Profesión

La farmacia cántabra impulsa los servicios profesionales mientras recela de las medidas del Plan de Genéricos

El COF de Cantabria ha sido el escenario en el que se ha celebrado un debate sobre las 'claves que afectarán a la farmacia' en el que se ha analizado el impacto del Plan de Genéricos, los desabastecimientos o los servicios profesionales.
José María López, Rita de la Plaza, Jorge de la Puente y Rafael Borrás.

Las farmacias de Cantabria fueron pioneras en la implantación de un programa de seguimiento para la dispensación de quetiapina con indicación especial, que se puso en marcha en 2017 en la práctica totalidad de las farmacias comunitarias. Rita de la Plaza, presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Cantabria, daba fe de la buena salud del programa en el reciente encuentro ‘Las claves que afectarán a la farmacia’, un repaso a las iniciativas con mayor impacto, organizado por Diariofarma en colaboración con Teva en la sede del colegio en Santander el pasado 2 de marzo.

La buena salud de las iniciativas relacionadas con la prestación de servicios profesionales farmacéuticos que se ofrecen en las farmacias cántabras fue uno de los asuntos abordador en el debate, junto con los miedos y recelos a las medidas que se incluyen en el borrador del Plan de Genéricos y Biosimilares, que preocupan mucho a la farmacia por afectar de forma importante a su viabilidad.

En el momento de abordar los servicios profesionales farmacéuticos, la presidenta del COF de Cantabria daba un somero repaso a iniciativas que se han llevado a cabo en el marco de la comunidad, como la campaña para la prevención de sobrepeso en niños o el programa de mantenimiento de metadona, “que se dio por finalizado y se trasladó a los centros de Atención Primaria, a pesar de que aún había usuarios del mismo en las farmacias”. 

Según de la Plaza, el colegio proporciona todo el apoyo posible a las oficinas, ya que la farmacia de la comunidad es cada vez más asistencial, “igual en Santander que en cualquier pueblo”. El programa de seguimiento de pacientes en tratamiento fuera de indicación con quetiapina es -añadía- una muestra de una iniciativa pionera en España en la cual trabajan de forma conjunta todas las farmacias con el Servicio Cántabro de Salud.

Sus responsables se reúnen cada dos meses y comparten la información recopilada en cuanto a incidencias como interacciones. Su puesta en marcha tiene su origen en la detección, por parte de los profesionales de las farmacias, del problema que suponía para muchos pacientes tener que desplazarse a por su medicación al hospital, independientemente de lo lejos de éste que se encontrara su residencia. Ellos propusieron la iniciativa a las Consejería de Sanidad. Rita de la Plaza avanzó que hay otra iniciativa similar fraguándose en la actualidad.

En las oficinas de farmacia de Cantabria también se lleva a cabo la prueba rápida de VIH, a cuyo coste hacen frente los pacientes y las autoridades de forma conjunta.

Se está poniendo a punto otro programa de seguimiento para metotrexato, y una campaña para la promoción de la salud mental de la mano del servicio de psiquiatría. “Nos ha extrañado que no contaran con nosotros en los programas de deshabituación tabáquica”, apuntaba.

Asimismo, valoraba que en el contexto de creciente preocupación por el coronavirus las farmacias constituyen una red clave, ya que no queda municipio sin una en toda la comunidad de Cantabria, y tendió su mano a las autoridades para todo lo que consideren necesario. 

Jorge de la Puente,director general de Ordenación, Farmacia e Inspección de Cantabria, que también participó en el debate, se mostró de acuerdo en el papel fundamental de la farmacia como centro asistencial, quizá inspirado en su propia trayectoria profesional (él es farmacéutico, recordaba). “No solo se trata de la mejora en la seguridad o el cumplimiento terapéutico, que hace muchos años llevan a cabo muchas oficinas de farmacia, hay comunidades en las cuales hay un tipo de paciente determinado -por poner un ejemplo-, mayor de 60 años con un régimen terapéutico que incluye más de cinco medicamentos, donde esta vertiente del trabajo farmacéutico es particularmente importante”, afirmaba.

Para Rafael Borrás, director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Teva, la diferencia de lo que puede aportar la farmacia comunitaria es precisamente el servicio, “tanto en campañas puntuales como en forma de programas de funcionamiento constante”. A su modo de ver, el profesional debería recibir una remuneración por ello: “Tienen el inconveniente de que sus retornos son más largos en el tiempo que las legislaturas, pero yo creo que son coste-eficaces y que deberían financiarse”. 

