Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma.
El debate de los precios de los medicamentos desfinanciados, al igual que los debates sobre el copago suelen tener muy poco de análisis sosegado y visión a largo plazo y mucho de partidismo. A pesar de ello, los problemas denunciados, actualmente por los socialistas, pueden tener importancia para algunos casos, personas o enfermedades, a los que hay que dar una respuesta, aunque sea caso a caso.
Vaya por delante que considero primordial defender la libertad de los laboratorios para subir, bajar o hacer lo que quieran con el precio de sus medicamentos una vez que el Sistema Nacional de Salud ha considerado que no es necesaria su inclusión en la prestación farmacéutica. Ese incremento de precio, más allá de maximizar beneficios, tiene que ir destinado a incrementar sus ventas, vía publicidad, una vez que al salir de la prestación muy pocos médicos continúan prescribiendo estos medicamentos. Situación que, por otro lado, no entiendo.
Precios de los desfinanciados: ‘diálogo de sordos’ entre Gobierno y PSOE
También quiero dejar claro que, en un mercado abierto, como ha ocurrido, si el precio de un bien sube por encima del valor que tiene, dejará de ser comprado y surgirán alternativas de competencia que cubrirán el hueco al precio adecuado de ese producto. Esa maravilla llamada competencia se ocupa de arreglar muchos de los desmanes producidos, en su caso. Y eso es lo que ha sucedido en muchos de los casos de medicamentos que fueron desfinanciados y han subido sus precios: han surgido alternativas con el mimo principio activo y a precio mucho menor, especialmente por parte de compañías de genéricos. Y así ha sucedido.
No son pocos los casos en los que se ha comercializado un medicamento que cubre la posible laguna que se podría crear por causa económica y ofrece una alternativa al que ha subido su precio, pero a menor PVP dando, de este modo, posibilidad de elección al paciente. Porque lejos de la justificación que en muchos casos se ha hecho para la desfinanciación, estos medicamentos no son de baja utilidad terapéutica, sino todo lo contrario.
A pesar de ello, creo que el SNS no puede pagar todo para todos, gratis y siempre, como se preguntaba en un libro de la Fundación Gaspar Casal de hace unos años y, sin ánimo de ser demagogo, el sistema, los decisores, tienen que elegir entre pagar esto o pagar los tratamientos para el cáncer. Para mí, no hay duda.
Dicho esto, creo que es necesario analizar la situación que ha sido denunciada por el portavoz del PSOE en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, Jesús María Fernández. Es una realidad que la desfinanciación de un medicamento es igual que llevar su copago al 100%, y sin topes. De este modo, sí que puede resultar un problema para algunas personas que, necesitando esos medicamentos eficaces y eficientes, no pueden asumir su coste. Aquí, sí que se puede generar una situación de falta de acceso y equidad, al igual que en las tarjetas TSI 003 (aportación del 40% en personas con ingresos hasta 18.000 euros, donde pone siempre el foco Francisco Igea). Por el contrario, no considero que con los topes establecidos para pensionistas se pueda propiciar esta situación de falta de acceso. Y si lo hay, es por un problema mucho más grave, de emergencia social.
Por todo ello, veo lógica en pedir que se busquen soluciones a los medicamentos desfinanciados o a los pacientes con TSI 003, pero veo demagogo y partidista, además de equivocado para el futuro y la sostenibilidad del SNS, pedir que se revoquen todas las desfinanciaciones, que se eliminen los copagos o simplemente que se vuelva a los establecidos previamente a 2012. Todo eso solo se entiende en la lucha partidista. Creo que todos los partidos deberían analizar y determinar si nuestra sanidad puede financiar todo para todos, sin que eso suponga abocar al sistema a una ruina segura dentro de unos cuantos años. Por ese motivo, considero que es esencial hacer un análisis sosegado, sanitario, económico y social sobre la amplitud de los copagos. Si los tienen en todos los países de nuestro entorno, si los defienden economistas de la salud de todos los ámbitos, no es por capricho.
Además, creo que sigue siendo necesario concienciar a los usuarios del coste de la prestación y que, aunque él no pague nada, nos cuesta mucho a todos. Algo que no parece haber cuajado en muchos pacientes a la vista de las fotos que pueblan las redes sociales con los ‘regalos’ que se dejan en los Puntos Sigre… y lo que no llegará, como se puede ver en la imagen que acompaña a esta información.
Por ese motivo, estoy convencido de que, si se pusiera no ya un euro, como se intentó hace unos años en Cataluña y Madrid, sino 5 céntimos de tasa por receta, que se cobrara en el Centro de Salud, serían muchos los pacientes que le dirían al médico que no emitiese la receta ya que tiene cajas de sobra en casa. ¿5 céntimos? Sí, solo hay que ver lo que ha ocurrido en los supermercados con las bolsas de plástico. Todo el mundo lleva la suya por no pagar ni 2 céntimos.
Pero volviendo al tema de los medicamentos desfinanciados. Creo que en algunos casos sí que se puede crear un problema a los pacientes que, por su patología, necesiten algunos de los fármacos desfinanciados de forma crónica. Para esos casos, tal vez sería necesario revisar el listado de medicamentos que mantengan alguna indicación financiada para aliviar la situación a esos pacientes. Si no, otra alternativa como el apoyo de los servicios sociales.
Por todo ello, creo que el Gobierno se equivocaría en caso de enrocarse en no matizar su posición de 2012 para adaptarla a las necesidades reales de los pacientes más desfavorecidos y el impacto sobre el sistema sería despreciable si se analiza bien y se establecen los mecanismos de control necesarios para evitar los fraudes. Para mí, esa sería la solución más que intervenir en el mercado libre pese a que la propia Ley de Garantías parezca permitirlo.
José María López Alemany es director de Diariofarma.