Entre 80 y 119 millones de dosis de vacunas para adultos dejaron de administrarse en los años 2021 y 2022 por la pandemia de covid-19, que ha supuesto un desplome en una tendencia que hasta entonces era positiva, de acuerdo con un reciente informe de IQVIA.
Para llegar a esa cifra, los expertos de IQVIA ha recreado dos escenarios. En el primero se emplean los datos históricos del periodo prepandémico (de 2013 a 2019), con una tasa de incremento anual de vacunaciones del 7,9%, que extienden hasta el año 2022. La diferencia entre las cifras proyectadas para 2021 y 2022 y las dosis que se administraron realmente es de 24 millones en 2021 y 57 millones en 2022: 81 millones de dosis perdidas. En el análisis se incluyen las vacunas TDaP, herpes zoster, hepatitis B, gripe y neumococo. El segundo escenario se basa en las cifras de 2013 a 2020, con un incremento anual del 8,9%, y también extiende esa tendencia hasta 2022. La diferencia en este caso es de 41 millones de dosis en 2021 y de 77 millones de dosis en 2022, con un saldo total de 119 millones de dosis perdidas. El término medio entre ambos escenarios indica que se dejaron de administrar 100 millones de dosis de vacunas en adultos en esos dos años.
La conclusión es que “la pandemia ha echado por tierra los avances conseguidos en términos de vacunación en adultos en la última década”, dejando bajo mínimos una cifras que ya eran manifiestamente mejorables antes de que la situación se desbaratara.
De acuerdo con este documento, en la última década las vacunas en adultos (en cuanto a volumen) frente a gripe, difteria y tétanos (Td), difteria, tétanos y tosferina (TDaP), hepatitis B, herpes zoster y neumococo han experimentado un avance continuo, llegando a su punto álgido con 400 millones de dosis administradas en 2020, con máximos de crecimiento anual de 7,9% entre 2013 y 2019 y de 8,9% incluyendo 2020.
Incluyan a los farmacéuticos
“Si bien el progreso en vacunación de adultos entre 2013 y 2019 es encomiable, los niveles generales de cobertura vacunal para adultos sigue siendo baja, lo que sugiere que hay que conseguir mejoras.
Además, a pesar de los avances experimentados en este terreno, el aumento de vacunas asociadas a estas enfermedades ha caído por efecto de la pandemia. La tasa de descenso fue del 12% entre 2020 y 2022 (de 400 millones de dosis a 351).
Por otro lado, los autores indican que las tasas de vacunación son bajas en todos los países, pero que la pandemia ha tenido un “impacto negativo desproporcionado” en países con índices de desarrollo medios o bajos.
Ahora que se dispone de nuevas vacunas para adultos, incluyendo inmunización para necesidades médicas no cubiertas y que evitarían gastos sanitarios innecesarios, los expertos hacen un llamamiento para estimular políticas que optimicen el acceso a la vacunación en adultos.
Sugieren que se convierta la vacunación en parte del estándar de tratamiento, incluyendo medidas como la priorización de recomendaciones emitidas por grupos de expertos que orienten las políticas al respecto. Asimismo, recomiendan que se destinen fondos suficientes a los programas de vacunación, con mayor énfasis en la prevención.
Una de sus recomendaciones es aumentar el número de personas que pueden administrar vacunas, “extendiéndolo de médicos, por ejemplo, a farmacéuticos, creando más puntos de acceso para mejorar la igualdad en salud”.
“Como demostró la pandemia, la facilidad en el acceso y la conveniencia desempeñan una importante función para llegar a la población adulta de forma equitativa, y los farmacéuticos son proveedores clave”.
También indican que es necesario recoger datos sobre vacunación para evaluar el progreso y hacer seguimiento del proceso, lo que permite asignar prioridades. En esta recomendación se incluye la consideración sobre disponibilidad de datos digitales en los entornos nacional y regional.