Aunque el riesgo es pequeño, parece mayor cuando se administran los fármacos en las seis primeras semanas, informan unos investigadores
LUNES, 16 de febrero de 2015 (HealthDay News) -- Usar ciertos antibióticos a principios de la infancia podría aumentar el riesgo de una afección gastrointestinal grave conocida como estenosis pilórica, indica un estudio reciente.
Los médicos sabían que usar el antibiótico eritromicina puede aumentar el riesgo de estenosis pilórica en los bebés. Los nuevos hallazgos confirmaron ese vínculo, y también encontraron que el antibiótico azitromicina (Zithromax) se asocia con un riesgo más alto de estenosis pilórica cuando se administra a bebés de menos de 6 semanas de edad.
"La ingesta oral de azitromicina y eritromicina pone a los bebés pequeños en un mayor riesgo de contraer [estenosis pilórica]", escribieron los autores del estudio, de la Universidad de Ciencias de la Salud de los Servicios Uniformados de Bethesda, Maryland. "Esta asociación es más potente si la exposición había ocurrido en las dos primeras semanas de vida, pero persiste, aunque en menor grado, en los niños de 2 a 6 semanas de edad".
Pero es importante anotar que el estudio solo se diseñó para encontrar una asociación entre el uso de esos antibióticos y un mayor riesgo de estenosis pilórica. No pudo probar un vínculo causal.
Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 16 de febrero de la revista Pediatrics.
La estenosis pilórica ocurre cuando la apertura al intestino delgado en la parte inferior del estómago se estrecha. Eso bloquea los contenidos estomacales y evita que pasen al intestino delgado. El tratamiento para la afección con frecuencia incluye cirugía, según la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU.
"La estenosis pilórica no es algo que describiríamos como peligroso en esta época, y en un área en que hay una atención quirúrgica competente disponible", señaló el Dr. Clay Jones, pediatra especialista en recién nacidos del Hospital Newton-Wellesley en Newton, Massachusetts. "Históricamente era una sentencia de muerte, pero ahora por lo general se diagnostica en las etapas tempranas y se trata antes de que el bebé esté en riesgo".
En el estudio, los investigadores analizaron los expedientes de poco más de un millón de bebés, y compararon a los que recibieron eritromicina o azitromicina en los primeros tres meses y a los que no.
Más de 2,400 bebés contrajeron estenosis pilórica, y más de 6,700 bebés en total habían recibido uno de los dos antibióticos estudiados.
El riesgo general de estenosis pilórica fue bajo, ya que ocurrió en poco más de dos bebés por cada mil, informaron los investigadores.
El estudio encontró que el uso de eritromicina se asoció con un riesgo 13 veces más alto de estenosis pilórica en las 2 primeras semanas de vida, y con un riesgo cuatro veces más alto cuando se usó entre las edades de 2 y 6 semanas.
El estudio también halló que la azitromicina se asoció con un riesgo ocho veces más alto cuando se usó en las 2 primeras semanas, y con un riesgo tres veces más alto cuando se usó en bebés de 2 a 6 semanas de edad.
Tanto la eritromicina como la azitromicina aumentan la actividad del tracto digestivo, lo que podría hacer que la apertura entre el estómago y el intestino delgado se estreche, sugirieron los autores del estudio.
Jones expresó preocupación de que los hallazgos podrían sobreestimar el riesgo de estenosis pilórica debido al pequeño número de casos en general y a lo subjetivo que puede ser el diagnóstico.
"Sus resultados se redujeron a tres casos de unos 150 después de que se administrara el fármaco a un niño de menos de dos semanas", apuntó Jones. "Si uno de los casos del estudio fue un diagnóstico exagerado, el efecto desaparece. Quizá sea real, pero es claramente un riesgo más bajo que la eritromicina, y quizá no sea real".
La estenosis pilórica por lo general se diagnostica con ultrasonido, y determinar la afección de forma precisa puede depender de quién lee el ultrasonido, explicó Jones.
Los usos más comunes de la azitromicina son para tratar la tos ferina (una enfermedad prevenible mediante vacuna) o para tratar la infección con clamidia contraída de la madre durante el nacimiento, según Jones.
Pero no todas las infecciones necesitan tratamiento con esos antibióticos.
"La azitromicina no es el fármaco de primera línea en casi ninguna infección bacteriana de un bebé de menos de 6 semanas de edad", apuntó el Dr. Michael Lewis, director médico de la Unidad de Pacientes Internos Pediátricos del Hospital de la Universidad de Kansas. "La mayoría de las infecciones de un niño de menos de seis semanas de edad que ameritan un antibiótico se tratan con penicilina o con un antibiótico de la familia de las cefalosporinas".
Pero Jones dijo que la azitromicina probablemente seguiría siendo de cualquier forma el fármaco de primera opción para algunas infecciones, como la tos ferina o la clamidia. "No hay buenas alternativas", anotó.
Si hay que administrar uno de esos antibióticos a un bebé, se debe informar a los padres sobre el riesgo de estenosis pilórica y sus síntomas potenciales, planteó Jones. Además de los vómitos violentos, otros síntomas incluyen fiebre, unas heces más pequeñas o estreñimiento, un cansancio creciente (por la deshidratación), no aumentar de peso, ojos hundidos, piel arrugada o una fontanela hundida en la cabeza del bebé.
"Siempre es adecuado y se anima a que los padres pregunten al pediatra de su hijo si de verdad necesita antibióticos. Se emiten demasiadas recetas de antibióticos sin una buena indicación", lamentó Jones. "Pero los motivos para el uso de estos fármacos en particular en las primeras semanas de vida son claros, y raras veces se trata de una situación para la 'espera vigilante', como en las infecciones de oído o los resfriados".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: Clay Jones, M.D., neonatal hospitalist, Newton-Wellesley Hospital, Newton, Mass.; Michael Lewis, M.D., medical director, Pediatric Inpatient Unit, University of Kansas Hospital, Kansas City; March 2015 Pediatrics