Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma
Por más que le doy vueltas no le encuentro justificación a la decisión, casi firme, del Ministerio de Sanidad de eliminar la formación FIR en las próximas dos o tres convocatorias. No tiene sentido sanitario, ni legal, ni político.
Empezando por este último aspecto. Creo que las formas con las que se ha llevado a cabo la medida han sido aquéllas que, precisamente, le han costado gran parte de la pérdida de poder que el PP ha dilapidado en las últimas elecciones. No parece de recibo que, tras el varapalo sufrido el 24M, donde ha perdido gran parte del poder autonómico, tome una medida que, cuyas consecuencias, van a tener que ser lidiadas por unos gobiernos de unas comunidades autónomas a los que ni siquiera se les ha pedido opinión.
Por otro lado, desde el punto de vista sanitario, no parece lógico, tal y como ha explicado a Diariofarma el presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), José Luis Poveda, que se esté dando cada vez más capacitaciones y responsabilidades a la farmacia hospitalaria y que se reduzcan los efectivos disponibles de esta especialidad. En los últimos años se ha estado dando a los farmacéuticos de hospital más y más trabajo y más y más responsabilidad. Cabe recordar que dispensan medicamentos que podrían, y deberían, estar disponibles en las farmacias comunitarias; que además cada vez son más los productos innovadores que se remiten a los hospitales y, por si eso fuera poco, los protocolos de uso de los mismos y las limitaciones que se ponen, dan como resultado un trabajo adicional para los farmacéuticos en tareas de evaluación. Todo ello sin contar con las nuevas tareas de fabricación y manipulación que, avalado por la regulación, en algunos lugares están avanzando de forma importante. Si se aumenta la presión sobre estos profesionales por la falta de recursos humanos, se incrementará el riesgo de que las decisiones que tomen puedan ser equivocadas. De este modo, se podrían producir errores que deberían haber sido prevenidos.
Desde el punto de vista legal, la paralización de la formación de nuevos FIR tampoco tiene sentido ya que la situación que se creará hará más difícil que se pueda cumplir con la Ley. Es cierto que ya hoy no se cumple, pero será todavía más difícil si se limita la formación para nuevos FIR. Cabe recordar que todos los centros sociosanitarios deben tener una plaza de farmacéutico de hospital por cada 100 camas, según el Real Decreto-ley 16/2012, incluyendo los centros privados, como se ha encargado de remarcar Miguel Ángel Calleja, presidente electo de la SEFH.
Por último, pero no por ello menos importante, se estaría reduciendo las oportunidades de acceso a estas especialidades a miles de alumnos que tendrán que esperar tres años para poder iniciar su especialización, con lo que, además, será mucho más difícil obtener una plaza al multiplicarse el número de aspirantes. Esta situación podría evitar paro en los especialistas, justificación del Ministerio de Sanidad, pero estaría condenando al mismo a farmacéuticos graduados ya que el número de farmacéuticos no se va a ver reducido.
Por todo ello, considero que hay razones más que suficientes para que el Ministerio de Sanidad reconsidere la decisión y vuelva a evaluarla desde todos los puntos de vista y, esperando a tomarla cuando todos los implicados hayan sido escuchados. Una medida que, sin lugar a dudas debe tomarse teniendo el foco puesto en el paciente y sus necesidades.