El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Almería ha celebrado esta semana una jornada en la que ha puesto de relevancia el papel que la farmacia comunitaria puede desarrollar en la prevención del suicidio. El farmacéutico, aseguran, es un agente que “enlaza desde el principio, porque es uno de los primeros puntos de apoyo de la persona”.
La jornada ‘Iniciación en salud mental: suicidios’, impartida por un experto de Feafes Almería - Salud Mental El Timón, el psicólogo y formador especializado en salud mental, adicciones, intervención individual y grupal, y psicología deportiva, Guillermo Pérez, ha contado con la presentación de la vocal de farmacéuticos adjuntos, sustitutos y regentes, Anadora Bonillo Martínez.
Entre los objetivos principales que pueden tener los profesionales de la farmacia se encuentran cuestiones como atender a las necesidades de los profesionales que trabajan o están en contacto con personas con problemas de salud mental; la intervención y gestión de situaciones de crisis; formar en materia de prevención e intervención de salud mental a los profesionales de las distintas entidades o ámbitos profesionales; y potenciar un funcionamiento óptimo de los profesionales y cuidado de su propia salud mental para prevenir el ‘Burnout’, es decir, el agotamiento mental que se padece emocional, física o psíquicamente ante la sobrecarga de trabajo y estrés laboral.
Igualmente, en la jornada se abordó la conceptualización del suicidio y el parasuicidio, la incidencia y epidemiología, los recursos sanitarios existentes, las habilidades interpersonales para gestionar situaciones de crisis y su intervención a través de supuestos prácticos e intercambio de experiencias.
Guillermo Pérez apunta que “lo primero es intentar sensibilizar a todos los elementos de la sociedad para minar ese estigma o etiqueta asociada a la salud mental y se puede ilustrar con un ejemplo. “Si los compañeros me ven entrar con muletas porque me he roto la rodilla, dirían pobrecito que le duele y estarían tranquilos. En cambio, si entramos y reconocemos un problema de salud mental, ya es diferente. Es la comidilla de ‘qué van a pensar mis compañeros, mi familia, mis vecinos, mi equipo directivo’… La sensibilización debe romper esa etiqueta y ese tabú. Lo mismo que hablamos de salud física tenemos que hablar de salud mental”, asegura. Pérez explica que “hay que abordar el concepto de salud mental, desde lo más general a lo más específico. En mi ponencia lo desgrano hasta profundizar en el concepto de patología dual, cuando una persona tiene un problema de salud mental y una adicción, con o sin sustancia, que puede presentar además de una mayor problemática una propensión al intento de suicidio”.
Una prevención en la que el farmacéutico, en su condición de profesional de salud más cercano y por formar parte del círculo cercano de la persona, juega un papel destacado. “El farmacéutico enlaza desde el principio porque es uno de los primeros puntos de apoyo de la persona, después del entorno micro (familia, amigos cercanos). La sociedad debe enfocar este asunto en un concepto de responsabilidad social. Todos tenemos responsabilidad, desde el entorno micro, el más cercano, hasta el más macro. Asumiendo esa bonita responsabilidad, los farmacéuticos pueden detectar pequeñas señales de alarma, pequeños detalles, que pueden contribuir a que el trabajo en red en equipo entre familia, profesionales, amistades, ayuden a esa persona. Actuar a tiempo antes de que los granos de arena se conviertan en una montaña”, detalla.
Pérez concluye destacando que “hay que tener claro que no hay una única causalidad. Primero debemos conocer a la persona y si como sociedad prestamos atenciones ante esos primeros indicios, ese pequeño esfuerzo puede ayudar mucho más de lo que nos imaginamos. Sumamos todos esos pequeños esfuerzos para el objetivo común que es prevenir que una persona se vea inmersa en esa situación”, concluye.