MARTES, 22 de septiembre de 2015 (HealthDay News) -- Un medicamento que combina un antitusivo con un fármaco cardiaco podría ofrecer una opción más segura para calmar la agitación que afecta de forma común a las personas que sufren de Alzheimer, sugiere un nuevo ensayo clínico inicial.
El estudio de 220 pacientes de Alzheimer encontró que el fármaco, llamado Nuedexta, en general aliviaba los síntomas de agitación en un transcurso de diez semanas.
Y no empeoró los problemas de memoria, pensamiento y juicio de los pacientes, informaron los investigadores en la edición del 22 al 29 de septiembre de la revista Journal of the American Medical Association.
A medida que la enfermedad de Alzheimer avanza, las personas con frecuencia pasan por periodos de agitación, que pueden abarcar desde estar inquieto y caminar de un lado a otro hasta conductas agresivas como gritos, pleitos y destruir objetos.
Siempre es mejor si esos problemas se pueden manejar sin medicamentos, dijo el Dr. Sam Gandy, profesor de neurología y psiquiatría del Hospital Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.
Pero algunas personas terminan necesitando fármacos, lo que ahora significa antipsicóticos que se desarrollaron para afecciones como la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
"Esos fármacos básicamente se colaron en el tratamiento del Alzheimer", dijo Gandy, que también es vocero de la Federación Americana de Investigación sobre el Envejecimiento (American Federation for Aging Research).
Gandy explicó que el problema es que cuando se administran a los pacientes mayores de demencia, los antipsicóticos pueden tener efectos secundarios graves, como un declive mental más rápido y complicaciones cardiacas.
El nuevo estudio evaluó los efectos de Nuedexta, porque es potencialmente más seguro y ya está en el mercado para tratar una afección neurológica poco conocida llamada afecto pseudobulbar.
El medicamento es una combinación del antitusivo dextrometorfano y quinidina, un fármaco que trata unos ritmos cardiacos anómalos llamados arritmias.
El afecto pseudobulbar se refiere a estallidos involuntarios de risa o llanto que suceden a personas con daño cerebral o con ciertas enfermedades neurológicas, como Parkinson, enfermedad de Lou Gehrig y Alzheimer.
Los nuevos hallazgos sugieren que el medicamento también ayuda a calmar la agitación relacionada con el Alzheimer. Pero es demasiado pronto para saberlo con certeza, dijo Anne Corbett, una investigadora sobre la demencia que es coautora de un editorial que se publicó junto al estudio.
"Es importante recordar que estos resultados son iniciales", dijo Corbett, que trabaja en el Colegio del Rey de Londres, en Reino Unido.
"Se necesita un ensayo mucho más grande antes de que las personas puedan confiar en el beneficio que se vio aquí", planteó.
Y aunque el medicamento no pareció acelerar el declive mental, sí tuvo efectos secundarios, apuntó Corbett. Casi el 9 por ciento de los pacientes que tomaban el fármaco sufrieron una caída, y el 5 por ciento contrajeron infecciones del tracto urinario, según los hallazgos.
"Las caídas en las personas mayores siempre son preocupantes", concurrió Gandy. Añadió que, desafortunadamente, esas caídas también son un riesgo que se prevé con el uso de los fármacos que suprimen al sistema nervioso central.
Para el estudio, unos investigadores dirigidos por el Dr. Jeffrey Cummings, del Centro para la Salud del Cerebro Lou Ruvo de la Clínica Cleveland, en Las Vegas, reclutaron a 220 pacientes que sufrían de agitación relacionada con el Alzheimer.
Primero, los investigadores asignaron al azar a 93 pacientes a tomar Nuedexta, y a 127 a tomar unas cápsulas de placebo de aspecto idéntico todos los días durante cinco semanas. En ese momento, 59 pacientes que no mostraban ninguna respuesta al placebo comenzaron con el fármaco real, y otros 60 siguieron con el placebo.
Avanir Pharmaceuticals, que fabrica el Nuedexta, financió la investigación.
En un transcurso de diez semanas, los pacientes que tomaban el fármaco mostraron un declive en una escala estándar utilizada para medir los síntomas de agitación. En promedio, sus puntuaciones se redujeron del rango de 6 a 7 puntos a justo por debajo de 4 puntos.
"Se trata de un cambio significativo", dijo Gandy, que no participó en el estudio. "Los efectos serían notables y ofrecerían un alivio significativo".
Dado que Nuedexta ya está en el mercado, los médicos tienen cierta comprensión sobre la seguridad a largo plazo del fármaco, anotó Gandy. "Esto significa que podría estar disponible para un uso generalizado en relativamente poco tiempo", comentó.
Pero Gandy añadió que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. todavía tiene que expresar su opinión.
En teoría, los médicos tienen la libertad de recetar cualquier medicamento aprobado "fuera de etiqueta" para afecciones distintas del uso aprobado oficialmente. Pero si Nuedexta se receta fuera de etiqueta para la agitación, las familias mismas tendrían que pagarlo, apuntó Gandy.
¿Por qué ayudaría con la agitación un fármaco que combina un antitusivo con un antiarrítmico? No está claro del todo, dijo Gandy. Según la farmacéutica Avanir, se cree que el Nuedexta funciona en áreas del cerebro que coordinan la "expresión emocional".
Tanto Gandy como Corbett enfatizaron que primero se debe gestionar la agitación sin fármacos.
Gandy explicó que en los hogares de ancianos con frecuencia eso conlleva separar a un paciente agitado de los demás, para poder "consolarlo" y darle tiempo a calmarse.
Comprender qué provoca el problema también es clave, dijo Corbett. A veces se trata de dolor, o incluso de deshidratación, explicó. Asegurarse de que los pacientes de Alzheimer estén cómodos y se mantengan hidratados puede ayudar.
La interacción social y las "actividades agradables" también pueden evitar la agitación, sugirió Corbett. "Por supuesto, hay que individualizarlo para cada persona, pero podría tratarse de ver fotografías viejas, dar un paseo por el jardín o ayudar a cocinar", dijo.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Sam Gandy, M.D., Ph.D., professor, neurology and psychiatry, Mount Sinai Hospital, New York City; Anne Corbett, Ph.D., senior lecturer, dementia research, King's College London, England; Sept. 22/29, 2015, Journal of the American Medical Association