El gasto farmacéutico a través de recetas creció en el primer trimestre de 2025 un 4,04% respecto del mismo periodo de 2024. Sin embargo, hay un dato que ha llamado la atención: la inversión en el mes de marzo ha crecido un 9%.
El incremento es, ciertamente llamativo, ya que el número de recetas subió en marzo un 6,67% respecto del tercer mes de 2024. Se trata, sin duda, de una situación extraordinaria, pero que tiene una explicación: la Semana Santa.
En 2024 la Semana Santa transcurrió entre los días 24 y 31 de marzo. De este modo, la mayoría de las comunidades autónomas tuvieron dos días menos de facturación en marzo de 2024 que en marzo de 2025, una diferencia que equivale al 7,7 % de los días laborables y que suele tener un impacto significativo. Por el contrario, en 2025, la Semana Santa ha sido íntegramente en abril, por lo que marzo tuvo 25 días con las farmacias abiertas.
Un elemento adicional para tener en cuenta fue que en algunas comunidades como Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana, La Rioja, País Vasco y Navarra fue laborable el Jueves Santo y festivo el Lunes de Pascua, que en 2024 cayó el 1 de abril. Son, precisamente, las comunidades donde la comparativa de marzo presenta menos diferencias. La excepción es Extremadura, que se cuela entre las regiones con menor incremento del número de recetas facturadas. Todas ellas tuvieron en vez de dos días menos de facturación, solo uno.
Esta puede ser una explicación plausible del comportamiento de la facturación de recetas de marzo. Una situación similar, con la Semana Santa concentrada en un mes distinto en años consecutivos se dio por última vez en 2016 y 2017. En aquella ocasión, el diferencial de crecimiento entre marzo y abril fue de casi nueve puntos porcentuales ya que en marzo de 2017 respecto al mismo mes del año anterior el gasto subió un 5,87%, mientras que en la comparativa de abril se contrajo un 2,94%.
Por tanto, es esperable que en la facturación de recetas de abril la situación cambie radicalmente, y nos situemos cerca de crecimientos nulos o incluso negativos ya que a los días propios de la Semana Santa habrá que sumar el 28 de abril que, con el apagón, paralizó gran parte de la actividad.
Valoración por Sanidad
Durante la presentación del Informe 'Financiación de medicamentos innovadores en España', César Hernández, director general de Cartera Común del SNS y Farmacia, fue preguntado por la evolución del gasto en recetas. Sin entrar a valorar datos concretos, Hernández defendió una visión estratégica del gasto farmacéutico entendido como inversión con retorno en salud, más que como una cifra puramente contable. Subrayó que, si bien es imprescindible monitorizar y seguir la evolución del gasto, lo fundamental es cómo se orienta ese dinero: “Tratamos de orientarla hacia convertir ese gasto en inversión, un principio que todos queremos”. Por ello, vinculó los cerca de 24.000 millones de euros anuales destinados a productos farmacéuticos con la capacidad de generar ciclos virtuosos que incluyan innovación, fabricación nacional, autonomía estratégica y, en última instancia, mejor acceso y sostenibilidad. Y a este respecto, mencionó que todo ello debe enmarcarse en la Estrategia de Industria Farmacéutica impulsada por el Gobierno como paraguas de este enfoque.
Hernández insistió en la necesidad de que la política farmacéutica contribuya a que el acceso a la innovación no quede penalizado por restricciones presupuestarias, y para ello, planteó reformular el uso de los recursos disponibles. “Tenemos que buscar formas por las que el acceso no se vea penalizado por el gasto-inversión”, afirmó, y propuso revisar aquellas áreas del sistema menos eficientes. La clave, señaló, está en identificar espacios donde el gasto sanitario “no rinde adecuadamente en términos de salud, calidad de vida o productividad”, y redirigir esos recursos hacia intervenciones que sí lo hacen. Como ejemplo, aludió a la medicina personalizada y los biomarcadores, áreas que requieren una inversión inicial significativa, pero que, si están bien dirigidas, devolverán beneficios al sistema en forma de eficiencia clínica, ahorro y salud pública.