De la Puente apuntó además que estas iniciativas “son interesantísimas” para la optimización de terapias como los antibióticos, “que puede potenciarse y es un plan que vamos a poner en marcha”. También puntualizaba que el tema de la remuneración por servicios es algo que aún no se contempla. 

Plan de genéricos

El moderador de la sesión, José María López Alemany, preguntó a los presentes por su opinión respecto al Plan de Genéricos y Biosimilares. Pocos minutos antes, al referirse a los desabastecimientos, Borrás había afirmado: “Hemos de llegar a un acuerdo con un listón de precios razonables, o de otro modo habrá medicamentos que sencillamente no se podrán lanzar, y ahí tendremos un problema”. No obstante, también se declaró esperanzado ante la comparecencia del ministro de Sanidad, Salvador Illa, ante la comisión de Sanidad, durante la cual anunció la intención de su departamento de elevar en un punto el gasto sanitario del actual 6% a un 7% del Producto Interior Bruto.

La presidenta del COF lamentó que en su elaboración no se haya contado con “ninguna parte de la cadena de los agentes del medicamento”, así como que contenga muchas propuestas sin concretar. También advertía que asignar a un laboratorio la provisión de un medicamento por el precio más bajo es una estrategia que puede generar aún más desabastecimientos.

Rafael Borrás se mostraba de acuerdo, afirmando que de entrada no está de acuerdo con sistemas de tipo subasta: “No es el modelo que hemos de seguir”. A este respecto, recordó que los genéricos aportan al sistema una ahorro anual de 1.000 millones de euros. Por otro lado, aunque considera positiva la existencia de un plan sobre genéricos y biosimilares, añadía que considera fundamental que exista en él alguna fórmula de ventaja competitiva.

Jorge de la Puente se refería a la prescripción por principio activo como una “cuestión filosófica”, ya que es el lenguaje universal dentro de la terapéutica, sin referencia a marcas comerciales.

A este respecto, Rita de la Plaza indicaba que en Cantabria aún se sigue separando la facturación de principios activos y de marca. Para Rafael Borrás estar ante el paciente para defender el genérico, sin una obligación legislativa ni una diferenciación por precio, es un momento “pedagógico” para el farmacéutico. Asimismo, cabe la posibilidad de hacer que una prescripción por marca sea más laboriosa (con siete pasos en el sistema informático, por ejemplo), una estrategia que se ha adoptado en algunas comunidades.

El moderador preguntó en este punto por la utilización del nivel ATC4 para la determinación del precio de referencia en algunos conjuntos seleccionados. Esta medida haría que el precio se calculara por “dosis equipotentes” (DDD), misma forma farmacéutica o agrupación de forma farmacéutica e idéntica vía de administración, pudiendo englobar, por ejemplo, en vez de todas las simvastatinas a todas las estatinas en un mismo conjunto.


Jorge de la Puente sería el primero en intervenir al respecto, indicando que “tanto desde la dirección general de farmacia como desde el SCS estamos fomentando el pago por resultados a nivel hospitalario con la industria, algo que suscitó resistencia inicialmente”. A su modo de ver, esta estrategia sería similar, “ya que dos medicamentos diferentes con el mismo resultado podrían tener el mismo precio”. Asimismo, contemplaba que la industria perciba que ciertos fármacos no son rentables y, por tanto, los retire de la financiación, así como que en el momento de desarrollar dicha estrategia se tenga en cuenta el riesgo de desabastecimiento.

No opinaba igual Rita de la Plaza, que considera que en esas circunstancias los laboratorios no van a tener incentivos para desarrollar nuevas moléculas.

Rafael Borrás apuntaba que “por sencilla que parezca la pregunta”, una atorvastatina y una simvastatina no son iguales, ni lo son sus efectos secundarios. Invitaba a quienes han incluido esa propuesta en el plan a ver el coste de desarrollar medicamentos y recordaba que ese “experimento” se puso en marcha en Alemania, pero no dio resultado. “Es sorprendente y difícil de poner en práctica”, afirmaba.

Algo que tiene “muy claro” es que, aunque sea una aportación de la misma familia, “cuando sale un medicamento es para aportar algo, hay innovaciones con menor impacto a primera vista que mejoran la vida de las personas, y es algo que debe valorarse”.

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