la cuarentena nos ha beneficiado a nivel social, Marina ha aclarado que “creo que los beneficios han sido solamente sanitarios. Pensar que el confinamiento ha servido para valorar otro modo de vida me parece una ingenuidad. La población, a nivel general, deseaba y desea que las restricciones desaparecieran para volver a la normalidad”.