Gestión

Los hurtos en farmacias alcanzan el 8% de los productos de venta libre

Apostar por la ubicación de cámaras de seguridad pasa por cumplir los requerimientos legales en materia de seguridad.
Imagen de una farmacia con los símbolos propios.

Los hurtos en las farmacias están aumentando, entre otros motivos por la potenciación del mercado de venta libre y el protagonismo cada vez mayor de las zonas de exposición. El porcentaje de estos productos que son sustraídos puede ascender hasta el 8% del total de artículos expuestos, según datos de la empresa especializada en seguridad en farmacias Covert Security.

Según publica la patronal de las empresas de seguros, Unespa, en su ‘Memoria social del seguro español 2014’, la frecuencia de hurtos en los comercios de salud (incluye a farmacias, ortopedias y parafarmacias) es de uno cada 38 segundos.  Los datos indican que los robos en este ámbito generaron 13.749 partes y tuvieron un coste total para las aseguradoras de 2,4 millones de euros.

En muchos casos, para evitarlos se opta por sistemas de cámaras de vigilancia, que intimidan al posible ladrón y sirven para controlar sobre todo el robo por impulso. En cambio, es más difícil evitar los realizados por grupos de ladrones profesionales, según apuntan desde Covert Security. Tal como explica su gerente, Germán Fernández, en ocasiones ni un sistema de videovigilancia puede prevenir un robo organizado.

Para evitar este tipo de sustracciones, especialmente las que se producen de manera puntual, se recomienda ubicar una cámara que grabe la zona de expositores y la zona del público. Las imágenes de las personas que aparecen en los monitores sólo pueden ser visualizadas por el propio titular de la farmacia o la empresa de seguridad, es decir, que la legislación prohíbe la ubicación de pantallas en el espacio del público por cuestiones de confidencialidad. Las multas por una infracción de este tipo pueden ir desde los 600 a los 6.000 euros.

En cuanto a la ubicación de las cámaras, también es aconsejable situarlas en la entrada de la farmacia, para identificar a las personas que entran, así como en el mostrador, puesto que permiten identificar errores de devolución de cambio u otros en la entrega del producto, según explica Jorge Aguña, director comercial de esta compañía de seguridad.

No obstante, hay lugares que la ley no permite grabar, como la vía pública o zonas privadas o descanso del personal, puesto que puede vulnerar la intimidad del trabajador, aunque sí las comunes.

Otro de los requerimientos legales es informar de la existencia de cámaras antes de acceder a la farmacia. Aguña recomienda que las placas donde se avisa de que la zona está protegida se sitúen en un lugar bien visible y, si es posible, más de una, y que también se informe de que hay conexión con la central de alarmas, puesto que es una de las mejores medidas disuasorias, según este experto.

Disponer de un sistema de vigilancia en la farmacia no viene obligado por ley; sin embargo, en caso de disponer de uno, desde Covert Security insisten en que es necesario cumplir con la Ley Orgánica de Protección de Datos. También hay que tener presente que, si están conectadas a una central de alarmas, la instalación sólo la pueden realizar empresas homologadas.

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