Opinión

Un discurso acertado, valiente y con los pies en el suelo que mira al futuro

Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma

https://diariofarma.com/wp-content/uploads/2015/05/Jesus-Vidart.jpg_fotoEl primer discurso público de Jesús Aguilar como presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) no dejó indiferente a nadie. Puso encima de la mesa todos los males que acechan al sector y reivindicó todas las oportunidades que la farmacia debe poder aprovechar con el objetivo de poner la profesionalidad del farmacéutico al servicio del sistema y de los pacientes.

Aguilar expuso al ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, su visión de todo lo que afecta a la farmacia. Le explicó el esfuerzo realizado por la farmacia en estos años de crisis (soportó el 43% de la reducción del gasto sanitario representando solo el 15% del mismo) y pidió reiteradamente de formar perfectamente argumentada, la necesidad de iniciar la integración efectiva del colectivo en los planes y estrategias de salud. El presidente del CGCOF también habló de riesgos y amenazas, como son las presiones para el cambio de modelo o las actuaciones individuales de personas que perjudican a todo el colectivo al actuar fuera de la ley y la deontología profesional. Pero no solo reclamó cambios estratégicos. Aguilar también reivindicó cuestiones muy concretas como es la vuelta a las farmacias de la vacuna de la varicela que, según dijo salió de las mismas “injusta e injustificadamente”, o la petición de que todos los medicamentos que no sean de Uso Hospitalario vuelvan a ser dispensados en las farmacias comunitarias, como sucedía sin excepción hasta hace muy pocos años.

Aguilar no ha dejado en su discurso ningún cabo suelto. Ha atacado todas y cada una de las cuestiones que preocupan a la farmacia. Poniendo el énfasis en asuntos que por cuestiones coyunturales no se les dio importancia hace años cuando se empezaron a gestar, como es el caso de la salida de medicamentos de Diagnóstico Hospitalario (DH) de las farmacias, que fue visto como un alivio a sus cuentas por parte de muchos farmacéuticos.

Por ese motivo, como el nuevo presidente del CGCOF no quiere que la farmacia quede como un mero dispensador de productos sin receta y aquéllos productos que cuesten menos de dos euros y eso, siempre que el centro de salud de turno esté cerrado, tiene que dar la batalla en todos los ámbitos para recuperar el papel que nunca debió perder la farmacia y avanzar hacia el nuevo modelo de atención. Recuperar la dispensación de innovaciones y afianzar el papel del farmacéutico en el seguimiento de los pacientes y en la prevención de la enfermedad a través de Servicios Profesionales Farmacéuticos (SPF), son las claves del nuevo futuro que se abre a la profesión.

No será un camino fácil. Las comunidades autónomas miran el corto plazo que supone pagar a 200 días la factura de unos medicamentos que de otro modo deberían pagar a treinta. Pero como expuso Aguilar, van a demostrar con cifras y datos a través de los pertinentes estudios que la situación actual no es buena desde el punto de vista del coste-efectividad. Es el primer paso, además de reclamar el cumplimiento de la ley, por parte de las regiones, faltaría más. La otra cuestión tampoco será un camino de rosas. La farmacia debe demostrar que sus SPF son eficientes y ayudan al sistema. Debe demostrar que hacer un seguimiento al paciente y los pocos euros que eso cuesta en relación al coste integral de la patología es una inversión rentable que da continuidad a todo lo invertido anteriormente en diagnóstico y pruebas médicas, evitando que todo el esfuerzo anterior haya quedado en agua de borrajas. Y para eso, hacen falta también nuevos estudios y, sobre todo, romper algo muy difícil en el ámbito público: los departamentos estancos que dificultarán que los ahorros obtenidos en cuestiones asistenciales se puedan revertir en pagar los servicios que los han facilitado.

Aunque no lo tiene fácil, tampoco lo tiene imposible. Cada vez son más voces, incluyendo la del propio ministro, las que ven con buenos ojos la integración del farmacéutico en los sistemas sanitarios. Ese es el primer paso. Cobrar por ello, vendrá después.

 

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