Los pacientes franceses reclaman más servicios de la farmacia. De entre ellos, la vacunación se sitúa en el primer lugar de las reivindicaciones que han realizado más de 50.000 ciudadanos encuestados por Pharma Système Qualité, tal y como recoge DigitalFarmadrid, la publicación del Colegio de Farmacéuticos de Madrid. Según este estudio, además piden test de cribaje, como los test rápidos de diagnóstico del VIH, que son pedidos por la mitad de los consultados. Además, el farmacéutico también se siente como el profesional preparado para ofrecer citas personalizadas de prevención.
El diario especializado Le Quotidien du Pharmacien ha querido ir más allá, y a la vista de los resultados de las encuestas se ha preguntado si es que los pacientes franceses eran muy exigentes. La respuesta a la que ha llegado el propio medio es que no. Por el contrario, considera que los ciudadanos son plenamente conscientes de las competencias de sus farmacéuticos y, además, un tercio estaría dispuesto a pagar por estos servicios.
“El alta hospitalaria es el primer punto de reencuentro con el farmacéutico de farmacia”, recuerda Jean-François Thébaut, miembro del colegio del a Alta Autoridad de la Salud. Como señala Alain Astier, profesor de farmacología y farmacia clínica y miembro de la Academia de la Farmacia, actualmente hay “una ruptura total entre la hospitalización, momento en el que el paciente es cuidado, y su vuelta a casa, donde se encuentra solo, en un vacío sideral”, asegura.
Según Astier, esta ausencia de "lugar orgánico" es especialmente inquietante en el uso de ciertos medicamentos innovadores. "La mayoría de las veces, los farmacéuticos de farmacia, como los médicos generalistas, no conocen los efectos no deseados. O su toxicidad necesita un seguimiento en la vida real", apunta sugiriendo que la recogida de datos puede ser parte de las nuevas funciones del farmacéutico, así como la prevención de la interrupción del tratamiento. Por ejemplo, con la cronificación del cáncer, muchos pacientes acaban por dejar su tratamiento. Se estima que "el 30 por ciento de las mujeres tratados con tamoxifeno no siguen la medicación al cabo de un año", lamenta Astier. Si las farmacias están preparadas para implicarse en estos cambios, podrán seguir sujetas a acuerdos convencionales con los sistemas públicos. La remuneración de los farmacéuticos para estas nuevas funciones es otro motor esencial de estos cambios.